La música del cine

Rodolfo Díaz Fonseca
23 septiembre 2024

La música compuesta para las películas ocupa un lugar especial en nuestros recuerdos (incluso, “memories”, es el título del tema musical del filme Nuestros años felices, de 1973, protagonizado por Barbra Streisand y Robert Redford, y compuesto por Marvin Hamlisch).

Inicialmente, en la época del cine mudo, la música con que se acompañaba a las películas no iba acorde con las escenas que se estaban viendo; era simple acompañamiento para crear una atmósfera.

Sin embargo, en 1933, con la película King Kong, se puede hablar, ya, de una producción fílmica con su propia partitura y banda sonora, compuesta por el músico austriaco, Max Steiner. A partir de entonces, la industria fílmica dio un vuelco, pues se ajustó la música a cada ambiente, entorno y escena. La música entabló un diálogo con la narración y los personajes; aun más, cada personaje contó con la representación de su propia música.

Steiner traía la música en las venas, herencia del sinfonismo que amamantó en Austria, como se reflejó en la monumental banda sonora de la película “Lo que el viento se llevó”, de 1939. ¿Quién no recuerda la escena que antecedía al intermedio, cuando Scarlett O´Hara (protagonizada por Vivien Leigh) regresó hambrienta a su desolada tierra a causa de la guerra y profirió un solemne juramento, teniendo a Dios por testigo, de que jamás volvería a pasar hambre, mientras se escucha el tema musical (Tema de Tara) en todo su esplendor en el rojizo atardecer?

Steiner sabía que el papel de la música en el cine era acompañar y reforzar, servir de marco sin exagerar, lucir ni pontificar: para eso están las grandes salas de concierto. Por eso, expresó: “Demasiada música; abrumas la película y los diálogos. Y entonces pierdes la dinámica emocional”.

¿Disfruto las bandas sonoras?

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