La ciencia básica y aplicada como pilares del desarrollo sinaloense
La ciencia en Sinaloa, abarcando tanto la ciencia básica como la aplicada, ha impactado positivamente sectores clave como la agroindustria y la pesca. La investigación básica en áreas como biología molecular y genética ha mejorado la comprensión de cultivos y especies marinas, esencial para el desarrollo agrícola y acuícola. La ciencia aplicada ha utilizado estos conocimientos para crear técnicas de cultivo eficientes y métodos sostenibles de pesca, impulsando así la productividad y la sostenibilidad ambiental. Esta interacción entre ciencia básica y aplicada subraya su papel en el fortalecimiento de industrias cruciales para el desarrollo económico regional. Ambas ramas, a pesar de sus diferencias en enfoque y propósito, son complementarias y contribuyen al desarrollo de una sociedad más avanzada y justa.
El gobierno tiene el deber de establecer y mantener un equilibrio estratégico entre la ciencia básica y la ciencia aplicada mediante políticas públicas efectivas y una asignación de recursos adecuada. Esto incluye financiar proyectos que no solo atiendan problemas inmediatos como el cambio climático y pandemias, sino que también inviertan en investigación fundamental que pueda ser la base para futuras aplicaciones prácticas. La creación de un entorno donde ambas ramas de la ciencia puedan florecer es esencial para el desarrollo sostenible y la innovación a largo plazo.
La ciencia básica en México ha sido fundamental para el avance de conocimientos generales que, aunque no siempre tienen una aplicación inmediata, sientan las bases para futuras aplicaciones tecnológicas y médicas. Un ejemplo notable es la contribución de científicos mexicanos a la comprensión de la biodiversidad genética de la flora y fauna nativa, lo que es crucial para la conservación y el uso sostenible de los recursos naturales.
En cuanto a la ciencia aplicada, México ha visto avances significativos en el desarrollo de tecnologías renovables, como los proyectos de energía solar y eólica que buscan atender el problema global del cambio climático. Además, la respuesta nacional al Covid-19, mediante el desarrollo y distribución de protocolos de tratamiento y vacunación, refleja cómo la ciencia aplicada se emplea para abordar desafíos urgentes en la salud pública.
Estos ejemplos contemporáneos muestran cómo ambos tipos de ciencia no solo avanzan el conocimiento humano, sino que también ofrecen soluciones concretas a problemas sociales y ambientales que enfrenta México.
La sinergia entre ciencia básica y aplicada es esencial para el progreso continuo y la atención efectiva de los retos sociales. En este contexto, el Gobierno del Estado de Sinaloa, a través de la Coordinación General para el Fomento de la Investigación Científica e Innovación (CONFIE), bajo la dirección del doctor Carlos Karam Quiñonez, ha desempeñado un rol clave en apoyar a más de 1,200 miembros del Sistema Estatal de Investigadores. CONFIE ha facilitado su participación en foros científicos nacionales e internacionales y ha cubierto gastos asociados a la publicación de artículos científicos, sosteniendo así las actividades de investigación.
Asimismo, CONFIE ha impulsado la integración de estudiantes sinaloenses en la ciencia y la tecnología, mediante iniciativas como ‘Formación de Jóvenes Talento’ y ‘Jóvenes Ingenieros Recién Egresados en la Industria’, que vinculan la formación académica con las necesidades del mercado laboral. Además, la reciente instauración del Observatorio Tecnológico de Sinaloa es un claro ejemplo de cómo CONFIE está fomentando la transferencia de conocimiento entre la academia y el sector productivo, facilitando la aplicación de soluciones tecnológicas a problemas concretos de empresas y la sociedad civil. Estos esfuerzos reflejan un compromiso tangible con el avance de la ciencia y su aplicabilidad en la región, marcando un futuro prometedor para el desarrollo científico en Sinaloa.
En Sinaloa, el avance científico impulsa el desarrollo sostenible, apoyado por investigadores y el respaldo de CONFIE. La ciencia básica, financiada como inversión estratégica, prepara el terreno para futuras innovaciones y tecnologías. La ciencia aplicada, por su parte, ofrece comúnmente soluciones inmediatas, satisfaciendo necesidades presentes y futuras. Estos esfuerzos necesitan una colaboración constante entre academia, industria y gobierno para promover un progreso armónico y sostenido, y posicionar a Sinaloa como líder en ciencia y bienestar social.
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