Lo más cerca después de la democracia

02 noviembre 2019

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Cuauhtémoc Celaya Corella

celayacorella@hotmail.com

Te propongo Inge, abordar temas de política, ¿qué dices? Va. Winston Churchill, Primer Ministro Inglés, dejó muchas frases que son sabiduría política pura. En un discurso ante el Parlamento, sabiendo que sería atacado por las fuerzas nazis, expresó: no tengo nada que ofrecer, aparte de sangre, sudor y lágrimas. Y sobre los sistemas políticos señalaba: La democracia es el menos malo de los sistemas políticos.
Con esa visión de un estadista que vivó de finales del Siglo 19 a más de la mitad del Siglo 20, se puede analizar, por qué lo más cercano a una democracia débil o inicial, es la dictadura. América Latina ha sido una región geográfica en donde la democracia no se ha podido instalar como sistema político. Los hombres que han llegado por ese camino al poder, se han convertido en dictadores, al transformar las leyes y caer en períodos de reelección permanente, dando paso a dictaduras que sobajan las esperanzas de los pobres de sus pueblos, y caen en los privilegios de clase, sometiendo a aquellos, en una especie de esclavitud marcada por las falta de oportunidades de progreso, de subsistencia y de educación formal, doblegándolos con la fuerza de los ejércitos formados para ese propósito.
La historia los ha registrado: Fujimori en Perú, Stroessner en Paraguay, Pinochet en Chile, aunque este general llegó por un golpe de estado en el gobierno de Salvador Allende, Castro en Cuba, Bordaberry y Demichel en Uruguay, Somoza primero y Ortega ahora en Nicaragua, el general Rojas Pinilla en Colombia, Banzer en Bolivia, Humberto Blanco en Brasil, Perón en Argentina, y recientemente Chávez y Maduro en Venezuela. Por mencionar algunas. En México, en el Siglo 19, Juárez se reelegía cada período y luego Porfirio Díaz, se reeligió más veces.
Hoy, en Bolivia, Evo Morales, después de 14 años en el poder, se reelige de nuevo para durar cinco años más y prolongar su dictadura hasta 19 años, si antes no explota la pobreza, o los militares no le ponen fin a su largo período de gobierno de esa nación andina.
Y después de tantos años en el poder por una persona, ya sea civil o militar, ¿mejoraron los pueblos gobernados por esos dictadores y se redujeron los problemas de hambre y de pobreza? Obvio que no Inge, al contrario, se acentuaron y aparecieron otros que sumados les hacen emigrar. Pero quienes quedan, son fustigados por populismos anacrónicos, socialismos inoperantes, o comunismos intolerables, sometidos por la fuerza del poder, sustentado en las armas de un ejército, una guardia, o una policía.

A la democracia han vuelto, Chile, Brasil, Colombia, Uruguay, y parece que Argentina.
Los que se mantienen en el populismo social, no han resuelto el deterioro, ni han mejorado substancialmente a su población, y los privilegios se conservan en los menos. Las leyes se ajustan a los designios de esos dictadores y someten las libertades, y ningún grupo organizado de la sociedad civil, puede enfrentarse a ellos. Al paso de los años minan las libertades constitucionales, suman juventudes a ideologías de fácil compra venta y crean escuadrones urbanos para imponer miedo, destruyendo la lucha política como derecho social y sirven a los intereses de naciones económicamente poderosas, a las cuales se suma China, que está llamada a ser la nueva potencia hegemónica del planeta.

¿Y México, Inge? ¿Lo ves por ese camino? O como me comentó hace año y medio un estudioso Doctor universitario, que me dijo: aquí no puede pasar eso, estamos muy cerca de los gringos y ellos no dejarían que sucediera. Y pasado un año, el régimen ha sido presionado por ese gobierno gringo. He aquí dos ejemplos: Detén la migración de Centro América o te impongo aranceles, y eso hizo temblar a quien por las mañanas gusta del ego y se mofa de la sociedad que gobierna, y dos, ordenó que detuviera a un hijo de conocido narcotraficante en un operativo precipitado que culminó en una desastrosa operación, y en donde no sé cuantos civiles inocentes fueron sacrificados en el fuego cruzado, y hoy viven más niños y jóvenes huérfanos, nuevas viudas, o padres dolidos al perder a sus hijos, por una tarea inútil para un gobierno vecino.

Se han reformado leyes, se han acomodado piezas, generado cambios constitucionales, los medios están acosados, se desgasta la política, se impone el capricho en obras y quehaceres, se destruye lo construido, se engaña con apariencias, cuidan y refuerzan las bases del voto electoral, y se camina bajo perfiles muy cercanos a los que la historia registra como dictaduras.

¿Estará la Patria del Anáhuac, otrora reconocida en el eje americano y en los otros continentes como una economía emergente, un país de paz y de progreso, sobre la vereda que lleva a la dictadura?

No es de desearse que suceda, por su historia, su fuerza, su diversidad y empuje social, pero hay rasgos que indican que el camino se tuerce y alguien lo hace y el resto, ciegos y miopes lo apoyan.