La que llegó para quedarse
Doug Casey nos recuerda que la inflación rara vez es “transitoria” (como hoy falsamente pregona la FED en una obvia maniobra aplacatarugos) y siempre es devastadora.
“Todos estamos familiarizados con el término ‘flexibilización cuantitativa’ (QE: Quantitative Easing). Se describe como ‘una política monetaria en la que un banco central compra valores gubernamentales u otros valores del mercado para reducir las tasas de interés y aumentar la oferta monetaria’.
Bueno, eso suena razonable... incluso beneficioso. Pero, desafortunadamente, esa no es toda la historia.
Cuando se implementó la QE, el poder adquisitivo era débil y tanto la deuda pública como la personal se habían vuelto tan grandes que un mayor endeudamiento no resolvería el problema; sólo lo pospondría y, al final, lo exacerbaría. Efectivamente, la QE no es una solución a un problema económico, es un bono de proporciones épicas, otorgado a los bancos por los gobiernos, a expensas del contribuyente.
Pero, por supuesto, no debería sorprendernos que los gobiernos hayan transmitido una redistribución masiva de la riqueza del contribuyente a sus amigos del sector bancario con términos tan ingeniosos. Los gobiernos de hoy se han vuelto extremadamente expertos en crear eufemismos para sus fechorías con el fin de engañar a la población.
En este punto, no podemos encender las noticias diarias sin que nos alimenten con una comida completa de palabrería cuidadosamente redactada, diseñada para abrumar aún más cualquier pequeña voz de la verdad que pueda haber.
Pongamos esto en perspectiva por un momento.
Durante milenios, los líderes políticos han estado en la práctica de alterar, confundir e incluso borrar la verdad, cuando es posible. Y probablemente sea seguro decir que, desde que ha habido medios de comunicación, ha habido líderes políticos haciendo todo lo posible para controlarlos.
Durante tiempos de guerra, los líderes políticos han restringido en serie a los medios de comunicación para que no digan simplemente la verdad. Durante la guerra civil estadounidense, el presidente Lincoln cerró unos 300 periódicos y arrestó a unos 14 mil periodistas que tuvieron la audacia de contradecir sus declaraciones al público.
Por extremo que pueda parecer, esta práctica ha sido más la regla en la historia que la excepción.
En la mayoría de los países, en la mayoría de las épocas, algunas publicaciones van en contra de la trama oficial y es muy posible que paguen un precio por hacerlo. Sin embargo, otras publicaciones siguen la línea de la historia oficial en mayor o menor grado y, a menudo, son recompensadas por hacerlo.
No debería sorprender, entonces, que los medios de comunicación a menudo vengan a informar las noticias de una manera menos que precisa. Se dice que Mark Twain dijo: ‘Si no lees el periódico, estás desinformado. Si lees el periódico, estás mal informado’”.