La campaña contra Gabriela
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Es irrelevante que haya sido por una indicación de un político poderoso, una actuación de uno de sus plumíferos de respuesta inmediata o un espontáneo que quiere congraciarse para conseguir una prebenda.
Lo relevante ahora en la campaña de desprestigio contra nuestra compañera Gabriela Soto es que fue una estupidez, pues en lugar de aislarla, cuestionándola moralmente, le generó compañía y alcanzó a agrupar a una parte significativa del gremio más influyente del periodismo sinaloense.
Sin embargo, no sólo los periodistas sinaloenses salieron a defender a Gabriela, también el gremio nacional, pues está convencido que sin unidad en lo esencial están más expuestos frente a los intolerantes y violentos.
Es muy reciente la conmemoración del primer año del asesinato de Javier Valdez y estuvieron en el estado varios de los exponentes del periodismo más comprometido con la libertad de expresión y el derecho a la información.
Se habló en los eventos organizados por Ríodoce de las dificultades para hacer periodismo en regiones infectadas por el virus de la violencia y la narcopolítica, como también de los asesinatos recientes de compañeros en Veracruz y Tabasco, y de la intimidación venida de la intolerancia que reciben muchos de los que Javier Valdez testimonió en su último libro: Narcoperiodismo.
O sea, Sinaloa en esa semana, fue una vitrina trasparente para que expresaran distintas voces comprometidas con el derecho a la información y eso debieron verlo quienes hoy atacan a Gabriela sorprendentemente utilizando los whatsapp de periodistas.
¿Acaso se esperaba que al hacerlo por esta vía alcanzara las primeras planas y las mesas de discusión política? Claro que no, sospecho, que tenía un objetivo de corto alcance, como nos ha sucedido a varios que tenemos espacios en los medios de comunicación, desacreditarnos profesional y derrotarnos moralmente para que perdamos credibilidad entre los lectores.
Una iniciativa de este tipo solo puede ser producto de una mente perversa y emocional o con un cálculo político, de alguien que está muy molesto o que quiere utilizar el trabajo de Gabriela, y es por eso por lo que Alejandro Sicairos, líder de la Asociación de Periodistas 7 de junio, inmediatamente llegó a la conclusión de que el golpe venía del hoy candidato frentista al Senado de la República.
Está la investigación que Gabriela publicó recientemente en el diario Noroeste sobre los cuestionamientos que se les hicieron en el debate organizado por el INE a los cuatro candidatos que aspiran a una curul de la llamada Cámara Alta y que no fueron respondidos satisfactorios. Ahí, donde quien quedó más mal parado es Melesio Cuén, que tiene una fortuna creciente y se expresa mayúsculo tan solo en la adquisición de decenas de inmuebles en Culiacán.
Y eso sucede, como él se encarga de presumirlo cuantas veces tiene oportunidad, “sin cobrar un centavo a la UAS, como lo hacen otros ex rectores jubilados”, entonces si no tiene el ingreso como cualquier universitario es pertinente la pregunta de dónde le ha llegado esa fortuna que se le ha encontrado a él y su familia en el Registro Público de la Propiedad.
Cierto, como me dice un amigo de Héctor Melesio, es un hombre que ha hecho fortuna con su laboratorio, negocios y seguramente muchas otras inversiones que le reditúan dinero todos los días, pero no se transparenta el origen como obliga la ley 3 de 3. Existe opacidad que el periodismo y sus adversarios políticos se encargan de revelarlo.
Quizá, por eso, se ausentó en el último de los debates celebrado en Guamúchil y está en veremos si estará presente en algún otro donde sería cuestionado sobre su responsabilidad en la agresión contra Gabriela, como ya lo han insinuado en los medios impresos Rubén Rocha y Manuel Clouthier.
El ataque a Gabriela ha provocado además de la solidaridad del gremio, la intervención decidida de la organización civil Artículo 19 en el caso -que dicho de paso toma el nombre de ese artículo establecido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos- y, que cómo se sabe esta institución, se inscribe en un pilar fundamental que es la defensa de la libertad de expresión y el derecho a la información.
El caso de Gabriela no se consume en sí mismo, le ha dado visibilidad a las agresiones que hemos recibido otros que estamos en los medios sinaloenses con las mismas características: Desprestigio, denostación, difamación, calumnias, propias de un “periodismo” mercenario.
Como lo hemos visto esta semana, cuando en sintonía Proyecto 3 y Mujeres por Sinaloa, atacan sin ton ni son, buscando infructuosamente, trasladar culpas probablemente propias al campo electoral.
En especial contra Manuel Clouthier, quien va como candidato independiente en una entrevista reciente habló de cobardía detrás de estos ataques y sin mencionar nombres hizo un retrato hablado de quien podría estar detrás del whatsapp multicitado.
Y, entonces la oficina de Artículo 19 en México, que incluye a Centroamérica, ha emitido una alerta sobre los ataques a periodistas sinaloenses y esto es un pronunciamiento mundial sobre el estado en que se encuentra los derechos del periodismo sinaloense y que Quirino Ordaz, debe poner atención para evitar este tipo de campañas contra la libertad de expresión.
No es poca cosa que esta organización mundial que tiene su sede en Londres y en nuestro país está la oficina para México y Centroamérica sea la que emita la alerta de alarma.
Alejandro Sicairos lo viene haciendo desde hace tiempo y señala que estos medios a sueldo que buscan agredir moralmente a periodistas, pueden servir de punta de lanza para que las agresiones suban de nivel y de ahí la importancia de hacer pública la alerta para que el gobierno local tome cartas en el asunto y bien podría empezar por preguntar quién sostiene estos medios digitales y por qué al menos uno de ellos se distribuye en las oficinas de gobierno.
¿Acaso sale dinero de algunas de las arcas de gobierno para la promoción de este periodismo que hoy está siendo severamente cuestionado por periodistas y Artículo 19?
En definitiva, las agresiones a Gabriela Soto no es una más que se deja pasar, el Gobierno del Estado debe estar atento de esta alerta que emite Artículo 19 y que Alejandro Sicairos, y otros periodistas, le han puesto nombre y apellido, a una denuncia que obliga a la Fiscalía General del Estado a una investigación de fondo para deslindar responsabilidades.
No puede, ni debe quedar impune, la campaña contra Gabriela en eso, reiteramos, radica su relevancia.