Las llaves de la historia
""
rfonseca@noroeste.com
@rodolfodiazf
No es lo mismo decir: la historia de las llaves que las llaves de la historia. En este caso específico, el orden de las palabras (factores) sí altera el producto.
Se considera que las primeras llaves se elaboraron en Egipto hace más de 4 mil años, con el evidente propósito de custodiar los bienes y riquezas. El nombre de llave derivó del latín clavis, pues los romanos aseguraban sus puertas con un clavo, el cual fue adoptando paulatinamente diversas formas y características para que solamente el propietario pudiera abrir y cerrar. Incluso, cuando se elegirá nuevo Papa todavía se usa la palabra “cónclave”, que significa cerrado con llave.
Aun cuando no se use una llave física, conocer la clave es fundamental para abrir la puerta indicada. Recordemos el “ábrete sésamo” del cuento de Alí Babá y los cuarenta ladrones, así como las contraseñas o claves que se requieren actualmente para acceder a un dispositivo o cuenta.
Sin embargo, lo más difícil continúa siendo tener las llaves de la historia; es decir, poder anticipar, discernir y descifrar lo que depara el futuro. Octavio Paz, en el Brindis de Estocolmo, que pronunció en diciembre de 1990 al recibir el Premio Nobel de Literatura, indicó: “El pasado reciente nos enseña que nadie tiene las llaves de la historia. El siglo se cierra con muchas interrogaciones”.
Ante la proximidad del nuevo siglo, Paz planteó varias preguntas, así como retos y desafíos: “Nuestro irreflexivo culto al progreso y los avances mismos de nuestra lucha por dominar la naturaleza se han convertido en una carrera suicida”, recalcó.
Hoy, nosotros podemos también hacer un elenco de acuciantes y existenciales preguntas sobre cómo será el mundo después de la pandemia.
¡Urge forjar las llaves de una nueva historia!
¿Forjo esas llaves?