Los consultores

Vladimir Ramírez
08 diciembre 2020

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Reconocidos como aquellos que se distinguen por su capacidad para apoyar y dirigir con éxito las aspiraciones de figuras políticas en campañas electorales, los consultores políticos, en su versión moderna, tienen su origen en los Estados Unidos, se les ha llegado a considerar, por su capacidad de influir en los resultados de las democracias electorales, como una nueva élite del poder. Entre sus antecesores más antiguos están Nicolás Maquiavelo y su multicitada obra El Príncipe, en el mundo occidental, y en la cultura oriental, se tiene a Sun Tzu y su famoso libro El Arte de la Guerra, los dos textos clásicos más acreditados y mencionados en el mundo de la política.

Sin embargo, es al norteamericano Joseph Napolitan a quien se atribuye el nombre de la figura de “consultor político”, conocido como “Joe” el máximo exponente de la comunicación política moderna, habiendo dirigido más de 100 campañas electorales en su país y otras en Europa, Asia y América Latina. Una de sus más elogiadas fue la elección de John F. Kennedy en 1960.

Joe Napolitan, define a un consultor político como el especialista en comunicación política encargado de precisar el mensaje de un candidato, definiendo sus características y propósito del mensaje para el elector e identificando los medios idóneos para llevar a cabo el proceso de comunicación.

Esta actividad se volvió una labor profesional fundamental, que la gran mayoría de los candidatos contrata para organizar sus campañas con el propósito de definir el mensaje. El perfil de los consultores está relacionado con personas formadas en las áreas de las ciencias políticas, comunicación, el periodismo o sociología.

Para algunos estudiosos, los consultores políticos ordenan y dan dirección a las actividades de los candidatos durante el tiempo que dure un proceso de elecciones, analizan los distintos perfiles del elector, toman decisiones en la elaboración de la agenda de actividades, con el objetivo de influir en la decisión de los electores por medio de los instrumentos vigentes del discurso y la comunicación.

En lo que va del Siglo 21, se afirma que en México las campañas electorales se han ido “americanizando” cada vez más, que los comités de campaña, se han vuelto estructuras empresariales, con atribuciones semejantes a las de un director general, encargado del control y manejo de las decisiones con la autorización del candidato, y a los consultores políticos con funciones gerenciales en áreas especializadas en producción en redes sociales, radio y televisión, manejo de prensa, investigación del “mercado electoral”, la construcción de imagen, la publicidad, y últimamente el llamado “Media training”.

El Media training se traduce como “Entrenamiento de medios”, para el desarrollo de habilidades y técnicas en el trato con medios de comunicación. También conocido como Media coaching, permite crear la presencia pública de candidatos, partidos, instituciones, empresas, llamándoles “marca” y dando fuerza a su presencia pública como líderes de opinión. Esta práctica, más o menos nueva en México, forma parte también del entrenamiento teórico y práctico en el manejo de entrevistas, ruedas de prensa, redes sociales, entre otros.

Los consultores políticos se han vuelto protagonistas de nuestra democracia electoral y en nuestra relación con las autoridades gubernamentales, representantes políticos y partidos políticos. Y si algo hay que aceptar, es que hemos adoptado sin ninguna resistencia toda una tradición de prácticas y herramientas teóricas y tecnológicas, puestas a prueba en los Estados Unidos. Como resultado, durante los últimos 20 años hemos establecido una ruta de comunicación electoral al estilo “americano” a través de imágenes, slogans, frases con mensajes intencionados e historias creadas de candidatos. No obstante, estas prácticas se fueron desgastando, y con ello se agotó el recurso emotivo y visual con el que se ofreció una promesa política o un proyecto de nación, reiteradamente incumplidos. El rompimiento de la efectividad entre el mensaje mediático y el elector en la elección del 2018, es la evidencia indiscutible de que estas prácticas dejaron de ser infalibles, en donde el rechazo a las campañas de los partidos tradicionales no dio los resultados esperados.

Ahora bien, esto no quiere decir que el trabajo de los consultores políticos deje de ser relevante, lo cierto es que con la experiencia de la pasada elección presidencial y a dos años y medio de su gobierno, el contexto electoral de las entidades ha cambiado después del sorpresivo embate electoral. La lección está dada y con ella el aprendizaje señala nuevos supuestos a valorar para las campañas del 2021.

Los criterios para competir en la próxima elección deberán considerar no sólo el carácter mediático-emotivo de las campañas, sino también las características muy particulares de un proceso electoral en medio de una pandemia, las alianzas estratégicas en una contienda en la que prácticamente se conocen las cartas de los jugadores, pero sobre todo, tener presente que el voto razonado del elector puede de nuevo mover la balanza de las tendencias el día de la elección.

Hasta aquí mi opinión, lo espero en este espacio el próximo viernes.