Liberar a la UAS

Arturo Santamaría Gómez
04 marzo 2023

santamar24@hotmail.com

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Liberar a la UAS del PAS es defender su autonomía. Utilizar el pretexto de defensa de la autonomía de la casa de estudios para que el PAS la siga usufructuando es una mentira y una traición a Sinaloa de Lesa Patria.

A estas alturas ni los miembros más encumbrados del Partido Sinaloense creen que están defendiendo la autonomía universitaria una vez que ha sido aprobada la Ley General de Educación Superior por parte del Congreso local. Ellos saben muy bien que lo que defienden son sus intereses particulares y la sobrevivencia del PAS, porque este depende totalmente del control absoluto que tienen sobre la universidad.

Si en base a la ley aprobada se reforma la Ley Orgánica de la UAS para que el nombramiento de autoridades de la institución ya no sea decidido por mecanismos controlados totalmente por el PAS, se abren las posibilidades para que la casa rosalina recupere su autonomía y desplaye con toda libertad su vida académica.

Una interpretación diferente a esta, expresada incluso por columnistas de Noroeste, es que lo único que buscan los legisladores de Morena y el Gobernador Rocha Moya es que su partido releve al PAS en el usufructo político de la institución. Para varios columnistas, de este medio y muchos más, lo cual no deja de asombrarme, la ley que propone el Congreso atenta contra la autonomía universitaria y solo tiene intenciones políticas aviesas.

También no deja de sorprender que se piense que los estudiantes y el conjunto de la universidad se levantarán como una sola persona, enhiestos y heroicos, para “defender a la autonomía universitaria”, respaldando lo que dice el Rector Jesús Madueña Molina. Nos recuerdan que en los años 70 y 80 así sucedió.

No hay duda alguna que el PAS va a movilizar a sus militantes dentro y fuera de la Universidad, y muy probablemente la paralicen por unos días para intentar echar abajo cualquier intento de reforma legal que los minimice políticamente al seno de la institución educativa; pero la inmensa mayoría de sus estudiantes, sin ninguna identificación con la UAS, no podría ser manipulada por mucho tiempo.

La realidad actual en la Universidad y fuera de ella es muy diferente a la de las décadas mencionadas. Tanto estudiantes, como maestros y empleados, en cientos o quizá en miles, creían fervientemente en una universidad que debía defenderse frente al Gobierno y a la vez comprometerse con las luchas populares anti sistema. Por lo mismo marchaban incansablemente en las calles y carreteras de Sinaloa, cerraban las escuelas e incluso se ponían en huelga de hambre. Eso ya no existe más. Si acaso, el PAS forzará a los estudiantes de las casas de asistencia a que se movilicen, pero ni estos se van a sacrificar por algo que no creen. Y a pesar de que el PAS ha afiliado corporativamente a una gran cantidad de profesores, quizá a una mayoría, según lo indica la muestra que dio a conocer Noroeste el martes 28 de febrero, donde de 650 maestros de asignatura el 78 por ciento son parte de sus filas y representan el 79 por ciento de la nómina, su convicción es defender la plaza laboral y solo salen forzadamente a las calles para hacer las campañas del PAS. Este es una camisa de fuerza que afecta profundamente la vida académica y las libertades civiles de los universitarios por lo que nadie saldrá a sacrificarse por él.

Ahora bien, creer que Morena tiene la capacidad de relevar al PAS en el control corporativo de la UAS -ese es el objetivo que los pasistas y sus simpatizantes dicen que tiene Rubén Rocha- es desconocer al partido de López Obrador. Morena no se controla ni a sí mismo, carece de vida orgánica, no tiene homogeneidad ideológica ni política, ni tiene la capacidad de convertir a la Universidad en un partido corporativo como lo ha hecho el PAS, vamos, no hay ninguna posibilidad de que Morena se convierta en una nueva versión del PAS en la Universidad. Es más, no es creíble que Rubén Rocha lo pretenda porque él desligó la influencia política de la izquierda partidaria en la Universidad y mantuvo respetuosas relaciones con el Gobernador Renato Vega Alvarado, hecho por el que fue criticado por algunos militantes del socialismo universitario porque lo veían como una decisión entreguista.

Ahora bien, no es posible ocultar que el objetivo de quitarle al PAS el control que tiene sobre la UAS se da en una coyuntura en la que ese partido le quiere arrebatar a Morena -de la mano de Adán Augusto- el poder de decidir candidaturas claves en 2024, empezando por las que apuntan al Senado, y que si el Partido Sinaloense pierde el dominio corporativo sobre la Universidad prácticamente quedaría liquidado para las elecciones del próximo año. Es decir, no se puede desconocer que la Ley General de Educación y la reforma a la Ley Orgánica de la Universidad, si bien regresarían la autonomía a la UAS, también tiene la intención de quitar al PAS su control político porque éste anula aquélla.

El PAS, a través de sus voceros en las estructuras de la casa de estudios, ya está haciendo retumbar los tambores y amenaza con sacar a los universitarios a las calles. Está jugando con fuego porque Adán Augusto se está debilitando cada vez más al interior de Morena, según muestran todas las encuestas, y porque, seguramente, Rubén Rocha cuenta con la aquiescencia de López Obrador para liberar a la UAS del PAS. No obstante, éste, como una fiera acorralada, empezará a tirar zarpazos por todos lados porque quiere preservar el hábitat de su fuerza política.

En efecto, hay que defender al INE, pero me gustaría ver a todos aquellos que dicen defender la democracia defender también a la UAS de la manipulación política del PAS.