Las conspiraciones
""
Rafael Morgan Ríos
cp_rafaelmorgan@hotmail.com
Son estos momentos en los que la sociedad está atemorizada, sufre de ansiedad y en su encierro, total o parcial, sólo contempla un futuro incierto tanto en lo económico como en la salud, así se generan historias de conspiraciones tratando de explicarse lo que está sucediendo, su origen y sus causas, todo ello motivado por la falta o insuficiente información, o bien por ociosidad, por broma o como ingenio macabro; sea también por diferencias políticas para culpar a los adversarios o bien por discusiones en la red que se difunden simultánea y mundialmente. Se ha de aclarar que casi todas estas elucubraciones tienen algo de realidad y de veracidad, pero magnificado y desvirtuado, corregido y aumentado a conveniencia.
Si se toma el caso de los precios del petróleo que la OPEP y Rusia decidieron disminuir, Estados Unidos los acusó de una maniobra para afectar su producción de crudo bajo el procedimiento Shale, que es más costoso que la extracción directa de Arabia y Rusia. Por su parte, estos dos países acusaron a Estados Unidos de tratar de controlar el mercado con una sobreproducción de petróleo, en momentos en que la demanda china había declinado fuertemente y la demanda de Japón y Europa estaba en receso por los efectos de la pandemia.
Ambos grupos se acusaron de sobreproducción, si bien es cierto que entre la OPEP, Rusia y Estados Unidos producen más de 30 millones de barriles diariamente. Al darse cuenta de que el problema es de sobreoferta, todos los productores llegaron a un acuerdo pues salieron perdiendo con precios abajo de 20 dólares el barril, pero perjudicaron a los productores menores, México, entre ellos.
El caso del coronavirus es otro que ha suscitado sospechas y conspiraciones. Primero se dijo que China contaminó a empresarios y viajeros norteamericanos en China, como venganza por los aranceles impuestos por Trump a las exportaciones de China a Estados Unidos. Después, se volteó la conspiración exponiendo que fueron soldados americanos los que “soltaron” el virus en Wuhan, para detener el crecimiento chino que amenazaba el liderazgo económico de Estados Unidos. Finalmente se descontroló la enfermedad hasta convertirse en una pandemia de efectos mundiales, en la que los países pequeños o más débiles quedaron en medio de la lucha de los elefantes.
Ahora, nacen otras conspiraciones alrededor de los efectos de la enfermedad, aunque todo parece indicar que se trata de una investigación en laboratorios que se salió de control. Trump acusa a la Organización Mundial de la Salud de lenidad y falta de cuidado para alertar sobre la gravedad del caso, pero ya se sabe que Trump es bueno para crear distractores que le permitan mantener su liderazgo y candidatura.
Aquí en México estamos saturados de “conspiraciones”: del Presidente López Obrador contra los empresarios o contra la prensa o los conservadores y neoliberales, o bien contra los presidentes anteriores, acusados de conspiración y de ineficiencia, pero a su vez, todos ven en las acciones y decisiones del Presidente que quiere convertir a México en otro Venezuela o en otro Cuba; o bien que quiere ser un dictador; o que quiere hacer quebrar las empresas para expropiarlas y nacionalizarlas, para lo cual está destruyendo las instituciones, la libertad de prensa y debilitando la democracia.
La realidad es que sí había y hay corrupción en el poder público en todos los niveles y que siempre el Gobierno ha sido ineficiente y mal administrador, pero también que muchas medidas impuestas por el Presidente han afectado la democracia, la transparencia, la libertad de prensa y la economía. El debilitamiento de esta última se resintió desde el inicio del sexenio y ahora, con los efectos de la pandemia se han recrudecido; basta observar cómo las calificadoras han ubicado la deuda de México a niveles peligrosos, se estima la quiebra de todo el sector turístico, hoteles, restaurantes y artesanías, la quiebra inevitable de las compañías de aviación, el cierre y quiebra de miles de pequeñas y medianas empresas, la caída del empleo y el desplome de la industria de la construcción, sin que existan medidas que atenúen o rescaten las fuentes de empleo.
Es de notarse que dentro de todas estas conspiraciones, el Presidente no sospeche de la real conspiración de Trump contra México con los aranceles y las medidas impuestas en el TMEC y la migración. Tampoco sospecha de la delincuencia organizada que tiene años conspirando contra México y, nunca se menciona al Presidente Peña Nieto que sí conspiró contra México con la proliferación de la corrupción.