Los impresentables

Rubén Martín
29 diciembre 2020

""

@rmartinmar

SinEmbargo.MX

 

En una decisión que calificaron de histórica, las dirigencias de los partidos Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD), anunciaron el pasado 22 de diciembre su intención de formar la alianza electoral Va por México, para competir juntos en los comicios federales de junio del próximo año para renovar la Cámara de Diputados. Su intención es “salvar a México”, según el comunicado firmado por los dirigentes Jesús Zambrano Grijalva, del PRD; Alejandro Moreno Cárdenas, del PRI, y Marko Cortés Mendoza, del PAN.

Pero temo que esta coalición pasará a la historia no por su pretencioso objetivo de “salvar a México” sino como un gran fracaso político y como uno de los actos de traición e incongruencia más memorable de la vida de la partidocracia mexicana.

Y esto es así porque por más discursos, programas de gobierno y palabrería publicitaria, la intención real que anima a estas dirigencias y las organizaciones pro empresariales que las respaldan, no es “salvar a México”, sino impedir que siga gobernando el actual partido hegemónico, Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Y esto es válido, pero que lo digan abiertamente y no se presenten como eventuales salvadores de un país que ellos mismos han llevado a la destrucción y al abismo.

En aras de impedir que Morena siga en el poder, los dirigentes del PAN, PRI y PRD olvidan todos los principios, las ideologías, las convicciones, las identidades, la ética política que inspiró a cientos de miles de militantes en el pasado siglo; todo esto se hace a un lado para alcanzar un objetivo pragmático: sacar a Morena del poder.

Los actuales dirigentes del panismo y perredismo se olvidan de sus principios, de la congruencia, y en el camino traicionan a sus muertos y caídos en la larga lucha contra del priismo autoritario que no solo les robó elecciones sino que los persiguió y reprimió.

Marko Cortés y la impresentable dirigencia del PAN parecen olvidar que fueron gobierno priistas que durante varias décadas se robaron elecciones ganadas por los antiguos militantes panistas en condiciones muy difíciles y adversas como en León en 1944, en San Luis Potosí, en Guadalajara o el histórico “fraude patriótico” en Chihuahua en 1986. En congruencia en su lucha contra el fraude, la antigua militancia panista salió a luchar por sus triunfos y esas protestas terminaron, en no pocas ocasiones, en represión o masacres como en León en 1945 (se puede consultar de Soledad Loaeza este texto: https://www.nexos.com.mx/?p=15294).

A los pragmáticos panistas que hoy aceptan aliarse al PRI, se les olvida que muchos de los antiguos militantes congruentes con sus principios se encadenaron, marcharon, hicieron huelgas de hambre, caminatas, caravanas, resistencia civil pacífica y otros repertorios de protesta para luchar contra el autoritarismo y la represión desatada por gobiernos del PRI. Y ahora irán coaligados.

A la impresentable dirigencia del PRD se le olvida que en su fundación en 1988 y 1989, confluyeron en esa organización miles de militantes de movimientos y luchas sociales de todo el País, herederos de las luchas de ferrocarrileros, maestros, médicos, estudiantes, colonos, artistas, intelectuales, campesinos, jornaleros que dieron históricas batallas por la democracia y los derechos políticos en este país. Luchas que se saldaron con los hechos represivos más duros y atroces como la matanza de 1968, el Halconazo, y la Guerra Sucia.

A Jesús Zambrano parece olvidarse que un gobierno priista ordenó el asesinato de Francisco Javier Ovando y Román Gil en la víspera de la elección del 6 de julio de 1988 y que en los primeros años del PRD, el gobierno priista de Carlos Salinas de Gortari fue responsable del asesinato de cerca de 600 militantes.

Se le olvida al PRD actual que su ahora socio electoral, el PAN, se alió con el PRI para avalar el fraude de 1988 a cambio de que le regalaran (reconocieran) triunfos electorales en gubernaturas, comenzando con Baja California en 1989, mientras a los candidatos del PRD se les imponía fraude. Se le olvida la quema de boletas electorales, las concertacesiones y la represión a las movilizaciones contra el fraude electoral.

Al PRI se le olvida que PAN y PRD los acusaron de ser el causante de los males nacionales, el equivalente de corrupción y sumisión, de pertenecer a un partido de mansos corderos al servicio del Presidente en turno. ¿Dónde está el humanismo que defendían los panistas, el nacionalismo revolucionario de los priistas o el partido de movimientos sociales que decía representar el perredismo?

¿Qué programa congruente con sus principios, su historia y su memoria pueden presentar juntos opciones políticas tan distintas (al menos en el papel) como son las que representan el conservadurismo liberal del PAN, el nacionalismo estatista del PRI y la izquierda socialdemócrata del PRD? Saldrá un guacamole ideológico difícil de tragar. Nada importa. El pasado y la memoria se hacen vilmente a un lado para alcanzar ahora un acuerdo, una alianza justificada en la salvación de México.

¿Pero de qué demonios van a salvar a México una panda de impresentables, de políticos que traicionan sus principios, su ideología, sus identidades y su pasado? ¿Con qué cara se alían con un partido que apenas unos años atrás representaba todo contra lo que querían luchar y cambiar en el País?

Se juntan bajo la justificación de que Morena ahora representa lo peor del viejo PRI y tal vez tengan razón, pero la alianza de los impresentables no los convierte por magia de la coalición, en la oposición salvadora de la actual crisis cuando ellos son responsables directos y principales del desastre de país que tenemos ahora.

La alianza de los impresentables es una vergüenza política de escándalo. ¿Con qué cara rescatan a cartuchos como Felipe Calderón corresponsable de la violencia organizada que padece la sociedad mexicana? ¿Con qué cara rescatan a figuras impresentables como Margarita Zavala?

Morena se está convirtiendo en un partido hegemónico que probablemente sea la suma de lo peor de la partidocracia tradicional, y eso es horrible. Pero es más horrible que PRI-PAN-PRD tengan la desfachatez de presentarse como “alternativa” de cambio opositora, cuando no solo son responsables del desastre nacional sino el ejemplo del que Morena se ha nutrido.

Por toda esa suma de incongruencias, traiciones ideológicas y a la vida de los auténticos opositores que cayeron en la lucha contra el autoritarismo priista, la alianza de los impresentables está destinada al fracaso. Representa apenas la alianza de dirigentes partidistas patéticos alarmados por la posibilidad de quedar sin hueso político para los próximos años, a quienes les aterra no seguir mamando del presupuesto.

Y por más campañas publicitarias que hagan, por más discursos encendidos presentándose como los salvadores del país, la sociedad mexicana difícilmente olvidará que PAN, PRI y PRD son corresponsables de las políticas neoliberales, de la destrucción de los bienes públicos, de las privatizaciones, de entregar las principales riquezas nacionales a un puñado de millonarios mediante concesiones, de crear los infiernos ambientales que ahora enferman a miles de mexicanos, de convertirse en una clase política ambiciosa y corrupta que sólo miraron para sus intereses grupales y personales y de llevar al País al desastre en el que hoy se encuentra.