Los temas pendientes en la Agricultura comercial de Sinaloa
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epalaublanco@yahoo.com.mx
1) La concentración en tres cultivos graneros, prácticamente a nivel de monocultivo encabezado por el maíz, que además fomenta la contaminación ambiental.
2) La necesidad de definir el esquema de comercialización ante el cambio de gobierno que ha concentrado sus esfuerzos en la agricultura de subsistencia -principalmente en el sureste del país- más una atención emergente e improvisada a la comercialización en Sinaloa y los apoyos a la agricultura comercial.
3) La desatención de gobierno y productores de cuidar el medio ambiente, por la excesiva práctica orientada solo al rendimiento, sin contemplar los daños evidentes al medio ambiente. Hay de novedad ahora la restricción a la importación de un agroquímico (el glifosato) contaminante que generó la necesidad de la multinacional Bayer de pagar una suma estrafalaria de compensaciones.
4) La competencia desleal de la producción americana que estimula la sobreproducción y precios excesivamente bajos de los últimos 5 o 6 años, con impresionantes apoyos a sus productores y sin la soberanía alimentaria de México, entregada con el TLCAN.
El programa de apoyos directos de Estados Unidos para 2020, se estima en 37 mil 200 millones de dólares*, esto representa el 36.2 por ciento del ingreso agrícola para los productores en este año. Un aumento de 65 por ciento sobre el presupuesto del año anterior para este año Pero esto no es todo, hay que agregar los programas suplementarios de asistencia por desastres de Trump como consecuencia del coronavirus. El “Coronavirus Food Assistance Program” de pérdida de ingresos por el coronavirus es de 23,400 millones de dólares.
No ha habido una dirección clara del gobierno federal (en este sexenio ni en los anteriores) para buscar decididamente la diversificación de cultivos por regiones, de acuerdo a la vocación de las zonas, las ventajas comparativas y la capacidad del mercado de compra. Todo queda en el discurso.
Mientras tanto, continua la concentración en 3 cultivos, con la sobre producción e inventarios que llevan más de dos años en comercializarse y los efectos contaminantes de un monocultivo. Los productores siguen dependiendo mucho de la guía y dirección del gobierno federal y el gobierno ha sido pasivo en la lucha contra la contaminación.
La historia de la agricultura comercial se remonta a la revolución verde, con el uso de variedades de plantas de alto rendimiento y mayor riego, la mecanización de la producción agrícola y el uso de fertilizantes y plaguicidas nitrogenados. La Revolución verde fue una respuesta al desafío de la época.
Pero señala el Informe presentado por el Relator Especial sobre el derecho a la alimentación, Olivier De Schutter a la asamblea general de la ONU del 24 de enero de 2014, que se refiere a un incremento de los monocultivos y Sinaloa no es la excepción: “una pérdida considerable de la biodiversidad agrícola, así como a una aceleración de la erosión del suelo, por el uso excesivo de fertilizantes químicos que contamina el agua dulce, aumentando su contenido de fósforo, que se traduce en un incremento estimado del ingreso de fósforo en los océanos de unos 10 millones de toneladas anuales. La contaminación del agua por fosfato y nitrógeno es la principal causa de la eutrofización, el aumento de los procesos naturales de fertilización debido a la actividad humana que acelera el crecimiento de algas que absorben el oxígeno disuelto, necesario para mantener las poblaciones de peces”.
Se requiere un serio esfuerzo de educación y concientización de los productores, así como concientización de las autoridades.
Tres productos: maíz, garbanzo y frijol, concentran en 2020 el 90 por ciento de la superficie total dedicada a los granos y oleaginosas con el 94 por ciento de la producción total en toneladas del estado. En maíz se dedicó el 73 por ciento de la superficie total cultivada con granos, incurriendo en sobre producción todos los años.
Se contempla que, de maíz, Sinaloa no debía producir más de 3.5 millones de toneladas, lo que a su vez le representaría un precio mayor en el esquema de agricultura por contrato; aunque esto tampoco resolvería el problema. De 2015 a 2020, en 3 de los seis años, la producción de maíz fue cercana a los 6 millones de toneladas.
Además de la sobre producción que deprime más los precios, provocada por la política agrícola de ese país, más radicalmente neoliberal. Que se traduce en sobre producción de los principales granos y las pérdidas consecuentes, solo compensadas con los grandes apoyos que se reportó, que se agrava con el arrebatado populismo de Donald Trump, que agrava la desventaja de los productores mexicanos frente a los americanos.
Además de la negativa rentabilidad de los cultivos en función de los precios y costos que se señalan el “Economic Research Service”: De los últimos 15 a 25 años, dependiendo del producto, en el algodón los productores americanos perdieron en 16 años (76 por ciento de los años) , maíz 16 años (67 por ciento de los años), cacahuate 17 años (68 por ciento), avena 12 años (80 por ciento), trigo 14 (64 por ciento) y soya 9 (39 por ciento). Una clara evidencia de la competencia desleal, cuando en todos los años tuvieron pérdidas en más de la mitad de los años transcurridos, con excepción de la soya. Producto de que el libre mercado en la agricultura no funciona por la dificultad de ajustar la oferta a la demanda. Con la pérdida total de la soberanía alimentaria. Arruinando la preservación de la biodiversidad, con una tecnología ciega ambientalmente.