La otra contaminación

David Cristóbal Álvarez Bernal
04 abril 2023

david@bufetealvarez.com

Cuando hablamos de contaminación ambiental nos viene a la mente la contaminación del agua, del suelo o de la atmósfera, que son las más frecuentes.

Pero existe otra contaminación: la contaminación visual. Esta se da, entre otras formas, cuando el gobierno municipal permite la instalación indiscriminada de anuncios publicitarios que no cumplen con los requisitos fijados en las leyes correspondientes.

Basta pasear por la zona costera o por la Zona Dorada, para saber de qué estoy hablando. Anuncios publicitarios de todo tipo y por todas partes.

La contaminación visual, desde el punto de vista legal, puede dar origen a acciones colectivas que buscarán que se eliminen los anuncios que la causan o que se les obligue a cumplir con las leyes correspondientes, y en caso de que eso no sea posible, se busca que el demandado pague una indemnización en dinero, que se irá a un fondo administrado por el Consejo de la Judicatura Federal y que se usa para apoyar otras acciones colectivas.

Eliminar la contaminación visual a que me refiero tendrá un efecto positivo en el paisaje y tendremos una ciudad más “bonita” y eso puede atraer más y mejor turismo.

En otras partes del país se han expedido leyes y reglamentos que buscan regular los anuncios publicitarios y eliminar o reducir la contaminación visual y no les ha ido nada mal. Aquí también existen, pero no se respetan ni se aplican.

En pocas palabras, el principal agente contaminador es el gobierno municipal que no ha hecho absolutamente nada para poner orden en este aspecto.

Para que no les llegue por sorpresa, avisamos al ayuntamiento que estamos preparando acciones legales en su contra para eliminar y reducir la contaminación visual, iniciando por la zona costera y la Zona Dorada y extendiéndose hacia toda la ciudad.

Si la autoridad encargada de poner orden en el tema del que le platico no hace nada, nos toca a los ciudadanos hacer algo y obligarla, por los caminos legales, a cumplir con su deber.

O la otra es quedarnos cruzados de brazos y si acaso platicando el tema en charlas de café, como lo hacen casi todas las organizaciones empresariales de la ciudad.