La huella de AMLO en el gabinete de Claudia

Arturo Santamaría Gómez
06 julio 2024

Los nuevos nombramientos de Claudia Sheinbaum en cuatro secretarías rompen con el criterio académico de los primeros seis. De hecho, este tercer grupo exhibe el nivel académico más bajo. Sólo Mario Delgado ostenta el grado de maestro en Economía, pero ni tiene ninguna carrera académica que lo ligue a la educación. El único antecedente con el que cuenta en este campo es haber sido el relevo del Dr. Axel Dridrikson en la primera Secretaría de Educación Pública que tuvo el Distrito Federal durante la gestión de Marcelo Ebrard. Todo parece indicar que hubo presiones para que la Dra. Sheinbaum colocara en una secretaría de enorme importancia a alguien que no tiene ni trayectoria ni evidente interés en la educación pública. Mario Delgado es más que nada un político, incluso ha relegado su formación como economista. Más que ningún otro nombramiento de los últimos cuatro, el de la Secretaría de Educación Pública se sale de la lógica que había seguido la Presidenta electa.

No me queda claro si Delgado es un hombre de López Obrador, aunque, muchos dicen que sí; pero que Rosa Icela Rodríguez y Ariadna Montiel son mujeres de confianza de AMLO no hay ninguna duda. Habrá que preguntarse si en las próximas designaciones habrá personajes más ligados al inquilino de Palacio Nacional que a la Dra. Sheinbaum. Si es así, habrá que preguntarse si, en efecto, como han dicho muchos críticos de López Obrador y Morena, el tabasqueño con ello quiere seguir teniendo una injerencia directa en el nuevo gobierno, sobre todo en el manejo político-social de la 4T.

Todo parece indicar que después de los primeros doce nombramientos con la huella de Claudia, de aquí en adelante se verá la mano del tabasqueño. Ahora bien, no sería la primera vez que secretarios de Estado de un ex Presidente repitan en el gabinete entrante. Eso sucedió mucho en el viejo PRI y esto se está reeditando con Morena. No obstante, Claudia Sheinbaun tiene cuadros probados de sobra que trabajaron con ella en el Gobierno de la CDMX como en el grupo de asesores y colaboradores que elaboraron sus documentos de campaña. Concediendo el beneficio de la duda, Claudia quizá piense que la experiencia de las dos mujeres nombradas sea necesaria durante los primeros pasos de su gobierno. Sin embargo, salta la duda de si estas dos funcionarias seguirán el mandato de la Presidenta Constitucional o de López, Obrador, su jefe político.

Ahora bien, de Rosa Icela son más lo que hablan bien de ella que los que hablan mal. Ella es periodista de origen, y sus antiguos colegas dicen que era una “mezcla de inocencia y dureza... de trabajo intenso y honesto... siempre analítica y preguntándolo todo. Es dura e implacable, rígida en sus principios, pero amable y solidaria. Con una gran capacidad táctica y negociar para imponerse políticamente”. Su currículum en las instituciones de gobierno, el cual empezó con Samuel del Villar en 1997 y continuó con López Obrador a partir de 2000, se ha forjado sobre todo en los ámbitos de la seguridad pública. Sin duda tiene experiencia política, obligatoria en la Secretaría de Gobernación, pero carece de formación jurídica de peso.

Ariadna Montiel Reyes es, hasta el momento, la única secretaria que carece de grado académico, sólo tiene estudios truncados de arquitectura. Sin embargo, se dice de ella que es una funcionaria honesta, incansable, leal y muy comprometida con su trabajo, a la vez que es una militante de izquierda desde sus días estudiantiles. Es la operadora de los programas sociales de la 4T, sin ellos Morena y AMLO no gozarían de la amplia aceptación popular que se comprobó en las pasadas elecciones. Ariadna repite en la Secretaría del Bienestar.

Por último, es evidente que él único cuadro claudista de esta tercera entrega de nombramientos es Omar García Harfuch. Este personaje no es de las querencias de AMLO y fue bloqueado desde Palacio Nacional para que no fuera el candidato de Morena a la CDMX. García Harfuch es un policía muy eficiente, pero no tiene nada que ver con el ideario de Morena y eso fue un hándicap que lo enfrentaba no tan solo a López Obrador sino a las diferentes corrientes de izquierda de este partido, con la excepción de la claudista. De haber sido candidato al gobierno capitalino muy probablemente hubiese ganado aún con mayor margen del que obtuvo Clara Brugada, según lo indicaban las encuestas. De haberse convertido en jefe de Gobierno de la CDMX se hubiese convertido de inmediato en un fuerte candidato a la presidencia para 2030, lo que era totalmente inaceptable para las izquierdas morenas.

Tal y como se ve el panorama con los secretarios nombrados y sobre todo a partir del tercer grupo, es muy probable que los secretarios de Defensa y Marina, así como Pemex y la CFE lleven el aroma del tabasqueño.

Sólo el tiempo dirá hasta dónde llegará el acuerdo en Claudia Sheinbaum y Andrés Manuel López Obrador para mantener un gabinete compartido. Si la Dra. Sheinbaum recibe el apoyo mayoritario de la sociedad y de la 4T podrá imponerse el orden constitucional; es decir, que el único mando político en el gobierno sea ella. De esa manera Claudia podrá demostrar que no es tan sólo la primera mujer Presidenta de México y que es una persona de gran talento, sino, sobre todo, que es una mujer que, además de inteligencia científica, tiene talento político y capacidad de mando.

Si los nuevos gobiernos municipales de Sinaloa ponen atención a los planteamientos programáticos del Dr. Julio Berdegué Sacristán se darán cuenta que Sinaloa tiene mucho que aportar desde ese ámbito a una política federal. Sinaloa es el primer productor de alimentos de México, cuenta con once ríos y numerosas presas. Por esa razón, y varias más, tiene mucho que aportar en establecer la soberanía alimentaria, el manejo de los recursos hídricos y en el combate a la pobreza en nuestro País.

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