La inteligente pregunta
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@rodolfodiazf
Preguntando se llega a Roma, dice un antiguo refrán. Con esta frase se reafirma la necesidad de cuestionar para saber. Algunas personas se abstienen de preguntar porque consideran que se les tildará de ignorantes; sin embargo, la pregunta es la puerta del conocimiento, porque quien pregunta busca disipar la duda para aclarar la bruma de la ignorancia.
La pregunta es la expresión de una inteligencia no satisfecha, afirmó Jorge Faral en su libro “De la mano de los griegos aprendemos a pensar”:
“Si ya conoces la explicación o el desenlace de algo, tu inteligencia está satisfecha, no tienes curiosidad y no te haces más preguntas. Es el enigma, el vacío de explicación o de solución, lo que mueve a conocer. ¿Pensaste alguna vez por qué te atraen las búsquedas de tesoros, o las telenovelas, o un programa de preguntas y respuestas, o por qué lees Harry Potter sin parar, un capítulo tras otro? Es la pregunta la que te impulsa. ¿Dónde está…? ¿Cuál es…? ¿Cómo será…? ¿Quién fue…? ¿Por qué… cuándo… cómo…?”
En “El libro de las preguntas”, Pablo Neruda escribió estupendos y lúcidos cuestionamientos que estremecen y sacuden las acolchadas verdades en que satisfechos nos apoltronamos.
“¿Dime, la rosa está desnuda o sólo tiene ese vestido?
¿Por qué los árboles esconden el esplendor de sus raíces?
¿Conversa el humo con las nubes?
¿Es verdad que las esperanzas deben regarse con rocío?
¿Por qué se suicidan las hojas cuando se sienten amarillas?
¿Por qué lloran tanto las nubes y cada vez son más alegres?
¿Es paz la paz de la paloma?
¿Cómo se llama una flor que vuela de pájaro en pájaro?
¿No es mejor nunca que tarde?
¿Dónde está el centro del mar?
¿Por qué no van allí las olas?”.
¿Me abstengo de preguntar?