Los héroes de la crisis de salud
""
Rafael Morgan Ríos
cp_rafaelmorgan@hotmail.com
México y el mundo están viviendo situaciones de crisis que se combinan y alimentan entre sí, cuyas consecuencias en salud, economía, empleo y problemas de convivencia y estabilidad emocional todavía no se pueden evaluar y cuyas soluciones no se alcanzan a prever.
La crisis de impacto inmediato y de consecuencias más sensibles es la crisis de salud que tiene a las sociedades y gobiernos de todo el mundo casi ante un “casus belli”, con heridos y muertes, con falta de recursos y personal, sin hospitales y clínicas suficientes y frente a gobernantes ocupados en otras cosas menos importantes que la vida humana, y sin informar completa y correctamente a la sociedad que los eligió.
Como en cualquier guerra, se tienen héroes y villanos, pero aquí se pretende resaltar la dedicación y entrega del personal de salud: de médicos y enfermeras, del personal de servicio y apoyo, de los encargados del traslado de enfermos y fallecidos, del personal administrativo y de los encargados de la cremación y sepultura de los que no pudieron superar la enfermedad. Se puede decir que esa es la situación normal del personal médico en general, pero la situación que se está viviendo es muy diferente por el grado de virulencia y contagio, por la cantidad de infectados, por la falta de medicamentos y de material indispensable para atender con eficiencia; porque también están poniendo en riesgo a sus familias y amistades y porque, muchas veces ni siquiera se les reconoce debidamente su esfuerzo y su riesgo, más aún, hasta han sufrido rechazo de otros pacientes, vecinos y ciudadanos en general, que los ven como portadores del virus.
Otros héroes son quienes en sus casas están cuidando a enfermos, confirmados o no, sin conocimientos suficientes y sin los cuidados mínimos para no propagar la epidemia. Son igualmente héroes, quienes han acatado las disposiciones de recluirse en sus casas en una situación inédita y muchas veces en casas con espacio muy limitado para sostener un “encierro” de varias personas en convivencia cercana y forzada, con problemas familiares no previstos. Igualmente son héroes quienes han tenido que cerrar sus negocios o perder su empleo, eliminando sus fuentes de ingresos, escasos y únicos, para quienes la sobrevivencia mañana se ve difícil o negra, y que además contemplan cómo el gobierno o sus empleadores, no tienen soluciones visibles y suficientes para recuperarse ellos y la economía nacional con la rapidez que el caso requiere.
Se han estado registrando marchas de protesta de médicos y enfermeras contra las autoridades de salud federales y estatales, ante la falta de equipamiento de protección y de cuidado para los enfermos, pues han quedado en evidencia dos errores gravísimos del gobierno actual; primero, cuando rompió el sistema de compra y distribución de medicamentos a las instituciones de salud, acusando a laboratorios, distribuidores y personal de hospitales de corrupción en el manejo de las medicinas. Suponiendo que así fuera, la decisión de romper el sistema de compra y surtido dejó un terrible problema de escasez de medicinas, que se agravó ante la pandemia que ahora se sufre. La segunda decisión fue la de eliminar el Seguro Popular que funcionaba regularmente, y con el mismo pretexto de corrupción se sustituyó con el llamado INSABI, sin planeación, ni organización, dificultando aún más los servicios de salud, y peor aún, frente a una epidemia.
Conviene recordar aquí el Juramento Hipocrático que desde la antigüedad han seguido médicos y enfermeras que se refería al respeto, cuidado y asistencia del enfermo, así como de la discreción sobre sus pacientes y en no proporcionar a la mujer “un pesario abortivo”. Posteriormente, fue adoptada por la Asociación Médica Mundial la Declaración de Ginebra que incluye: consagrar la vida al servicio de la humanidad; ejercer la profesión a conciencia y dignamente; guardar y respetar los secretos confiados; considerar como hermanos a los colegas; no permitir que la edad, el tipo de enfermedad, el sexo, credo y origen étnico, clase social o cualquier otro factor, se interponga entre sus deberes y sus pacientes; velar con el máximo respeto por la vida humana y no emplear los conocimientos para violar los derechos humanos y las libertades ciudadanas...
Hay que reconocer que nuestros médicos, enfermeras y personal de salud están cumpliendo a cabalidad con este Juramento, ante las circunstancias de la pandemia que se está sufriendo.