La edad del abandono
En cualquier edad se dan los abandonos; por ejemplo, es frecuente que los niños sean abandonados. Demasiados añoran la presencia de sus padres, ausentes por razones laborales o por motivos más radicales.
No obstante, la llamada edad del abandono es la ancianidad, debido a que las personas mayores dejan de ser productivas y requieren, además, cuidados especiales y gastos extra en medicinas. Por eso, es normal que se les abandone, confine en centros gerontológicos o relegue al último rincón de la casa.
Susan Haunt y Sharon W. Betters, la segunda esposa de un pastor presbiteriano y la primera viuda de otro, quienes cuentan con 80 y 72 años, respectivamente, escribieron en 2021 un libro titulado Envejeciendo con gracia. Floreciendo en una cultura antivejez, donde Sharon expresó:
“La cultura norteamericana idolatra a la juventud y mide el valor de alguien por lo que produce para la sociedad. Cuando los adultos mayores dejamos de contribuir financieramente por medio de nuestro trabajo, mostramos signos de desgaste natural y nuestra capacidad mental y física se ven disminuidas, la cultura nos considera inútiles. Algunos ven a los ancianos como una gotera en la sociedad”.
En efecto, se considera el envejecimiento como una desgracia y no un proceso de desgaste natural. A la vejez se le teme, se le ahuyenta y exorciza. Al adulto mayor no solamente se le jubila laboralmente, sino socialmente.
Debemos recuperar la sana mirada que goza contemplando la belleza de una piel marchita. Es cierto que la elasticidad y hermosura de la piel lozana eclipsa al ocaso de la piel arrugada, pero es más hermoso deleitarse en las marcas y cicatrices que deja el transcurso del tiempo, porque son gloriosos pergaminos y mapas que muestran la grandeza y entereza de una vida.
¿Abandono a los ancianos?