Los retos para la sociedad
Hasta la fecha se ha estado planteando por estudiosos, especialistas y comentaristas, sobre los retos a los que se tiene que enfrentar el nuevo gobierno en cuanto a los asuntos y problemas que está dejando el gobierno de López Obrador en la inseguridad y el empoderamiento de la delincuencia organizada, así como el problema de Pemex con su “deuda eterna”, sus pérdidas constantes, su falta de eficiencia y su voraz sindicato, así como la falta de energía eléctrica, no sólo para el futuro crecimiento industrial, sino aún para satisfacer la demanda actual y su crecimiento ordinario.
Se preguntan los economistas cómo le va a hacer el Gobierno para cubrir los déficits públicos, que nada más para este año se presupuestó en un 5.2 por ciento del Producto Interno Bruto, pero en los cinco años anteriores también el gasto público ha sido mayor que los ingresos, déficits que tuvieron que cubrirse con deuda pública. También qué va a hacer el Gobierno con el problema educativo ante las escuelas deterioradas, sin equipamiento adecuado, con maestros mal pagados y sin la capacitación en las nuevas metodologías; con programas de educación retrasados, sin textos ni equipo electrónico.
-Los problemas de salud.
-El problema de la migración y los problemas del cambio climático, de contaminación ambiental, la falta de agua, la erosión del suelo y la tala impune de los bosques.
-El retraso tecnológico por la falta de estímulos y reconocimiento a investigadores y científicos y el retraso en comunicación, sea en internet, telecomunicación, etc.
-La falta de mantenimiento a carreteras, caminos, vías férreas, aeropuertos e instalaciones portuarias.
-El debilitamiento del Estado de Derecho, la falta de respeto a los derechos humanos y el debilitamiento de la democracia.
En fin, son las preguntas que nos hacemos todos, aunque pareciera que, como siempre, queremos echarle todo el paquete al Gobierno, a pesar de que las consecuencias de esos problemas tendrán efectos mucho mayores sobre la sociedad. Los gobiernos van y vienen, pero la sociedad permanece; la inseguridad afecta más a nuestras familias que a los gobernantes; la falta de educación es contra los hijos de los trabajadores, campesinos y pequeños empresarios; los efectos del cambio climático es contra los ciudadanos y no se diga en cuanto a la falta de buenos servicios en el seguro social, y las instalaciones oficiales de atención médica.
Ante los resultados que se tienen en las elecciones de éste domingo 2 de junio, es menester preguntarse: ¿qué va a hacer la sociedad para enfrentar no sólo a un gobierno que anuncia continuar con las ideas que han deteriorado las instituciones ciudadanas y las estructuras sociales y jurídicas y más grave aún, que han provocado la desunión de los ciudadanos?¿Qué debe hacer la sociedad al margen de lo que haga el Gobierno o de lo que pretenda hacer?
Ahora más que nunca es cuando la sociedad debe organizarse; siempre se ha hablado de “la delincuencia organizada” y prácticamente nadie se refiere a la sociedad organizada. Habrá que organizarse para exigir al Gobierno que haga lo que le corresponde y lo que la ley le mandata.
Habrá qué organizarse para tener una mejor educación, cuidar escuelas y maestros; para cuidar a los niños de la drogadicción; la violencia, la vagancia y la indolencia; tendremos qué organizarnos para aportar la parte que nos corresponde en el saneamiento ambiental, el cuidado del agua, del suelo y de nuestros litorales y debemos fortalecer los organismos agrícolas, de pesca, de ganaderos y de turismo.
Hay que fortalecer las organizaciones familiares, religiosas, deportivas, artísticas y culturales en general.
Urge cuidar parques y jardines, campos deportivos y áreas de esparcimiento sociales.
Exigirnos a nosotros mismos tener un mayor cuidado en las relaciones y aceptación de personas y familiares que se sabe están involucradas en el narcotráfico. Hemos sido laxos en aceptar a delincuentes por la atracción del dinero que gastan a manos llenas; tenemos que manifestarles nuestro rechazo aunque sean parientes, para evitar que contaminen más a nuestras familias.
En fin, la sociedad, los ciudadanos de bien, todos nosotros, tenemos mucho que hacer en defensa del empleo, las empresas, la propiedad privada y nuestros derechos a la vida, a la libertad, la justicia y la verdad, y de nuestros ideales de una vida mejor de hoy y de mañana.
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