La población humana dejará de crecer, y no por virus

Omar Lizárraga Morales
30 agosto 2020

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La población mundial llegará a su punto máximo alrededor del año 2100, con un nivel de casi 11,000 millones de personas, para ya no crecer más. En eso concluye el informe “Perspectivas de la Población Mundial 2019: Aspectos Destacados” publicado por la División de Población del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, que ofrece una visión global de las tendencias y perspectivas demográficas mundiales para el presente siglo.

Pero ¿por qué pasará esto? Las razones principales son dos: envejecimiento de población y bajos niveles de fecundidad.
Veamos, la primera causa. Nuestro planeta es actualmente el hogar de 7,700 millones de personas aproximadamente, y las proyecciones actuales señalan que la población mundial aumentará a cerca de 9,200 millones en 2050. Sin embargo, en las próximas décadas, esa población creciente se concentrará en países en vías de desarrollo, en particular en África subsahariana, el Medio Oriente y el norte de África, mientras que muchas naciones desarrolladas se caracterizarán por una proporción creciente de personas mayores y ancianas (de más de 80 años de edad), y una proporción cada vez menor de jóvenes.
También, se espera que el número de personas de más de 60 años en el mundo llegue a 2,000 millones en 2050; esto es, alrededor de 22 por ciento de la población mundial. Además, se prevé que las personas de más de 80 años de edad representarán cuatro por ciento de la población, cuatro veces más que en la actualidad. Por primera vez, el número de habitantes de más de 65 años superará al de niños menores de cinco años. Esto se debe al envejecimiento de la generación del babyboom, segmento de población nacido en la posguerra, entre los años 1946 y 1964, y que en la actualidad representa dos terceras partes de la población mundial.
Ésta es la primera vez en la historia de la humanidad que se produce un cambio en la estructura de edades de la población mundial, y con este cambio demográfico habrá más presión sobre las nuevas generaciones para poder sostener los sistemas de pensión, y de salud pública. Cuando esta generación adulta empiece a morir, -como ya está sucediendo- se reflejará en una reducción de población considerable en los países más desarrollados, y sus nuevas generaciones no quieren tener hijos.
En cuanto a esta segunda causa, tenemos que la fecundidad bajó de 3,2 nacimientos por mujer en 1990 a 2,5 en 2019, y se espera que disminuya aún más, alcanzando 2,2 nacimientos por mujer en 2050, y menor aún en la segunda parte del Siglo XXI. En el caso de México, la tasa de fecundidad es de 2,42 hijos, pero se espera que para el año 2100 ésta disminuya a 1.44.
Se necesita un nivel de fecundidad de 2,1 nacimientos por mujer para asegurar el reemplazo generacional y evitar reducciones de población. Esto no se espera que suceda.
En algunos lugares, el impacto de la baja fecundidad en el tamaño de la población se ve reforzado por las altas tasas de emigración. Entre 2019 y 2050, se proyecta que en 55 países o áreas la población disminuirá un 1% o más; en 26 de esos países la caída será de al menos el 10%. En China, por ejemplo, se proyecta que la población disminuirá en 31,4 millones, o alrededor del 2,2%, entre 2019 y 2050.
La baja fecundidad en la era moderna, se debe principalmente a la inserción laboral de la mujer y su mayor acceso a la educación; existe una relación directa entre nivel educativo y número de hijos. Diversos estudios han encontrado que a mayor nivel educativo de la mujer, menor es su proclive a casarse, y también a tener hijos.
La fecundidad femenina es clave, pero sucede que los varones de las nuevas generaciones tampoco tienen en sus planes la descendencia, pues los llamados “millenials” forman parte de una generación interesada en viajar, tener nuevas experiencias y conocer el mundo; elementos no compatibles con los gastos y compromiso que requieren los hijos.
El cambio demográfico varía en cada continente, por ejemplo, se espera que en África subsahariana se concentre el mayor peso de población joven y en general un crecimiento poblacional, así como en América Latina y sur de Asia. Por el contrario, en Norteamérica, Europa y norte de Asia, se espera un lento crecimiento en los próximos años y una alta mortandad de adultos mayores.
Ahora bien, estas proyecciones son relativas, pues los países con menor población podrán promover la inmigración y crear políticas públicas para incentivar la fecundidad. Pero esa planeación debe ser ahora, para ver reflejados resultados al final del siglo. Paradójicamente, los países más desarrollados que necesitan jóvenes para mantener su población, son los más restrictivos en su política migratoria. Tarde o temprano tendrán que abrir sus fronteras.
Es cuanto…..

* Consejero Consultivo de la CEDH de Sinaloa
**Doctor de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Sinaloa