La campaña contra una artista
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‘El gobierno de Morena en Mazatlán se ha caracterizado por sus constantes problemas por sus excesos y deudas con la transparencia y en estas páginas hemos dado cuenta de ello, con especial énfasis en la conducción del Instituto de Cultura...’
jehernandezn@hotmail.com
A la memoria de nuestro amigo
Armando Galván
Zoila Fernández, es una profesional cubana de ballet clásico, que desde hace más de veinte años aclimató su arte en el puerto de Mazatlán cuando aquello era un páramo en esta especialidad de la danza y su obra, rápidamente, lució en beneficio de quienes gustan y practican las obras clásicas de Tchaikovsky, Mendelssohn o Minkus.
Su talento, creatividad y generosidad muy pronto se dejó sentir entre los niños y jóvenes que asistían a la Escuela de Ballet del Instituto de Cultura, Turismo y las Artes de Mazatlán. Formada en esta disciplina en La Habana reanudó en México el camino de la formación de bailarines y bailarinas, pero también el mundo espectacular de las coreografías, que dan especial realce a los montajes de ballet y, últimamente al Carnaval, no fue fácil porque este tipo de arte frecuentemente lo asumen los hijos de las elites y la escuela al ser una institución pública estaba abierta a todos. Llegaron así niños y jóvenes con ganas, pero sin dinero, y eso obligaba a su ya entonces directora a gestionar recursos para dotarles a muchos de ellos de lo básico.
Así, pasaron los años, con una paga modesta que le permitía resolver los gastos de su vida en el puerto junto con su hermana Ariagna y su amiga la también maestra cubana Margarita Naranjo, quien, lamentablemente perdió la vida en manos de un desgraciado asesino.
Un día Zoila y su pareja, decidieron montar una escuela privada de danza clásica y prestar servicios, para mejorar sus ingresos y la situaron en una casona antigua frente a la Plazuela de Los Leones y, realmente, era un verdadero placer presenciar las rutinas vespertinas de las alumnas y alumnos cuando al caer la noche se baja por la calle Compañía o se está sentado en una banca de esa plaza emblemática del puerto.
Esa imagen estética me recuerda mi vida en Alcalá de Henares, la ciudad natal de Cervantes, cuando pasaba todos los días por una escuela del mismo tipo y disfrutaba momentáneamente el valor de la enseñanza y promoción de las artes para los niños y jóvenes de una ciudad.
Zoila trajo desde Cuba su arte a Mazatlán, como en su momento lo hicieron desde el DF Claudia Lavista y Víctor Ruiz, con su compañía de danza contemporánea Delfos y crearon su escuela que igual vinieron a mejorar el ambiente de la danza que rápidamente ganó un lugar importante de la danza en México y ganó simpatía, pero, también, no faltó mezquindad.
Hay una anécdota que ha circulado durante años en el mundillo cultural porteño y es que alguna vez Claudia y Víctor, fueron a Culiacán a hablar con el director de Difocur para gestionar mayores recursos públicos para su escuela de danza contemporánea y el titular de ese entonces Ronaldo González, habría dicho que estaba dispuesto apoyarlos con una condición: que Delfos dejara Mazatlán, y se trasladara a hacer lo mismo en Culiacán, para continuar con su obra, lo que provocaría asombro y luego hilaridad y una respuesta digna para un muro del TAP: ¡Mazatlán no nos escogió, nosotros escogimos a Mazatlán! Salieron del despacho para no volver, nunca hubo un desmentido.
Zoila está viviendo una situación distinta pero igualmente molesta, porque ha sido denunciada penalmente ante la Fiscalía General del Estado, junto con los actuales directivos, por presuntos actos de corrupción. Ella en su carácter de directora artística del Instituto de Cultura, habría cobrado adicionalmente a su salario por el montaje de obras y coreografías durante 2019 en cumplimiento de contratos de su equipo externo con el Instituto, las cuáles se cumplieron en tiempo y forma.
Los demandantes son Marsol Quiñones y el cineasta Óscar Blancarte, y como tercera interesada se encuentra la Síndico Procuradora, quienes en distintos momentos fungieron como titulares del Instituto y que al no ser atendidas sus exigencias y denuncias de una presunta corrupción que fueron puestas sobre el escritorio del alcalde tuvieron que dejar el cargo en medio de la polémica pública y el resentimiento especialmente de Blancarte.
El caso judicial lo tendrá que documentar la Fiscalía y resolver un juez competente, en tanto esto sucede a la maestra cubana desde el círculo de los interesados se le ha sentenciado y hecho una campaña mediática lamentable, penosa, invasiva, destinada a destruir su imagen que ha sido un pilar precursor de este arte en el puerto.
El gobierno de Morena en Mazatlán se ha caracterizado por sus constantes problemas por sus excesos y deudas con la transparencia y en estas páginas hemos dado cuenta de ello, con especial énfasis en la conducción del Instituto de Cultura, que pasó de ser un espacio proactivo para el desarrollo de las artes a una instancia burocrática que no parece tener otro objeto que no sea el Carnaval o sea, con esta administración, hay un gran retroceso en la actividad cultural de lo logrado en los últimos 25 años.
En ese contexto lastimoso la designación de Zoila como funcionaria fue una luz que a muchos nos indicó que no todo estaba perdido, se incorporó al equipo directivo a una profesional y con honestidad a toda prueba, hasta que se demuestre lo contrario, mientras ahí sigue la cantaleta despiadada de que “le entró a la corrupción” sin pensar un momento, ¿cómo?, que más allá de los dichos están las personas, que en el caso de los creadores artísticos sus obras los debería llevar a reconocerlos en las palabras de Mateo: Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?
¡Al tiempo!