Lo que se está perdiendo en el camino (2)

20 diciembre 2019

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Rafael Morgan Ríos

cp_rafaelmorgan@hotmail.com

El artículo anterior provocó comentarios favorables y desfavorables y, sin menospreciar los primeros, es necesario atender los segundos, casi todos ellos en el sentido de que faltaron muchos más y no se atendió el orden de importancia. En efecto, no hubo priorización en ningún sentido de “lo que se está perdiendo en el camino”, razón por la cual, es necesario incluir otros factores que también se están quedando:

1. En cuanto al medio ambiente, México firmó el Acuerdo de París y ahora discretamente se adhirió a los débiles compromisos de la Cumbre Climática, COP 25 en España, en donde, el sólo hecho de que no participaron los principales países contaminantes, China, Estados Unidos y Rusia, debilitó no sólo los acuerdos de esa reunión, sino también los de París, que deben entrar en operación en el año 2020. México, por su parte, difícilmente cumplirá sus compromisos, pues este nuevo régimen no ha tomado medidas para disminuir sus emisiones de bióxido de carbono y metano a la atmósfera, sino que probablemente los aumente pues, con el objeto de bajar costos en la generación de energía, pretende aprovechar sus excedentes de combustóleo y hasta importarlo, ya que bajará bastante de precio. Además, en México también se quiere impulsar la explotación y consumo de carbón, altamente contaminante y de incrementar la refinación de crudo, de crear otra refinería y de construir el Tren Maya, destruyendo bosques, hábitats y el medio ambiente en general. Tal vez las empresas privadas y organizaciones ambientales luchen y promuevan la protección del ambiente, controlando y disminuyendo las emisiones industriales y agropecuarias, así como con la generación de energías limpias, a pesar de la CFE, que tampoco parece interesarle el asunto. A mayor abundamiento, las diferencias entre la Semarnat y la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO) cuyo creador e impulsor es el científico José Sarukhan, se le ha restringido el presupuesto, por lo que se sospecha se pretenda cancelar dicha Comisión Intersecretarial, afectando aún más la defensa del medio ambiente.

2. En la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, con dificultades se fue avanzando en cuando menos dos programas: El Presupuesto por Programas y el Presupuesto Basado en Resultados (PBR), para mejorar la vigilancia y control de la aplicación de los recursos, no sólo por las secretarías y dependencias, sino por estados y municipios, en tal forma de evaluar mejor dichos resultados y promover presupuestalmente aquellos programas, políticas, instituciones y entidades que logren evidentes mejoras en la sociedad. De estos programas se habla poco o ya no se habla, pues se han sustituido con una desordenada política de nuevos programas sociales, sin reglas de operación, sin padrones y por lo tanto sin control, con beneficiarios repetidos, fallecidos o que ya no están en situación de apoyarlos. En el camino quedaron tanto el Programa de Atención Prioritaria a los 150 municipios más pobres de Felipe Calderón y el que lo sustituyó nada más de nombre, las Zonas Económicas Especiales.

3. Pero en Hacienda se ha recrudecido el desorden: Que existan tantos recortes presupuestarios; que haya tantos subejercicios, además, la desviación de recursos, de unos rubros a otros, y los sobre-ejercicios, sin autorización del Congreso, muestran desorden en el manejo de los ingresos y gastos públicos y provoca confusión e incertidumbre en funcionarios, empresarios y ciudadanos en general. Actualmente se sufren graves recortes en obra pública, en el sector salud, en el educativo, en investigación, en medio ambiente, etc., pues todo parece concentrarse en los tres mega proyectos cuya viabilidad no se ve clara y con consecuencias ambientales muy negativas.

4. Otro tema que parece estar en el limbo es el de la Cultura de la Legalidad; desde el Presidente para abajo, pasando por el Congreso, constantemente se ponen al margen de la Ley. El Presidente no cumple con la protección de los ciudadanos, pero sí con “el perdón” a los delincuentes; o cuando ordena “fronteras abiertas” provocando una invasión de migrantes y luego da marcha atrás, no porque la ley así lo disponga, sino por atender exigencias del “imperialismo yanqui”; o bien, el Congreso al aprobar “fast track” el Tratado México- Estados Unidos- Canadá, sin analizar su contenido, que contiene cláusulas negativas para México.
En fin, todavía quedan varios asuntos más, pero tal vez sea tiempo de cambiar de tema, en beneficio de los lectores.