Los otros tuvieron la culpa

30 mayo 2020

""

Cuauhtémoc Celaya Corella

celayacorella@hotmail.com

Hasta para insultar hay estilo, Inge, y la 4T, lo menos que tiene es estilo. El fin de semana pasado se desató una situación con la Secretaria del Trabajo por no portar cubreboca en la visita a un supermercado. Fue filmada por una agencia y subida a las redes, aquellas benditas en tiempo de campaña. Y como un mal del mundo salido de la caja de Pandora, se esparció por todo el país. Es bueno esto para la 4T, porque con eso distrae la atención, sobre los altos cobros de energía, el aumento de la gasolina, la corrupción en el gobierno actual, la falta de apoyo a los estados y municipios y tantos y tantos problemas que con una hora por la mañana no alcanza a atajar quien cree que puede, pero no sabe cómo.

No te comentaré sobre eso Inge, porque probado está la carencia de una estilo eficiente de gobernar, porque no lo hay. Va el régimen en franco descenso y ni el ejército defensor que le maneja las redes para insultar y querer destruir el contrapeso, puede bajarle velocidad a la caída. Y en esto todos vamos a perder. La culpa será de quien dio el portazo. Pues lo de la Secretaria Alcalde hizo que subiera a la red, la otra mujer fuerte del régimen, Inge, no, la ex ministra no lo es, sino la de Energía, quien llamó a los contrarios con el mote grosero de bestia herida de muerte. Sin duda, frase que refleja un elevado odio, que busca destruir a como dé lugar para saciarlo.

Qué pena que cargados con ese veneno, se sienten a la derecha y a la izquierda del señor de Palacio Nacional. Imagina Inge, en lo privado de la oficinas palaciegas, cómo se dirigirán a los sectores productivos, sociales, educativos, y de inversión, los Bartlett, las Nahle, las Alcalde y los y las otros que forman el sumiso primer círculo del Presidente. Las paredes oyen, tituló una obra Juan Ruiz de Alarcón.

La emergencia sanitaria continuará porque quienes deberían ayudar a la autoridad sanitaria, no lo hacen. Me refiero a la población civil, sobre todo la población de los jóvenes. Pero es que no hay una visión única de interés para solventarla. El desarreglo viene de arriba, de donde se empieza a barrer la escalera. Cuando se veían venir los contagios, no se presentó un programa con los gobernadores de cómo se actuaría y cómo respondería el Estado en conjunto. Se manejaron ambigüedades, y se formaron bloques de gobernadores y otros actuaron por su cuenta.

Hoy se pagan las consecuencias.

Fue más la soberbia de los López, que los decibeles de quienes le expresaban el sentido de responsabilidad que debía de tomarse de manera cooperativa entre todos. Se prefirió buscar a los fantasmas del neoliberalismo y los rescoldos del pasado, pero continuar peleando.

Hoy le urge al Presidente dar un banderazo para iniciar una obra que no aportará nada a los ingresos, y si desviará millones de recursos que faltarán más adelante, cuando entienda de que la emergencia no terminará un día, porque lo digan por la mañana o porque lo digan por la tarde.

Ve Inge, como se suman los demonios a los que hizo alusión en los 90, aquel político Mario Ruiz Massieu. Como en los tiempos priistas, cuando políticos algunos ahora en Morena, no aguantaban la crítica, y en defensa, buscaban destruir por cualquier medio a sus críticos. Ahora como ayer, eran los conservadores.

Pobre visión en verdad, en lugar de ponerse a hacer su trabajo, que es lo que se espera de ellos, prefieren la sorna, exhibir lo que no pueden demostrar, al cabo tienen otros datos. Alguien con cordura y madurez, le debiera decir al jefe de todos, lo que es ser Presidente, leerle sus funciones como tal y buscar que se erija no como el comandante supremo de las fuerzas armadas, sino armarse de fuerza para enfrentar los muchos problemas actuales.

El 2020 será un año perdido, para recordar cómo no pudo un gobierno trabajar con ideas y estrategias que, sin ser mentiras, hubieran podido ser decisivas para contribuir a hacer menos grave lo que convirtieron en una verdadero problema.

Una comparación que me pareció graciosa, le leí a un crítico de la capital. Decía que un niño llega a casa con su boleta con materias reprobadas, y al reclamarle la madre, el niño se excusa diciendo que los otros niños del salón ni estudian ni ponen atención, a lo que la madre le reprende diciéndole, aquellos niños a mí no me importan, eres tú quien debió haber puesto atención y resolver lo tuyo. Si lo hubieras hecho, te hubiera ido bien.

Dice, así está el Presidente, ante sus resultados, los otros tuvieron la culpa, los otros no me dejan hacer, los otros se corrompieron, los otros se aliaron al capital, a lo que la patria como madre le diría, qué otros ni qué otros, tú no estás haciendo las cosas, tú eres el inepto, tú no tienes idea, tú eres el reprobado en el momento actual. Con eso, todo está dicho, Inge.

Para cerrar, veo el lanzamiento de los astronautas y me doy cuenta que no están guardando su sana distancia.