La confrontación de ideologías: Urge una nueva estrategia de los productores de maíz para la rentabilidad del maíz.
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epalaublanco@yahoo.com.mx
¿Qué futuro le espera a la agricultura con esta política que cancela una parte de la política neoliberal (los apoyos no vinculados a la producción) pero mantiene vigente la teoría neoliberal de una economía abierta, vulnerable a la competencia desleal de Estados unidos?
¿No se requerirá una nueva estrategia de cabildeo y presión de los productores para recuperar su competitividad frente a la competencia desleal americana?
¿No será tiempo de dejar de estar rogando por dinero al gobierno federal, en lugar de cabildear por una causa más justa: la incongruencia de una política neoliberal abandonada a medias, al dejar el problema de la competitividad del agricultor sinaloense, con una economía abierta que nos inunda de maíz barato, que se “dumpea” o tira como excedente una parte de lo que su economía no puede controlar por una política agrícola equivocada (neoliberal) que no busca evitar la sobreproducción, que tampoco conviene a sus productores y que tiene que enfrentar con un presupuesto gigante para dar apoyos a su producción.
Claro, con apoyos desvinculados de la producción, como le exige el fundamentalismo de mercado reinante. Pero que también afecta nuestra competitividad porque Salinas y su grupo negociador aceptó esta liberalización, con apoyos considerables al productor americano, que no se pueda combatir por el status resultante del TLCAN. Bien dice Joseph Stiglitz, el fundamentalismo de mercado irracional y dogmático.
Yo estoy convencido que se requiere una nueva estrategia de cabildeo y de defensa, que no consista solo en pedir y pedir dinero al gobierno. Porque eso es lo que nos afecta y manda una mala señal a los funcionarios de gobierno que consideran voracidad.
Ahora se perfila una posibilidad, con los precandidatos demócratas a la presidencia. Particularmente con Elizabeth Warren, que lidera las candidaturas con un programa bien diseñado que contempla otro esquema de política agrícola muy diferente y que en otra ocasión abordaré, que eliminaría el dumping americano.
Es difícil prever en qué forma nos afectará y si logra ganar la actual Senadora precandidata por el partido Demócrata, pero no causará la sobreproducción actual de granos de ese país, causa fundamental de nuestra desventaja.
Además, nuestro planteamiento al gobierno no debe ser que nos asignen altos presupuestos de apoyos. Sino pedir competencia justa y la eliminación de los subsidios a su agricultura. Esta es una política agrícola muy diferente que ya está esbozada por economistas con mente abierta a estos problemas. Claro, no son economistas neoliberales con un fundamentalismo del mercado, pero sí son economistas americanos con una formulación de política agrícola diferente que no genere excedentes de producción.
En junio de 2017 propuse a los productores por medio de esta columna, reuniones y pláticas con productores y algunos dirigentes, contemplar la solicitud de investigación de dumping al maíz americano, consciente de las dificultades que esto implicaba, porque siempre he estado convencido que ya es hora de cambiar la estrategia de cabildeo “de pedir” para exigir una estrategia de mayor presión, primero al gobierno mexicano, por la actitud de los últimos 30 años de la Secretaría de Economía que no ve con simpatía a los productores, por considerar que los esquemas de comercialización (la A x C) son distorsionantes del mercado.
Al dirigente de nuestras organizaciones le ha gustado siempre caer en la comodidad de obtener un apoyo desvinculado de producción, pues inclusive el cabildeo se hace principalmente con declaraciones a la prensa y una visita o dos al año a los diputados, cuando van a aprobar el Presupuesto de Egresos de la Federación. Además, las organizaciones privadas se apoyan decididamente en la capacidad de gestión del Consejo Nacional Agropecuario, que indiscutiblemente es muy buena, pero que en este tema no parece conveniente porque lo que hay que argumentar es algo que no le gustará a la industria incorporada en el CNA.
Sí hay dificultades para conseguir el objetivo planteado, pero no será mayor que con los apoyos solicitados. Pero cancelar esta opción solamente por la razón de la comodidad de estar pidiendo apoyos al gobierno me parece que termina siendo una situación muy cómoda, que actualmente ante un gobierno de izquierda no parece el camino adecuado.
Ya no se trata de una solicitud para investigar si el productor americano de maíz está haciendo dumping con sus exportaciones a México, porque este se desprende de la información publicada por el USDA. Sino de promover con los productores de ese país un precio mínimo a las exportaciones americanas a México, así como se hizo en la negociación de la exportación de la azúcar mexicana a un precio mínimo al mercado americano. Y también con el acuerdo de la suspensión antidumping de las exportaciones de tomate con un precio mínimo.
Mientras no se hagan los planteamientos correctos al socio comercial y sus productores, por poderoso que sea, no se sabrá realmente la factibilidad de nuestras peticiones o protestas. No se puede asegurar que los agricultores americanos rechazarán esta opción. Pues el costo de negarse a cooperar en un esquema acordado entre las dos partes seguramente resultará más fácil, que meterse en una pelea eterna, como lo comprueba la renovación del acuerdo de suspensión del tomate, desde 1996 en repetidas ocasiones, hasta el reciente acuerdo firmado en 2019. Y que irónicamente, después de firmado, los productores americanos están pidiendo nuevamente una investigación, que puede terminar en que la ITC concluya que no hay daño a la industria americana y dejar libre la importación de tomate, o establecer un arancel de importación un poco mayor que el determinado antes.
NOTA:
La colaboración publicada el pasado 26 de octubre con título “Política económica del gobierno y cancelación de apoyos a la comercialización”, se acreditó incorrectamente a Juan de Dios Trujillo, cuando fue una colaboración de Eduardo Paláu.