Lecturas de esta Semana Mayor
domicilioconocido@icloud.com
1._ Los ojos de Mona, de Thomas Schlesser.
Empecé a leer este libro considerado el gran fenómeno del momento y, aunque algunos detalles desde el principio no me gustaron del todo, sí recomiendo este libro que es una propuesta similar a El mundo de Sofía, pero del arte. Erudito y desenfadado, este fue el libro más codiciado de la Feria del libro Frankfurt.
Presiento que este título va a desbancar a otro longseller: “El infinito en un junco” y, si a usted le gusta el arte, la pintura, acérquese a este libro hecho en un tono paternal, a ratos meloso, pero con una buena dosis de creíble drama.
La trama es temporal. Cincuenta y dos semanas son el tiempo que le queda a Mona, una niña de 10 años, para atesorar toda la belleza del mundo porque es posible que se quede ciega.
Ese es el lapso que su erudito abuelo se ha dado para descubrirle, cada miércoles después del colegio, una obra de arte antes de que se avecine la oscuridad en su vida. Así, se disponen a visitar juntos los tres grandes museos parisinos: Louvre, Orsay y Beaubourg, o sea, el Pompidou.
Lo que no me parece sano es que en la historia, a la niña la envíen con un psiquiatra por prescripción médica y el abuelo haga caso omiso y luego ambos mientan: eso puede ser muy peligroso e irresponsable con muchas patologías.
Ya hay que superar ese prejuicio del tener que ir ante un médico de ese tipo. Se nota ahí que el autor no ha tenido hijos, cosa que confirmó en una entrevista. Pero reitero, Los ojos de Mona es un libro que no hay que dejar pasar.
2._ Español para extraterrestres, de David Hinojosa.
La ciencia ficción moderna puede incluir andaluces en el espacio: llegó hace días a mí esta novelita de un escritor de Jaén donde vemos cómo se les enseña el castellano a unos extraterrestres que usan una escritura cuneiforme, al modo de Babilonia. La protagonista es una joven maestra que debe separarse de su reciente esposo y marcharse a una galaxia muy remota. Más que nada, la trama es a prueba de pareja.
Llena de chorradas, puyas, sainetes, duende y zarzuela de género chico, esta experimentación hace que uno se sienta en una estación estelar llena de baturros, banderilleros y gitanillos. Vaya que existe la ciencia ficción con toque de ajo y manzanilla.
Divertida e inteligente, Español para extraterrestres es más que una curiosidad. México y España son dos países separados por un mismo idioma. Búsquelo en electrónico, si le atraen las distopias.
3._ El Evangelio de San Juan
Juan es un gran escritor y sobre todo un poeta muy poco valorado que con un lenguaje muy pobre -eso no quiere decir que sea malo- nos plantea todo un cosmos narrativo y filosófico.
Su libro está lleno de símbolos y referencias. Algunas palabras las escribe tres veces para recalcar su mensaje y otras, siete veces. Es el evangelio que sólo incluye siete milagros, cerrando con el poderoso momento de la resurrección de Lázaro.
Su introducción al evangelio, “En el principio fue el verbo” -o el Logos como dicen las traducciones más modernas- es una argumentación que logra explicar, con unas pocos oraciones, el concepto de Logos, y lo particulariza diferenciándolo del Logos heracliteano. Se dice que las iglesias primitivas leian antes de la misa esa introduccion.
Hay discusiones sobre si un simple pescador hubiera sido capaz de todas estas reflexiones. Existen evidencias que no sólo era ese su oficio y que había vivido dos años en el templo de Jerusalén, costumbre de algunas familias piadosas de enviar un hijo a servir a su Dios. Además, alguien que hubiese visto y experimentado lo que él vivió, seguramente hubiese tenido después una más ue impresionante inteligencia emocional.
Por todo el Evangelio de Juan, donde anda Cristo, está el agua, comenta el teólogo Joseph Ratzinger. Es en Las Bodas de Caná, el pozo de la Samaritana, su bautizo, el discurso de los rios de agua viva, hasta llegar a la lanza en el costado de la que mana agua y sangre y la resurrección en el mar de Galilea. “El agua y los evangelios” habría sido un buen tema para Gaston Bachelard.
Pero el rasgo más sobresaliente es que presenta los milagros como «signos», de la llamada pedagogía de Dios. En las bodas de Caná se manifiesta la gloria de Jesús y se revela el comienzo de la era mesiánica; en la multiplicación de los panes y los peces, éstos son el apoyo de las palabras de Cristo cuando se presenta como el Pan de Vida; la curación del ciego de nacimiento precede a la manifestación de Jesús como Luz del mundo y la resurrección de Lázaro, el milagro definitivo, enseña que sólo Jesús puede ser la Resurrección y la Vida.
Bueno, provechemos estos días y no dejemos de leer.