La fiesta del amor

Rodolfo Díaz Fonseca
14 febrero 2020

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@rodolfodiazf

 

Según una tradición, San Valentín fue un sacerdote de Roma que unía a los jóvenes en matrimonio a pesar del veto que había establecido el emperador Claudio II.

Se comenzó a celebrar su fiesta el 14 de febrero para erradicar otras fiestas paganas. Así nació la costumbre de conmemorar esta fecha como el Día del Amor y la Amistad.

Independientemente de que esta celebración se haya convertido en una fiesta de consumo y mercadeo conviene recordar la esencia del verdadero amor, que lejos de ser un sentimiento tierno que extasía a los enamorados es un compromiso de entrega y generosidad radical, como afirmó la Madre Teresa de Calcuta.

“Si en realidad queremos conquistar el mundo no podemos hacerlo con bombas ni otras armas de destrucción. Conquistémoslo con nuestro amor. Entretejamos nuestras vidas con vínculos de sacrificio y amor y así nos será posible conquistar el mundo”, indicó.

La Madre Teresa subrayó que las guerras no comienzan por divergencias entre países o naciones: “La paz y la guerra comienzan en casa. Si de verdad queremos paz para el mundo, comencemos por amarnos mutuamente dentro de nuestras familias. A veces nos cuesta sonreírnos los unos a los otros. Al marido suele resultarle difícil sonreírle a su esposa y a la esposa sonreírle a su marido”.

Por eso, insistió: “Lo que necesitamos es amar sin cansarnos. ¿Cómo arde una lámpara? Gracias al continuo alimento de pequeñas gotas de aceite. ¿Qué son esas gotas de aceite en nuestras lámparas? Son las pequeñas cosas de la vida cotidiana: fe, palabras de amabilidad, pensar en los demás, nuestra manera de estar en silencio, de mirar, de hablar y de actuar... Amar debe ser para nosotros algo tan normal como vivir y respirar día tras día hasta la muerte”.

¿Amo profundamente?