Los obispos y el Presidente

Rubén Aguilar
30 noviembre 2023

Por primera vez en lo que va de su sexenio, el Presidente Andrés Manuel López Obrador se reunió con el pleno de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), compuesta por 133 obispos.

El pasado 15 de noviembre, mientras la CEM tenía su 115 Asamblea Plenaria, el Presidente solicitó ser recibido por los obispos, que aceptaron su petición. Durante la mañanera de ese día anunció que iría a la reunión de la CEM, pero que no llevaría “preparado ningún mensaje” sino que solo les “explicaría lo que estamos haciendo y por qué lo hacemos”.

Y también para responder a sus preguntas y dudas y reiterarles que “somos respetuosos de todas las religiones, de todas las iglesias y también respetamos a los no creyentes”.

De lo que ocurrió en la reunión se sabe por parte de declaraciones de la CEM; el Presidente no quiso dar importancia al encuentro a pesar de que lo pidió.

La presidencia de la CEM dijo que a López Obrador se le presentaron los temas que estaban a discusión y análisis en esta Asamblea de los obispos. Y estos fueron “la descomposición del tejido social, el proceso de construcción de la paz y, de manera especial, se habló de la preocupación de la Iglesia sobre el problema humanitario de los migrantes en todo el País”.

De acuerdo a la CEM, el Presidente durante su intervención “habló de los temas que suele presentar en sus informes durante sus conferencias de prensa diaria”. En forma especial “sobre cuestiones de inversión extranjera, empleo, las remesas, la estabilidad económica, el problema de la drogadicción, entre otros, con datos muy optimistas”.

Es positivo que López Obrador haya solicitado reunirse con la CEM, aunque sea en el quinto año de su gobierno. La relación entre éste y la Iglesia católica se ha caracterizado por la tensión. Cada vez que la Iglesia institucional o sacerdotes en lo particular hacen pública alguna posición crítica, el Presidente reacciona de manera muy agresiva e incluso agrede personalmente a quienes las emitieron.

La Iglesia católica, ante la manera que el Presidente entiende la política y el ejercicio de la libertad de expresión, que entre otras cosas no acepta ninguna crítica, ha optado, en una decisión consciente y razonada, por mantener muy bajo perfil y hacer el mínimo posible de declaraciones públicas.

En lo personal, como creyente y fiel de la Iglesia católica, no estoy de acuerdo con la posición asumida por la CEM y los obispos que la integran. Pienso que han dejado de lado temas que se tenían que pronunciar con independencia de la reacción del Presidente.

Me han explicado que frente a la manera de reaccionar de López Obrador ante cualquier crítica de la Iglesia institucional, lo mejor es evitarla para no fomentar la polarización dentro de la población en su mayoría católica.

La CEM asume, entonces, que ante la agresividad e irresponsabilidad de López Obrador, a la Iglesia le toca actuar con mucha prudencia para evitar los exabruptos presidenciales, que a nadie benefician y sí tensan la relación entre el Gobierno y la Iglesia.