La tenaz fe de Quirino Ordaz en AMLO

Alejandro Sicairos
31 mayo 2020

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alexsicairos@hotmail.com

¿Por qué no se le rebela al Presidente?

Aparte del inicio de la “Nueva normalidad” impuesta a los estados del país por el Gobierno federal, otras dos cosas comienzan hoy en México: la cuenta regresiva hacia la elección intermedia del 6 de junio de 2021 y la prueba de fuego para los gobernadores que sin pertenecer al Movimiento Regeneración Nacional continúan leales, o simulan ser disciplinados, ante las políticas públicas que implementa el Presidente Andrés Manuel López Obrador. En el caso de Sinaloa ¿coronavirus, sucesión y subordinación resistirán juntos en el año crucial que corre a partir de este lunes?

El Gobernador Quirino Ordaz Coppel ha desarrollado una empatía con López Obrador que parece sincera. Se ven bien, se abrazan y ríen cada vez que se encuentran, pero son vaporosos los elementos para afirmar que a Sinaloa le ha ido bien a raíz de ese trato cordial. Más allá de la continuación de grandes obras que son apoyadas desde anteriores administraciones federales, como la presa Santa María y la carretera Badiraguato-Parral, vientos nuevos no se siente que soplen en el estado.

En realidad el federalismo luce roto en México. Inclusive los mismos gobernadores y alcaldes de Morena han sido abandonados al modo amloísta de “rásquense todos con sus mismas uñas” al centralizarse sin contrapesos el ejercicio del poder en un solo hombre. La capacidad de respuesta de los municipios y estados a las demandas sociales depende de los recursos propios que puedan recaudar, más la dosificación del presupuesto nacional al antojo de la tacaña 4-T, que envía el dinero etiquetado para los programas insignias de López Obrador.

Los gobernantes morenistas tienen que tragarse la inconformidad porque para ellos es pecado político capital cualquier posibilidad de insubordinársele a López. Sin embargo, la plácida obediencia de los mandatarios priistas a decisiones del centro que les afectan política, económica y socialmente da para dudar de si es lealtad coaccionada por miedo a que todo el régimen se les eche encima a los discrepantes, o se trata de algún síndrome que los lleva a adorar a los verdugos.

Estamos a punto de desentrañar el origen de tal diplomacia, avenencia o sumisión forzada porque el ordenamiento de “Nueva normalidad” que proviene de Palacio Nacional ocasiona que los gobernadores de Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, Michoacán, Durango, Jalisco y Colima se opongan al sistema de semáforo epidemiológico con el que se decidirán de aquí en adelante las nuevas medidas contra la pandemia de Covid-19 en México.

Quirino Ordaz es de los gobernadores que ha decidido seguir al pie de las letras las indicaciones de López Obrador en cuestión de emergencia sanitaria y en general en lo que tiene que ver con su relación con el Presidente. Esto nada tendría de extraño si la deferencia recíproca entre los jefes del Ejecutivo federal y local derivara acciones correspondidas de allá para acá en lo que respecta a programas, financiamiento y ambientes adecuados para el desarrollo.

Por lo demás, es obvio que Ordaz Coppel y López Obrador cuidan los intereses de cada uno. Al Gobernador la adecuada cortesía política con AMLO le ha evitado golpeteos provenientes de la revanchista 4-T (la oposición en el Congreso del Estado es inofensiva brisa frente a la tormenta de venganzas que puede venírsele encima) y le sirve además para empatizar con las bases morenistas sinaloenses y mantenerse arriba en las encuestas que lo colocan encabezando el ranking de los mejores mandatarios estatales; al Presidente le resulta políticamente vital tener aliados priistas sobre todo si éstos le ayudan a la estabilidad nacional conformándose con lo poco o nada que les llegue de la federación.

Pero la elección de Gobernador de Sinaloa que entrará en estos días a la carrera a contrarreloj clarificará para qué guarda intachable Quirino Ordaz su trato con López Obrador. Hasta hoy es AMLO el ganón en este esquema de poder o juego de reglas de urbanidad y más cuando aparecen las protestas contra su desempeño y se irán sumando más gobernadores a la rebeldía contra lo que se quiera imponer desde el centro.

Nadie descarte que las cosas puedan cambiar en lo sucesivo. Así como se puede engañar a un pueblo entero por un tiempo pero no toda la vida, de la misma manera la fidelidad a algo o alguien posee plazos fatales e intereses alterables. Al seno de la Conferencia Nacional de Gobernadores cobra fuerza el ánimo anticentralista y Quirino Ordaz ha sido factor de distensión y de fortalecimiento del pacto federal. Al menos hasta ahora.

La postura del Gobernador de Sinaloa no es más que el acoplamiento a un modelo político que considera inadmisibles los desensambles. Tal vez no recibe ni siquiera completas las partidas presupuestales aprobadas para Sinaloa por el Congreso de la Unión, pero tal sacrificio le acarrea el beneficio de la estabilidad para él y el Gobierno que preside. ¿Por cuánto tiempo más? Recordemos que hay veces el pato nada y hay veces ni agua bebe.

Reverso
No vale la pena complicar,
Un asunto que es sencillo:
El que tenga mejor colmillo,
Al otro habrá de devorar.

Trazos aliancistas
El hecho de que coincidieran el viernes los partidos Revolucionario Institucional, Acción Nacional, de la Revolución Democrática y Movimiento Ciudadano en la integración del Frente Estatal de Sinaloa Contra las Altas Tarifas Eléctricas ¿significa que se calientan motores para una alianza electoral de tal magnitud con miras a la elección de Gobernador? No debemos quitarle la atención a este acercamiento que puede terminar en “boda”, si es que el ánimo social da su consentimiento.