La visita de AMLO y la agenda Sinaloa. Los asuntos UAS, maíz, JJR y fentanilo

Alejandro Sicairos
31 marzo 2023

sicairos6204@gmail.com

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Siempre que viene a Sinaloa como Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador trae una agenda oficial y otra privada, aparte de las señales que en sí contienen las visitas como las del próximo sábado en que vuelve a supervisar las presas Santa María y Picachos, aunque en vez del estado de las obras de riego quizá venga a medir el nivel de las aguas bravas acumuladas en la política local por tempestades de diferentes tipos e impactos que en estos momentos requieren de la atención federal.

Otra característica de las giras de López Obrador en Sinaloa es que se aparece aquí cuando hay complicaciones que requieren de tan alta injerencia para encauzarlas a soluciones que, teniendo el visto bueno presidencial, corren rápido a los desenlaces negociados. Por ejemplo, las veces que estaban en franco proceso de destitución sus amigos Jesús Estrada Ferreiro y Luis Guillermo Benítez Torres, en aquel tiempo alcaldes de Culiacán y Mazatlán, les aplicó el desdén que anunció la víspera de lo que finalmente sucedió.

Por allá a mediados de mayo de 2021, días antes de que se efectuara la votación para Gobernador de Sinaloa, el Presidente se reunió fuera de reflectores con Quirino Ordaz Coppel, quien presidía el Ejecutivo estatal, para “encargarle” que el proceso electoral fuera ordenado y respetado en el veredicto, solicitud que causó que toda la estructura priista-quirinista se replegara dejando solo al candidato del PRI, Mario Zamora Gastélum, en el trecho final de la campaña. Nadie lo notó porque la atención se centró en el “macaneo” que hizo AMLO en un partido de beisbol que se jugaba en La Noria, comunidad localizada a 31 kilómetros de Mazatlán.

Veamos el contexto en el que se da el retorno del Presidente a Sinaloa si es que se cumple el periplo a desarrollar mañana en el sur de Sinaloa. Analicémoslo con el método rústico y de ojo aguzado que a la vox populi le funciona para erigirse como pueblo sabio. Sin que se trate del “piensa mal y acertarás”, es suficiente con deletrear lo que hagan o no López Obrador y Rocha Moya en un entorno que le da rienda suelta a la especulación.

En primer término, está el escenario de confrontación que es entre la Universidad Autónoma de Sinaloa y el Congreso del Estado, pero obviamente la carga de la resolución recae en la cancha del Gobernador. Resulta cardinal la posición que López Obrador tome en la controversia que dirime si es reformada o no la Ley Orgánica de la UAS. ¿Dejar las cosas como están o darles un vuelco a los acontecimientos una vez que pase la Semana Santa?

Otro tema es la situación de vulnerabilidad de los jornaleros agrícolas que desde zonas del sureste mexicano emigran a los campos sinaloenses a ganarse el sustento, con la intermediación irregular de reclutadores y fletadores que les arruinan más la vida a estos trabajadores eventuales. Al tratarse de un sector de alta fragilidad social, indígenas la mayoría ante los cuales el Presidente es muy sensible, podrían establecerse políticas públicas para contener la crisis humanitaria que rebrotó en Juan José Ríos, municipio de Guasave, con la muerte de niñas y niños.

La gestión que Rocha Moya seguramente hará ante el Presidente se refiere a mejores condiciones para la comercialización de la cosecha de maíz en Sinaloa, amarrando acuerdos como la compra por Segalmex de un millón toneladas a un precio de 6 mil 965 pesos cada una, así como la liberación de la exportación del grano y el cierre a las importaciones provenientes de Sudáfrica, para generar mejores condiciones de rentabilidad a los productores maiceros.

Tal vez en la agenda oculta se traten también cuestiones de seguridad pública, concretamente lo concerniente a la producción de fentanilo que a congresistas y autoridades de Estados Unidos les da argumentos para sostener la iniciativa que determine que son organizaciones terroristas los cárteles mexicanos del narcotráfico, dando pauta a que intervengan en nuestro País fuerzas especiales del Gobierno estadounidense.

Lo irrebatible es que el Presidente viene a respaldar al Gobernador políticamente afín, Rubén Rocha Moya, quedando por definir cómo, en qué y con qué. Los asuntos abordados en reuniones de Palacio Nacional se dispersan en el tumulto de solicitudes y expedientes que a diario abruman a López Obrador, a diferencia de los encuentros cercanos en el territorio en el que las necesidades expuestas cobran tangibilidad y motivación.

Por eso, para descifrar a los mandatarios federales en turno, sobre todo al actual, se creó en los ciudadanos el sexto sentido sintetizado en la frase de Karl Popper de “no sabemos; sólo podemos conjeturar”, debido a que los portadores de la banda presidencial rinden más resultados en lo que tratan en secreto con los gobernadores, que aquello que dejan abierto para el conocimiento popular.

Entonces, conjeturemos.

El Gobernador, al Presidente,

A la sinaloense lo apapacha,

Sacando la agenda pendiente,

Entre “Pacífico” y callo de hacha.

Es digna la decisión que tomó ayer Jorge Papachoris Corrales al renunciar a la responsabilidad, recientemente asignada, de director general de Servicios Periciales de la Fiscalía General del Estado, después de la polémica de si tiene o no el perfil y la trayectoria para ocupar el cargo. En respeto a las familias que buscan a sus desaparecidos, y en apego al área de conocimiento personal (locución, conducción, producción y coaching) debe reconocérsele la honestidad de retirarse para evitar el enturbiamiento de un tema tan sensible.