Le urge a Sinaloa el pacto por el agua
Sequía y cuenta regresiva para Rocha

Alejandro Sicairos
20 octubre 2023

Independientemente de que el Huracán Norma le traiga o no lluvias copiosas a Sinaloa, el Gobernador Rubén Rocha Moya está emplazado a encabezar la alianza con los sectores productivos y la población en general para hacerle frente a la sequía que amenaza, con previsiones que atiendan los efectos inmediatos y también las consecuencias de largo plazo por el cambio climático. Alzando la vista más allá de lo ordinario se ve venir la crisis por la escasez de agua como la emergencia que debe movilizarnos a todos.

Los cultivos de granos alimentarios serán menos, los hatos ganaderos enflaquecen por la falta de pastizales, la pesca deja de ser el sustento de comunidades ribereñas, las presas trasmutan de buenos embalses a charcos desoladores, la salud pública pone la correspondiente cuota de enfermedades, y el clamor dentro de unas semanas podría ser el de agua al menos garantizada para consumo humano. Esto es lo que debe movilizar a Sinaloa.

Si acaso hoy no fuera el momento para la planeación estratégica de gran visión en lo referente a preservar, proteger y defender los recursos naturales en el contexto del efecto invernadero que cambia las condiciones en que estamos acostumbrados a vivir, entonces tampoco será la oportunidad, una de las pocas que habrá, para adelantarnos en la mentalidad de recuperar el medio ambiente como condición indispensable para poder rescatarnos como comunidad sostenible y sustentable.

Para que no nos digamos sorprendidos, el agotamiento de los cuerpos acuíferos se manifiesta con tal crudeza que resulta imposible la indiferencia. Con 7 mil 448 millones de metros cúbicos menos que en la misma fecha de 2022, las presas de Sinaloa notifican con el 28 por ciento de su capacidad de almacenamiento de conservación que cada día que pasa aumenta el riesgo de hacer tarde la labor de anticipación a las consecuencias.

El impacto de la sequía en las actividades productivas debería tener preocupados y ocupados a los sectores económicos y al Gobierno de Sinaloa en el diseño del plan de mitigación con proyección al menos a la próxima década. Si el estiaje continúa como está crece la eventualidad de que se reduzca en 70 por ciento la siembra de maíz en el ciclo otoño-invierno, persistan las bajas capturas de camarón derivadas de la falta de lluvias, sea peor la mortandad de peces en las presas que deja sin sustento a pescadores de agua dulce, suceda la reducción o parálisis en la generación de energía en las hidroeléctricas, y derive el desabasto del vital elemento en los hogares por la poca acumulación en los mantos freáticos.

Desde 2020 el Congreso del Estado puso sobre la mesa la urgencia de crear un fondo financiero para la seguridad hídrica de Sinaloa sin que la iniciativa avance por la misma aridez en la voluntad política. Esta semana el planteamiento retornó a la agenda legislativa al proponer las Comisiones Unidas de Asuntos Agropecuarios y Recursos Hidráulicos que en el presupuesto estatal de 2024 sean incluidos recursos para la restauración y manejo de cuencas que es donde se produce el agua. El deterioro de los ecosistemas forestales, explicó en aquella ocasión la organización civil Conselva, es lo que repercute en que hace 65 años la disponibilidad de agua era de 18 mil metros cúbicos por persona y ahora sólo es de 3 mil 656 metros cúbicos.

En el mismo sentido, el Senador sinaloense Mario Zamora Gastélum convocó al Gobernador Rocha Moya a que lidere una demanda ante la Federación para que se le otorguen a Sinaloa los recursos públicos que permitan actuar rápido, incluso antes de que se presente el panorama de emergencia. Se trata, planteó el legislador de que “juntos todos, sin necesariamente ver colores sino la necesidad del estado, vayamos y luchemos por esa reasignación presupuestal”.

Además no tardan en movilizarse los sectores que sienten que el déficit de agua hace que la desesperación les llegue hasta el cuello. Ya lo han hecho los pescadores al manifestarse a favor de un rescate del sector por la mala zafra camaronera derivada de la falta de lluvias, y los maiceros que al no contar con precios adecuados y oportunos para sus cosechas ven venir la calamidad de la sequía. También los pequeños ganaderos que se mantienen en la actividad con fines de subsistencia se están viendo obligados a malvender sus animales frente a la posibilidad de que mueran por sed y hambre.

Por los daños que ya están, aunque los perjuicios que vienen son los peores, Rocha Moya debería buscar ya la unidad de esfuerzos antes de que resolver la crisis por la sequía se complique más por el tiempo perdido. Eso es en lo inmediato, pero quizá lo fundamental sea proyectar a largo plazo un programa estatal, con el correspondiente recurso público, que se anticipe a un hecho inexorable: el agua disponible es cada vez menos para los sectores productivos y el uso doméstico.

En el apocalíptico paisaje,

El futuro es una piragua,

Que flota aunque no haya agua,

Sobre las marejadas del estiaje.

A propósito de tempestades que asoman, aguas con la escalada de robo de automóviles que se ha desatado en Sinaloa mostrando mayor violencia al salir a relucir armas de fuego. En algunos casos los robacarros se llevan como rehenes a los dueños de los vehículos y en otros proceden a herirlos, con plena confianza en que la Policía, Guardia Nacional o Ejército no se aparecerán por allí. Debería echarle más ganas el Secretario de Seguridad Pública, General Gerardo Mérida Sánchez, para evitar que los malandros le manchen la blanca hoja de servicios ejemplar que trae por su desempeño la Secretaría de la Defensa Nacional.

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