Las mujeres: muro y resistencia ante el regreso de Trump

Claudia Calvin
14 diciembre 2024

La agenda de Trump para su segundo mandato plantea nuevas amenazas para los derechos de las mujeres. Entre sus propuestas destacan mayores restricciones al aborto, recortes adicionales a programas sociales y un endurecimiento de políticas que afectan a poblaciones vulnerables.

En 2017 la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca en Estados Unidos tuvo un efecto directo y negativo en la agenda global por la igualdad de género. Desde sus primeras decisiones, su gobierno mostró una postura abiertamente regresiva hacia los derechos de las mujeres y las decisiones que se tomaron afectaron tanto a las de su país como a las del resto del mundo.

Hoy, ante su regreso, vale la pena reflexionar sobre los efectos de su mandato previo, la resistencia que surgió ante sus políticas y los retos que enfrenta la agenda por la igualdad en el mundo.

Las políticas de Trump entre 2017 y 2020 afectaron los avances en materia de derechos. Mencionaré sólo tres de ellos:

La reinstauración y ampliación a nivel global de la Global Gag Rule durante el primer mandato de Trump, una política que restringe el financiamiento estadounidense a organizaciones que ofrecen servicios relacionados con el aborto, tuvo consecuencias en la salud reproductiva y sexual de las mujeres en el mundo. Asociaciones como la International Planned Parenthood Federation señalan que, debido a esta ley, ellos en particular no pudieron evitar en los países en los que trabajan 20 mil muertes maternas, 4.8 millones de embarazos no planeados, 1.7 millones de abortos en condiciones de inseguridad y pudieron haber apoyado con tratamiento específico a 275 mil mujeres embarazadas con VIH, pudieron haber dado 70 millones de condones para evitar embarazos y ETS, 725 mil pruebas de VIH y 525 mil tratamientos para ETS. Estas cifras sólo son de esta institución. Esto afecta la vida de millones de mujeres y niñas en el mundo.

En su Gabinete, sólo el 17 por ciento de los puestos fueron ocupados por mujeres, la cifra más baja en décadas. En la actualidad los datos parecen indicar que un tercio de su Gabinete será formado por mujeres. La pregunta es ¿cuál será la posición de las mismas con relación a la igualdad y los derechos de las mujeres? Es difícil imaginar que cuestionen las políticas y visión del próximo Presidente en esta -o cualquier otra- materia.

Recortó el presupuesto para la atención a los programas en contra de la violencia hacia las mujeres. El costo de esta decisión, sumado a la politización del Poder Judicial y a la nominación de jueces antiderechos y antiaborto repercutió en la seguridad de las mujeres y las niñas, y tuvo el efecto posterior que conocemos: la revocación de Roe vs. Wade y la pérdida del derecho al aborto como un derecho protegido por la Constitución estadounidense.

El efecto de estas acciones y decisiones fue una movilización sin precedentes de las mujeres en el país del norte. La Marcha de las Mujeres en 2017 reunió a más de 500 mil personas en Estados Unidos y marcó un hito como la protesta más grande en la historia de dicha nación. Marchas “hermanas” se llevaron a cabo en otros países. Este movimiento se transformó en un movimiento global que conectó a luchas y movimientos feministas en todo el mundo.

Simultáneamente, el movimiento #MeToo visibilizó la violencia sexual y generó un cambio cultural profundo a nivel cultural, mediático y en empresas y diversas instituciones. En el ámbito político, las elecciones intermedias de 2018 vieron un aumento histórico de mujeres tanto como candidatas como representantes electas al Congreso de Estados Unidos, rompiendo récords y demostrando el poder e impacto del activismo cívico.

Llegamos ahora a la última campaña del Donald Trump en la cual, entre otras cosas, dijo en un mitin: “Voy a proteger a las mujeres, les guste o no”, haciendo que “sus comunidades sean más seguras y asegurándose de que no pensarán en el aborto”. El machismo y paternalismo detrás de esta expresión no sólo ignora la autonomía y capacidad de agencia de las mujeres -y la lucha histórica de las mismas por defender sus derechos- sino que pone en evidencia que las demandas del 50 por ciento de la población no están en su agenda.

Este tipo de declaraciones se suman a su historial legal. En 2023, un jurado en Nueva York determinó que Trump era responsable de abuso sexual y difamación contra la escritora E. Jean Carroll, condenándolo a pagarle 5 millones de dólares. Este caso, junto con múltiples acusaciones de acoso y abuso sexual a lo largo de los años, pone en entredicho cualquier narrativa de “protector” que intente proyectar.

La agenda de Trump para este segundo mandato plantea nuevas amenazas. Entre sus propuestas destacan mayores restricciones al aborto, recortes adicionales a programas sociales y un endurecimiento de políticas que afectan a poblaciones vulnerables. Este panorama coincide con el auge global de movimientos políticos -de izquierda y derecha- que utilizan los derechos de las mujeres como campo de batalla ideológico y de gobiernos y liderazgos que ignoran la flagrante violación de los derechos de las mujeres en el mundo.

El impacto de estas políticas no es sólo moral, también tiene implicaciones económicas y sociales. La discriminación y exclusión de las mujeres perpetúan la pobreza y limitan el desarrollo en todo el mundo.

Frente a este posible escenario, la resistencia es más necesaria que nunca. ¿Qué acciones son indispensables? El fortalecimiento de alianzas internacionales, la acción estratégica de los movimientos feministas y a favor de la defensa de los derechos humanos y de las mujeres en particular, la rendición de cuentas de los gobiernos, y la transparencia. Se ha puesto de moda que algunos gobiernos adopten una política exterior feminista, es hora de exigirles de que lo demuestren con hechos y presupuestos. Es fundamental promover la educación en igualdad, la transversalización de la perspectiva de género en la toma de decisiones, en las políticas públicas y en la asignación de presupuestos y sobre todo, promover la construcción de liderazgos con perspectiva de género y promover la presencia y participación de mujeres en todos los sectores y ámbitos de la toma de decisiones.

Lo que estamos viviendo en el mundo nos deja una lección clarísima: la igualdad y la defensa de los derechos de las mujeres no se garantizan y es necesario defenderlos de manera permanente, más aún ante la llegada de liderazgos populistas de izquierda y de derecha, y de liderazgos que llegan al poder por la vía electoral para destruir las instituciones democráticas que les permitieron ganar.

En la defensa de los derechos de las mujeres ni un paso atrás.

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La autora es Internacionalista y politóloga, fundadora de Mujeres Construyendo

@LaClau

www.mujeresconstruyendo.com

Animal Político / @Pajaropolitico