La Ministra y la independencia
@adelanavarro
SinEmbargo.MX
A propósito de protocolos, el único que formalmente existe en México es la Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacional. El de los símbolos patrios. No hay un protocolo por escrito para determinar cómo se debe actuar cuando se está frente al titular de alguno de los tres poderes que integran el Estado mexicano, sea como es en el presente, el Presidente de la República, la Presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el Presidente del Congreso de la Unión, o los presidentes de las mesas directivas del Senado o la Cámara de Diputados.
Emanados y electos por el pueblo, son administradores por un periodo determinado de los recursos y las políticas públicas en el País, y por tanto no existe un protocolo por escrito para abordarlos o de cómo comportarse ante su presencia. El propio Presidente Andrés Manuel López Obrador había dicho que cambiaría toda esa parafernalia alrededor de la figura presidencial, que, por muchos años, especialmente en la larguísima era priista, fue objeto de veneración y hasta culto.
Pero hace unos días, a propósito de la celebración del Aniversario 106 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, hubo reacciones en contra por parte de miembros y seguidores del partido del Presidente, Morena, y de algunos integrantes de su Gabinete cuando, a la llegada del titular del Poder Ejecutivo al acto, la Presidenta del Poder Judicial, la Ministra Norma Piña, no se puso de pie para “recibir” al Presidente. Sí le aplaudió de manera amable y sonriente, pero apoltronada en la silla del presidium.
¿Debería haberse puesto de pie la Ministra ante la presentación y entrada del Presidente Andrés Manuel López Obrador? No, no hay ningún protocolo que así lo determine oficialmente. No existe en México, como por ejemplo sí en monarquías como la inglesa, un protocolo sobre cómo actuar frente al Rey, hacerle una reverencia en lugar de un saludo, llamarle su majestad, no hablar antes que él, no tocarlo y así por el estilo.
Pero en México no. No estamos ante la presencia de un monarca sino del representante del pueblo, la persona que fue votada para administrar el destino de la Nación, y a la cual ni se le hace una reverencia, ni se pone uno de pie ante su presencia. Se puede hacer por cortesía, por acomodaticio, por práctica o por política, pero no es una obligación.
La Ministra Norma Piña sí se mantuvo en pie para honrar a los símbolos patrios. Como marca la Ley, por tanto, el protocolo, saludó a la Bandera, algo que el Presidente suele omitir en actos, y entonó el Himno Nacional a coro y en posición de respeto.
Pero el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, ha cambiado mucho. Al igual que sus simpatizantes, se vio molesto por la actitud de la Ministra de no ponerse en pie cuando él arribó al lugar y fue presentado al micrófono. De hecho, dijo que le “llenaba de orgullo” que la Presidenta de la Corte no se hubiese puesto de pie, porque eso significaba que estaba llevando a cabo “una transformación”, pues antes no sucedía así, porque “en la realidad el poder de poderes era el Ejecutivo”.
El Presidente López Obrador no está de plácemes con el Poder Judicial desde que concluyó el periodo como titular del Ministro Arturo Zaldívar. De hecho, el Presidente intentó, a partir de una reforma, alargar el periodo de Zaldívar, pues solo en él confiaba para “transformar” al Poder Judicial. No lo logró, y a principios de este enero de 2023, los integrantes de la Corte eligieron a la Ministra Piña como la Presidenta de ese Poder.
A pregunta expresa de alguno de los reporteros de la conferencia matutina del Presidente, López Obrador dijo, días después de la elección de la Ministra Piña, que no había confianza, que quizá con uno o dos, o algunos ministros, pero en su mayoría no porque venían de los periodos gubernamentales que tanto critica.
El trato del titular del Poder Ejecutivo hacia la titular del Poder Judicial ha sido por demás frío. Distante más allá de la separación de poderes y más cercano a la diferencia de ideologías.
Ese día, el día de la Constitución, además, la Ministra Piña discursó sobre la independencia del Poder Judicial, el respeto a quienes lo integran, un tema que ha sido recurrente en la narrativa del Presidente cuando critica a jueces que actúan contra sus proyectos, o aquellos que señalan por liberar personas presuntamente culpables, como narcotraficantes y también políticos y ex funcionarios.
Norma Piña expresó: “Es sano y necesario ponderar la actividad de los jueces en virtud de las resoluciones que emiten, y nunca perder de vista la independencia judicial -la de los juzgadores y la de uno de los poderes constitutivos de la República. Una Judicatura independiente es pilar de nuestra democracia. Es el legado que nos transmite nuestra Ley fundamental. Tenemos la responsabilidad de preservarla y fortalecerla. De lo contrario, corremos el riesgo de mermar esa garantía en detrimento de las propias personas que nos demandan justicia. La independencia judicial no es un privilegio de los jueces, es el principio que garantiza una adecuada impartición de justicia para hacer efectivas las libertades y la igualdad de las y los mexicanos. La independencia judicial es la principal garantía de imparcialidad del Poder Judicial, siempre, en beneficio de la sociedad”.
Y sí, respecto a los tres poderes del Estado no existe uno que tenga preponderancia sobre los otros, de ahí la división de poderes, su autonomía e independencia. Y no, la Ministra Norma Piña, hoy día titular del Poder Judicial, no estaba obligada a ponerse de pie ante la llegada del titular del Poder Ejecutivo. Eso dijera el Presidente López Obrador, es cosa muy del pasado, cuando lo que imperaba era el presidencialismo a ultranza, ese concepto y protocolo no escrito que, se supone, en México ya no existe.