La música del silencio
Éste es el título de una obra autobiográfica que escribió Andrea Bocelli, con el propósito de comunicar las difíciles condiciones por las que atravesó debido a sus limitaciones físicas. Posteriormente, la historia fue llevada también a la pantalla grande, en una película dirigida por Michael Radford y protagonizada por Toby Sebastian y Antonio Banderas.
Bocelli, cuyo nombre original era Amos Bardi, nació con una aguda discapacidad visual, que se complicó hasta el grado de la ceguera total, debido a un accidente que sucedió cuando jugaba futbol, a la edad de 12 años.
Su incapacidad nunca fue una limitante, antes bien, se convirtió en un estímulo y acicate que lo impulsó a salir adelante. Tenía muy claro que debía ganarse el respeto de los demás, no su lástima y conmiseración. Su ceguera no debería de ser un límite, sino un trampolín que le permitiera saltar más alto; por eso, expresó: “Para ser como los demás, debo trabajar más. Si los demás montan a caballo, yo debo montar un tigre”.
Su familia fue su principal bastión; en esa agradable ensenada reencontró la fuerza para seguir luchando y desarrollar el don de su voz; pues, según dijo su madre, era lo único que lograba consolarlo en su postración. Mención aparte merece el tenor Franco Corelli (personificado en la película por el actor español Antonio Banderas), quien se convirtió en maestro de Bocelli.
Con su tesón, esfuerzo, preparación y talento, logró triunfar en 1994 en la 44 edición del Festival de Sanremo, interpretando la canción “Il mare calmo della sera”. Previamente, en 1992, Zucchero convenció a Pavarotti de grabar con Bocelli la canción “Miserere”.
En fin, podrá existir la música del silencio, pero jamás podrá existir el silencio de la música.
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