Limpiar a la UAS de vínculo con el narco
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Calla el Rector en caso López Hernández
Después de que se hizo pública la investigación que involucra a Ramón Florencio López Hernández, Director de Recursos Humanos de la Universidad Autónoma de Sinaloa, en presuntas actividades de “lavado” de dinero para el Cártel de Sinaloa, el Rector Juan Eulogio Guerra Liera ha guardado silencio a pesar de que tiene la obligación de salir a defender no al involucrado en el escándalo sino a la casa de estudios que bajo ninguna circunstancia, ninguna, debe ser arrasada por la ola bárbara del narcotráfico.
Los silencios suelen ser tan reveladores o más que los hechos en sí porque calla el que carece de argumentos para rebatir al acusador. Nada tiene el sentido de la otra versión si a la verdad se le cancelan las oportunidades de conocerla. Quien lo acepta todo tratándose de asuntos que salpican al águila rosalina que insiste en llegar a la cúspide a pesar de los lastres que le cuelgan, admite ser parte del problema y no de las soluciones.
La noticia de que la Unidad de Inteligencia Financiera le inmovilizó cuatro cuentas bancarias al funcionario de la UAS al vincularlas con propiedades de la familia de Ismael “El Mayo” Zambada, la publicó el semanario RíoDoce el domingo 29 de noviembre y cinco días después el periódico nacional Reforma y la revista digital Espejo dieron detalles precisos derivados del juicio de amparo indirecto promovido el 30 de octubre de 2019 por López Hernández ante el Juzgado Tercero de Distrito en Sinaloa, negándole dicho tribunal la protección de la justicia el 4 de marzo de 2020.
Se trata del expediente 1066/2019-I en el cual la UIF ordenó el embargo, congelamiento e inmovilización de fondos en depósitos bancarios, componentes de ahorro o inversión a nombre de quien también fue Director de la Facultad de Derecho de la UAS. La dependencia a cargo de Santiago Nieto, considerado el “zar anticorrupción” del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, menciona a López Hernández como parte de un grupo de personas que “pusieron en marcha una elaborada estratagema tendiente a operar dentro del Sistema Financiero Nacional los activos obtenidos que, dadas las particularidades identificadas, muy posiblemente tienen un origen ilícito derivado de la comisión de las conductas delictivas mencionadas”.
Las cuentas congeladas y las personas sujetas a la indagación “presentan particularidades en su información fiscal, siendo que no son acordes con sus elevadas operaciones financieras, es contrastante con los ingresos obtenidos y las operaciones financieras realizadas” por lo que “posiblemente tienen una procedencia ilícita, como resultado de las conductas delictivas de narcotráfico a las que se dedica el grupo criminal Cártel de Sinaloa”.
Ojalá que esto se tratase de un particular más atrapado en las telarañas del narco. Sin embargo, la información de que López Hernández es al mismo tiempo parte del gobierno de la UAS y administrador de empresas que la Oficina de Control de Bienes Extranjeros de Estados Unidos considera participantes de la red de blanqueo de capitales del Cártel de Sinaloa, circuló ampliamente en el País al publicarlas medios como Mural, La Silla Rota, Código Magenta, el sitio internacional Infobae, los diarios “El Sol” en varios estados, entre otros de México y el extranjero.
Es conocido por los universitarios el enorme dominio que López Hernández tiene en la UAS y prueba de ello es que durante 15 años ha estado inamovible en su cargo desde el cual tiene el control absoluto del personal de la institución. La planta laboral académica y administrativa le teme, hoy se sabe por qué, fundando en ese miedo un poder que de facto supera aquel que el estatuto interior le confiere al Rector.
El Rector debe dar la cara por la UAS, por nadie más. En tanto el juicio de amparo promovido por López Hernández sigue su curso y en caso de negársele en definitiva ese beneficio judicial al Director de Recursos Humanos de la UAS el ejercicio de la acción penal avanzará irrefrenable contra éste, lo urgente hoy es limpiar a la Universidad y probar que la entrañable alma máter, ella no sus directivos, están al margen de toda participación con la delincuencia organizada.
Guerra Liera y el Consejo Universitario tienen entre sus obligaciones la de mantener a salvo la naturaleza académica, el honor y todo lo que la casa rosalina representa para los sinaloenses.
En ellos recae la función de “promover todo cuanto se oriente al mejoramiento académico, técnico, cultural, moral, administrativo y económico de la comunidad universitaria”, según la fracción 11 del artículo 34 de la Ley Orgánica.
Además, esto tiene mucho que ver con la defensa de la autonomía universitaria. Que a la Universidad Autónoma de Sinaloa no la quieran tener de rehén los gobiernos, grupos políticos, integrantes de la administración universitaria, dependencias que le asignan el presupuesto y menos, nunca, las células delictivas que deban dedicarse a lo suyo y permitirle a la UAS continuar como lo que es: la luz que ilumina las salidas de emergencia en la prolongada barbarie sinaloense.
Reverso
Exijamos que la Universidad,
Con el Rector y su mutismo,
No salgan con más de lo mismo,
De la horrorosa tenebrosidad.
Las malas notas
Mientras el Presidente López Obrador llegaba en gira de trabajo a Sinaloa circulaban en los medios del territorio nacional encabezados como “La UIF involucró a un trabajador de la UAS con el Mayo Zambada por una red de lavado de dinero”, Vinculan a director de Recursos Humanos de la UAS con el ‘Mayo’ Zambada”, “La UIF ‘cercó’ a Zambada | La investigación alcanza a funcionario de la UAS” y “Los presuntos tentáculos de ‘El Mayo’ en la Universidad de Sinaloa”. Cinco días antes el Rector Guerra Liera fue al Congreso del Estado a exponer que la institución requiere de 2 mil 354 millones 770 mil 127 pesos o si no enfrentará en 2021 un déficit de 1, 835 millones de pesos.