Lo difícil de emprender
10 junio 2018
""
En estos tiempos en los que emprender se ha puesto de moda, suele ser común poner los típicos ejemplos de emprendedores exitosos que parece que al primer intento lo han logrado, que tienen una vida glamorosa y que han logrado en poco tiempo que su startup valga millones de dólares.
Si existen esos casos, ni duda cabe; Zukerberg, Jobs, Dorsey y demás fundadores famosos de startups exitosas, son reales, y son talentosos y se han esforzado mucho. Sin embargo, existen otros que por alguna extraña razón no han tenido un camino tan glamoroso, y son la mayoría.
Existe la creencia de que los emprendedores viven una vida de ensueño, que no tienen jefe, que no tienen horario, que no están encerrados en las cuatro paredes de una oficina aburrida, que su modelo de negocio es tan escalable que ganan muchísimo dinero sin esfuerzo. La realidad no es así en muchos casos, el esfuerzo que hay detrás no se ve.
Emprender es un camino arduo, que implica mucho esfuerzo, donde no hay horarios, donde hay carencias, donde se vive bajo el estrés de no generar el suficiente dinero para seguir adelante. Todos los días con una agenda sobrecargada, cambiando de foco todo el tiempo: vendiendo, cobrando, en reuniones, llamadas, con clientes, con inversionistas, etc. y todo esto sin descuidar la estrategia y los objetivos a corto y mediano plazo.
El camino no es fácil y aun cuando estemos preparados para lograrlo en ocasiones nos dejamos llevar por el miedo y en particular por el miedo a la incertidumbre. No es al fracaso, porque el fracaso es inherente a la naturaleza humana, la diferencia es que, en un trabajo de ordinario tus ingresos están seguros, pocos o muchos estarán seguros. Sin embargo, en un emprendimiento los resultados impactan directamente en su ingreso, si las cosas no van bien te afecta en los distintos ámbitos de tu vida diaria.
Esos problemas estarán ahí, y no es que te acostumbres a ellos, sino que aprendes a controlarlos mejor para que no te paralicen. Pasa con frecuencia cuando los resultados no son tan rápidos como quisieras y los compromisos no se detienen; es buen momento de plantar cara, explicar y buscar salidas. En más de una ocasión se sufren limitaciones, hambres, dejas de asistir a lugares que te gustaría o comprar lo que quisieras, pero eso le pasa a todo el mundo.
Emprender no es estar de vacaciones y trabajar cuando tienes ganas, es más difícil que estar en un trabajo convencional, donde tienes un horario, un jefe, compañeros, tu puesto, tu silla, bonos y el sueldo a fin de mes, donde en muchos casos hay alguien que te dice qué hacer y te revisa si lo has logrado o no.
Cuando me preguntan si es fácil emprender mi respuesta es siempre NO, claro que no lo es; pero cuando me preguntan: eres feliz haciendo lo que haces, de inmediato respondo SÍ. En realidad, sólo depende de ti, de tu esfuerzo, de tu perseverancia, de tu habilidad para descubrir rápido cuando algo debe cambiar, de intuir y comprobar cuando tienes que pivotar o cuando debes avanzar o seguir.
Siempre he estado convencido de que nunca estamos preparados, ni lo estaremos; pero en realidad somos nosotros los que nos ponemos los límites. Sea en un trabajo o sea en un emprendimiento, siempre vivimos de los resultados, la posibilidad de fracaso es igual en cualquier ocupación profesional, pero cuando haces lo que te gusta, cuando sigues tus sueños, cuando haces lo que te apasiona, le pones un ingrediente adicional que te da lo que te falta para perseverar y levantarte si algo sale mal.
Emprender no es fácil, pero si no lo intentas te quedarás con un sabor de boca amargo y con la duda de “que hubiera pasado si...” Es verdad que en muchos casos el camino es arduo, como subir una montaña donde no sabes cuánto te falta o si habrá más dificultades para subir más adelante. Para tomar la mejor decisión piensa que lo peor que puede pasar es que lo tengas que intentar una vez más.
MBA por el IPADE e Ingeniero Civil por la Universidad La Salle
Profesor de ICAMI en el área de Innovación
@japeraltag