Las cuotas de recuperación en las OSC

Daniel Tapia Sánchez
11 octubre 2020

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En las Organizaciones de la Sociedad Civil uno de los retos más importantes es el de ser autosostenibles, lograr ser autosuficientes y no depender de apoyos del gobierno es el principal reto de las organizaciones.

La contingencia sanitaria nos ha obligado a voltear a ver nuevas y mejores maneras de procurar recurso, ya que muchos de nuestros principales proyectos de recaudación no fueron realizados y se vieron mermados nuestros ingresos. Al ser instituciones de asistencia privada nos obliga a buscar la auto-sostenibilidad a base de colectas, proyectos y sobre todo de las cuotas de recuperación que por ley, estamos facultados a exigir.
Desde que se creó el primer Banco de Alimentos, hace más de 25 años, se buscaba la autosostenibilidad, se encontró con que si se donaba todo el alimento no se valoraba del todo, y que había muchos gastos operativos que tenían que realizarse y que al no haber tantas donaciones de efectivo no podía realizarse. Adicionalmente se tenía que comprar alimento con alto valor nutricional, ya que los beneficiarios que mayormente se atienden son personas con carencia alimentaria. Años después se creó la figura de las cuotas de recuperación, mismas que permiten a organizaciones ser autosuficientes, y ese es uno de los principales retos que tenemos hoy en día.
La mayor parte de las familias que se atienden en los 55 bancos de alimentos del país no reciben el alimento de forma gratuita, sino que se les aplica una cuota de recuperación que no debe exceder el 10 por ciento del valor comercial. Esto permite dos cosas muy importantes, la primera es que a las familias de les da un sentido de dignidad por el alimento y por otro lado, permite que los bancos sean completamente autosostenibles es decir, pueden seguir ayudando a más familias y operando sin necesidad de recibir financiamiento por parte de ninguna dependencia de gobierno o partido político.
La cuotas de recuperación en el Banco de Alimentos sirven para dentro de otras cosas, costear los gastos de logística, recolección del alimento, almacenamiento, distribución, personal, vehículos, impuestos y demás, y sobre todo, para comprar el alimento que día con día se entrega a las familias beneficiadas es decir, gran parte de alimento que se entrega en nuestra institución es comprado.
Contrario a lo que se esperaría, no todo el alimento que se entrega a las familias ha sido donado a los bancos por las empresas o sociedad en general, entre un 10 y un 30 por ciento se tiene que comprar dado que no hay quien lo done en esa variedad o cantidad. Solo por mencionar algún producto, en nuestra institución se compran mes tras mes, arriba de 10 toneladas de arroz, atún, frijol, puré, pastas entre otros.
A eso le sumamos que por la actual contingencia, que ocasionó compras de pánico y desabasto de alimento, se incrementó casi el 50 por ciento los costos de los productos de la canasta básica, haciendo todavía más difícil y costoso ayudar a más familias.
Las cuotas de recuperación significan para los bancos de alimentos de México y para la mayor parte de las organizaciones de la sociedad civil, el primer y más importante fuente de ingresos, de ahí se mantiene una organización como la nuestra. Al ser una organización sin fines de lucro y en el caso del banco de alimentos de Culiacán que no recibe financiamiento ni apoyo de ningún nivel ni dependencia de gobierno, la ley del ISR nos faculta y regula para el cobro de estas cuotas de recuperación.
Dichas cuotas no se les exige a todos los beneficiarios, como hemos comentado con anterioridad, todos los beneficiarios pasan por un estudio socioeconómico y si en el mismo, se determina que por su situación económica no puede cubrir dicha cuota, el banco patrocina el paquete alimentario e inclusive, si no tiene la posibilidad de acudir a nuestra institución, se le lleva hasta la puerta de su hogar. En este programa, llamado la ruta de la caridad, hay adultos mayores y personas con discapacidad.