Lo mejor y lo peor
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david@bufetealvarez.com
Esa pandemia ha sacado lo mejor de nosotros, pero también lo peor. Al lado de actos de valentía y sacrificio personal que le ha costado la vida al personal de salud, encontramos actos reprobables de aprovechamiento de las necesidades y angustias de los enfermos de COVID 19 y de sus familiares.
Medicinas acaparadas y vendidas al doble o al triple de su costo normal. Ingresos a hospitales privados o públicos condicionados al deposito de sumas de dinero que no están al alcance de la mayoría de los afectados, y tratamientos y servicios hospitalarios cobrados al doble o al triple de su costo normal, por mencionar solo algunos de los abusos detectados.
El domingo pasado se festejó el Día del Abogado, aunque no haya mucho qué festejar. En lo personal opino que mi profesión le debe mucho a la sociedad y que en situaciones como las actuales, los colegios de abogados y los abogados en particular, deberíamos poner a disposición de los más necesitados nuestros conocimientos legales para combatir los abusos de los que están siendo objeto por esta pandemia.
Así como hay excelentes médicos, enfermeras y en general profesionales de la salud entregados y con un alto sentido de servicio al prójimo, hay otros que solo piensan en enriquecerse, aunque eso signifique negar la atención a los enfermos y condenarlos a una muerte segura.
Al margen de la condena moral, los abogados debemos buscar condenas judiciales contra los abusivos que, sin tocarse el corazón, niegan la atención medica a los más necesitados.
Y obviamente que el apoyo legal que se de a los afectados no debe tener costo alguno, pues aprovecharse de la angustia de los afectados para cobrar honorarios por prestarles servicios legales, es hacer exactamente lo mismo que hacen los médicos, clínicas y hospitales abusivos.
Por mi parte, pongo gratuitamente a disposición de los afectados que no pueden pagar los servicios de un abogado los recursos de mi despacho.
En la medida de nuestras posibilidades los apoyaremos legalmente para que no sean objeto de los abusos a que me refiero y, si lamentablemente alguno de sus familiares fallece por este tipo de conductas, también los apoyaremos para demandar el pago del daño moral y los daños y perjuicios causados.
Es difícil ponerle valor en dinero a la vida de un ser querido que fallece por enfrentarse a este tipo de abusos, pero si se demanda a los responsables, además de obligarlos a pagar una indemnización en dinero, también se tendrá la satisfacción de que los culpables no se irán impunemente.
Espero (aunque lo dudo) que los colegios de abogados se pongan las pilas y empiecen a organizarse para apoyar pro-bono a los más necesitados.
Los colegios de abogados no fueron creados solo para ir a desayunar, tomar café y platicar chistes y chismes, sino para que los abogados organizados actúen frente a situaciones como las que platico y regresen a la sociedad un poco de lo mucho que hemos recibido de ella.
Si no usamos nuestros talentos en beneficio de los más necesitados, es una ofensa festejar el Día del Abogado, sencillamente porque de abogados solo tendríamos el título.