La delincuencia política va por el PAN. Al partido ya quemado, lo hacen tizne
Con esa nube negra de supuesta violencia política, que por cierto ya se está haciendo costumbre en Sinaloa, es difícil analizar la elección interna del Partido Acción Nacional y el posible resultado a favor de Roxana Rubio Valdez, en un proceso de rutina que no aguanta tantas manos metidas, intereses en pugna y la pregunta obligada de si para la narcopolítica vale la pena arriesgar tanto por un PAN en plena decadencia electoral. ¿Amenazas, grupos armados y privación de la libertad para inhibir la participación de los panistas en la disputa por las cenizas del albiazul?
De ser cierto que el Diputado Adolfo Beltrán fue víctima de violencia entonces la Fiscalía General del Estado tiene la obligación de investigar y hacer valer el marco de la ley. En caso de que el grupo político al que pertenece el legislador haya exagerado para jugar como víctima en la deliberación intramuros, que actúen contra él las instancias disciplinarias del partido. Y si el Gobernador posee pruebas de que el ataque criminal a Beltrán no fue como inicialmente se dio a conocer, tal como Rubén Rocha Moya lo dijo en la conferencia de prensa semanera de ayer, pues que se conozca la verdad completa.
Urge dilucidar todos los puntos ciegos del procedimiento que de la intrascendencia de designar a un dirigente panista pasó a convertirse en la mezcla de partido, gobierno y delincuencia. El tigre de la sospecha pública no soporta una raya más del nerviosismo que produce la reiteración de la narcopolítica, la cual por la reciente secuencia de intromisiones estaría evidenciándose con muchas ganas, ese inexplicable afán, de crecer su participación patibularia ilícita a presencia política metaconstitucional.
Eso es lo que debe esclarecerse ahora, pasando a segundo término el desarrollo y desenlace de la elección panista. Antes de ser reconocido e instalado el nuevo Comité Directivo Estatal es más pertinente limpiar la jornada del 19 de diciembre donde cada segmento en pugna salió con su propio domingo siete. El principal interesado de que esto se higienice de acuerdo a sus estatutos es el PAN, pero para hacerlo tendrá que sanear primero a la cúpula que controla el partido y extirpar a las mafias que revuelven el agua para obtener victorias que no logran a través de la decisión de los militantes.
Es un embrollo fenomenal. Además de afectar la de por sí pálida imagen del PAN de Sinaloa tiene el daño colateral a la democracia pues rasca en la herida que todavía no sana de la elección constitucional del 6 de junio donde células del narco hicieron alarde de violencia innecesaria presuntamente para blindar un resultado comicial que iba a ser igual con o sin hampones ensuciando la jornada electiva. La gran incógnita consiste en la pelea por los residuos de un panismo en plena debacle poselectoral.
¿Para qué, entonces, el intento por descarrilar la elección interna de Acción Nacional? Apenas un ejercicio de adivinación al ras de la charlatanería hallaría la explicación de un domingo donde poco más de 6 mil panistas pueden elegir al líder sin pena ni gloria, y de pronto alguna célula criminal interviene para alterar la votación y todo resulta salpicado del sospechosismo que va en todas direcciones. Y, aparte, que la actual dirigencia estatal de las siglas albiazules responsabilice al despacho de Rocha Moya de armar tremendo gatuperio.
Que se hable con toda la información de que disponen las partes del embrollo. Decir qué ambición tan extraña tendría la delincuencia en tronar la elección panista, a cuál de los dos aspirantes beneficiaría la injerencia de la presunta “mano Negra” del hampa, por qué Rocha Moya con el control de las principales fuerzas políticas querría descarrilar la elección doméstica del partido que toca fondo en la preferencia ciudadana, y clarificar si hubo un montaje de parte del segmento perdedor del PAN para descalificar el veredicto que de antemano apuntaba a favor de Roxana Rubio.
Hasta ayer por la tarde todo esto era nebuloso porque el escándalo reinaba al retrasar el PAN los resultados oficiales del proceso interno, Roxana Rubio se declaraba vencedora en dicha atmósfera densa, la dirigencia panista se convirtió en parte del caos y, va de nuevo, los militantes y los ya escépticos sinaloenses observaron que las tribus blanquiazules desenterraron viejas hachas de guerra y danzaban sobre los rescoldos de algo que alguna vez encendió esperanzas de reivindicación social.
Tal vez no sea la moneda de la elección panista la que esté suspendida en el aire, pero sin duda sí domina en el ambiente blanquiazul el asfixiante tufo de la perversión de la democracia interna y el vuelo de aves de carroña que desesperan por acabar de matar a ese partido para convertirlo en banquete de los peores apetitos. O quizá antier hizo crisis el secuestro de una ideología que se fraguó hace tiempo y nadie siquiera sabe para qué la delincuencia quiere al PAN.
Que activen todas las alarmas,
Cuando los delincuentes van,
Con el poderío de sus armas,
A recoger restos del PAN.
Mientras tanto, da la impresión de que nadie quiere ser dirigente en Sinaloa del Partido de la Revolución Democrática cuando antes hasta también se peleaban por presidirlo. En tal circunstancia donde las siglas del sol azteca están en peligro hasta de perder el registro o proseguir la vida parasitaria aferrado a alianzas aviesas, es como llegó Oner Gonzalo Lazcano Meza, ex regidor de Badiraguato, a darle respiración asistida al PRD o dedicarse a preparar las exequias del otrora aguerrido frente de la izquierda sinaloense.