La función financiera en la pyme; inversiones en capital de trabajo

Samuel Campos Velarde
18 octubre 2020

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En la colaboración anterior señalé que para efectos financieros las inversiones en las empresas se dividen en inversiones permanentes y de capital de trabajo. Las inversiones permanentes las definí como la cantidad de recursos necesaria que le permita a la pyme efectuar las erogaciones para adquirir maquinaria, equipo, edificios, equipo de transporte, etc., necesarios para que pueda llevar a cabo su objeto social de acuerdo con la capacidad de producción y/o venta establecida en el plan de negocios previamente elaborado. A su vez las inversiones en capital de trabajo se refieren a la cantidad de recursos necesarios para mantener la operación normal de la empresa considerando que para ello se requieren inversiones de recursos en efectivo en caja y equivalentes, en cuentas por cobrar e inventarios, restados estos del importe de los pasivos que derivan o sean consecuencia de la operación de la empresa, entendiendo estos últimos como el financiamiento que se recibe de proveedores e impuestos devengados por pagar, principalmente.

La definición anterior difiere con la “clásica” que muchos libros de texto señalan, siendo esta la inversión en activos circulante (efectivo, cuentas por cobrar e inventarios principalmente) menos el importe de los pasivos a corto plazo, entendiéndose por estas las cuentas por pagar a proveedores y otros, préstamos bancarios, impuestos por pagar y otras deudas cuyo vencimiento sea menor a un año. La primera definición se enfoca al ciclo del capital de trabajo, mientras que la segunda a los tiempos en que los activos se vuelven líquidos y los pasivos deben pagarse. No obstante considero que ambas definiciones tienen ámbito de validez dependiendo de las circunstancias particulares.
Como sabemos, la operación de la empresa consiste en un ciclo repetitivo que comprende básicamente los procesos de comprar, transformar, vender, cobrar y pagar. Para que el citado ciclo pueda llevarse a cabo es necesario que la empresa cuente con recursos disponibles para mantener saldos adecuados en efectivo y equivalentes para cubrir los compromisos o deudas; saldos en inventarios que derivan de las adquisiciones o compras de insumos o mercancías necesarias para contar con los productos y/o servicios que se venderán a los clientes; saldos en cuentas por cobrar derivados de las ventas a crédito efectuadas a los clientes, mismas que son cobradas en su momento oportuno y se convierten en recurso líquido que ingresa a la cuenta de efectivo y equivalentes con los cuales se pagan los compromisos asumidos por las compras de mercancías y pago de los gastos necesarios para llevar a cabo la operación de la empresa. De lo anterior podemos concluir que las compras generan inventarios; los inventarios los productos disponibles para su venta; las ventas dan lugar a las cuentas por cobrar y el cobro de las mismas al efectivo necesario para cubrir los compromisos asumidos para llevar a cabo la operación. Al momento de vender, es decir, al momento de la conversión de los inventarios en cuentas por cobrar, es cuando se materializa la generación de valor (utilidad bruta) a la cual se le restan lo gastos de operación para dar lugar a la utilidad de operación.
El monto de la inversión en capital de trabajo es directamente proporcional a: a) las ventas de la Pyme, b) las políticas financieras y de operación que establezca la pyme y c) al tipo de actividad que realizan.
En el caso de las ventas es claro comprender que entre más ventas existan, mayores serán las necesidades de mantener inventarios, cuentas por cobrar y recursos en efectivo para hacer frente a los compromisos por lo que existe una clara relación entre las ventas y el monto del capital de trabajo que requiere la empresa para llevar a cabo su operación.
Las políticas establecidas por la pyme para la administración del capital de trabajo tales como lo son el nivel o monto de inversión en inventarios establecido, los días de crédito otorgados a los clientes y el nivel de los fondos requeridos en efectivo, influyen en el tamaño de la inversión en el citado capital de trabajo, sin olvidar que a este deben restarse las deudas a proveedores por las compras de insumos o mercancías y las derivadas de los impuestos que la pyme retiene a sus trabajadores y prestadores de servicios por pagos efectuados, así como los impuestos que traslade al momento de vender, como es el caso del IVA y el IEPS.
Por otra parte la actividad que realiza la pyme también influye en el monto de la inversión en el capital de trabajo requerido debido a los usos y costumbres que el mercado ha ido imponiendo a ciertas actividades, así como a la estructura del modelo de negocios de ciertos sectores de empresas. Por ejemplo las empresas que venden productos de primera necesidad (alimentos, medicinas y transporte) a consumidores finales, por lo regular se venden de contado y por lo tanto no hay necesidad de invertir en cuentas por cobrar, acortando así de manera ventajosa la duración del ciclo del capital de trabajo. También existe el caso de empresas, que precisamente por su modelo de negocio, son en mayor grado intensivas en inversiones en inventarios como lo es el caso de las empresas dedicadas a la construcción o distribuidoras de vehículos, contra empresas que venden productos perecederos que suelen requerir menos inversiones en inventarios y por lo tanto su necesidad de invertir en los inventarios es menor acortando así su ciclo de capital de trabajo.
Considerando lo antes señalado y partiendo de que tanto las políticas financieras y de operación de la pyme, así como las actividades que éstas realizan permanecen más o menos estables, la medida aceptada para medir las necesidades del capital de trabajo son las ventas, expresada en el concepto “días venta” el cual resulta de dividir el importe de las ventas del período entre los días del citado período.
Las reglas a observar de manera genérica para administrar el capital de trabajo son:
a) financiar el capital de trabajo con las ventas, préstamos de corto plazo y el factoraje de cuentas por cobrar;
b) establecer políticas para mantener las inversiones con base en una cantidad determinada de “días venta” asegurándose de hacer las equivalencias necesarias para que los inventarios y las cuentas por pagar a proveedores sean convertidos en días venta;
c) eliminar el IVA y cualquier otro impuesto trasladado de las ventas, cuentas por cobrar y por pagar a proveedores al momento de calcular las necesidades de capital de trabajo;
d) en caso de ventas estacionales o de temporada, procurar contar con líneas de crédito adicionales para hacer frente a las demandas de recursos derivadas de estas ventas estacionales;
e) en la medida de lo posible, alinear los días de crédito otorgado a clientes, con los días crédito obtenidos de proveedores;
f) ejercer una supervisión adecuada que asegure el cumplimiento de las políticas establecidas para la administración del capital de trabajo, evitando a su vez, el entorpecimiento de la operación de la empresa.
samuel.campos@contadoressca.com
*Profesor de ICAMI en el área de Contabilidad y Finanzas
ICAMI Centro de Formación y Perfeccionamiento Directivo