La nieve de la vejez

Rodolfo Díaz Fonseca
18 junio 2020

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rfonseca@noroeste.com
@rodolfodiazf

Es lamentable la soledad en que viven algunos adultos mayores. Paradójicamente, después de haber formado una familia, algunos abuelos, bisabuelos, tíos o padrinos experimentan en vida la ausencia y el olvido.

Compartimos una carta publicada en el muro de Facebook de Tommaso Giordano con el título: “Triste realidad de muchos ancianos:

"Esta carta representa el equilibrio de mi vida. Tengo 88 años, 4 hijos, 11 nietos, 2 bisnietos y una habitación de 12 m2. Ya no tengo mi hogar o mis seres queridos, pero quien arregla mi habitación, prepara la comida y la cama, quien toma la presión y me pesa. Ya no tengo la risa de mis nietos, los veo crecer, abrazarse y pelear; algunos vienen a visitarme cada 20-30 días; otros, cada tres o cuatro meses; otros, nunca.

“Ya no hago croquetas, huevos batidos, huevos rellenos, ni rollos de carne picada, ni punto de ganchillo. Todavía tengo el pasatiempo de hacer sudokus que entretengo durante unas horas. No sé cuánto me quedará de la vida, pero tengo que acostumbrarme a esta soledad; voy a terapia ocupacional y ayudo a quienes están peor que yo, incluso si no quiero estar demasiado intrigada. A menudo desaparecen.

“Dicen que la vida se está alargando. ¿Para qué? ¿Para quién? Cuando estoy sola, puedo ver las fotos de mi familia y algunos recuerdos caseros que traje conmigo. Y esto es todo. Espero que las próximas generaciones entiendan que la familia está formada para tener un mañana y darles a nuestros padres el tiempo que nos dieron cuando nos criaron”.

Al final, Giordano escribió la siguiente reflexión: “La vejez llega de repente, como la nieve. Una mañana, cuando te levantas, te das cuenta de que todo es blanco”.

¿Cuido, apoyo, visito y respeto a las personas mayores?