La apuesta del Movimiento Naranja
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Movimiento Ciudadano no es un partido político nuevo, tiene varios años apareciendo en la boleta electoral. Nace como agrupación política en 1998 y logra el registro en 1999 con el nombre de "Convergencia" previo a la transición democrática del año 2000. Para fines de registro se define ideológicamente como centro-izquierda o "social democracia", en realidad es un partido que lo mismo le da estar en la izquierda o la derecha.
En términos de la Ciencia Política, podría encuadrarse en la definición de un partido "catch-all" o "atrápalo todo", en donde se busca atraer a los electores no precisamente por la consistencia ideológica, sino por elementos discursivos de coyuntura, afinidad de intereses de los participantes, candidaturas "exóticas" o "disruptivas" y campañas electorales atractivas, vistosas, pero sin sustento.
Para el alemán Otto Kirchheimer pionero en su definición, estos partidos políticos siempre están sujetos al mando unidireccional de un grupo de poder que conforma una élite de partido que busca votos el día de la elección, más que militantes que generen discusión y vida interna partidista.
Dante Delgado es el dueño de la franquicia, un político hábil surgido en el PRI veracruzano que ha sabido explotar el mercado electoral del partido naranja. Su especialidad es mover las fichas a tiempo, conoce el tablero y conoce a sus oponentes. En 2018 se fue en alianza con el PAN y el PRD, postularon a Ricardo Anaya, perdieron la elección, pero ganaron mucho como partido: Senadurías, Diputaciones Federales y Jalisco con sus principales alcaldías, uno de los más grandes bastiones electorales de México y una de las entidades federativas más acaudaladas del país.
Ahí nace el primer gran reto de Movimiento Ciudadano, la administración de la abundancia. Era de esperarse que en Jalisco naciera un grupo político con alcances nacionales, que tiene como fin competir dentro de la franquicia naranja, Dante lo permitió entonces porque le convenía, porque la fuerza del Gobernador Enrique Alfaro era fundamental para las aspiraciones futuras y tenía en la Cámara de Diputados prácticamente una micro-bancada que sumaba además a otros diputados aliancistas del PAN y del PRD. Con Enrique Alfaro el Movimiento naranja el sueño crecía, pero ya no se podía mantener unilateralmente el poder.
No es casualidad que Movimiento Ciudadano apueste por no aliarse en 2021, esto tiene un doble propósito. El primero es medir fuerzas, saber qué tan cerca o lejos están de una posible candidatura presidencial en 2024, solos o en alianza, pero eso sí, ellos encabezándola. Porque para las elecciones del próximo año no van a jugar a ganar en todas, tienen muy claros sus objetivos. El Movimiento Naranja va por la pedacera electoral en los estados, los escombros de otros partidos que busquen una aventura política de cara al 2024, entendiendo que el 2021 es un puente de paso.
El segundo propósito suena un poco extraño por la especulación futura, pero viniendo de donde viene y conociendo el pragmatismo que practican en el partido del águila naranja, no me cae de extraño. Tiene que ver con el 2024, con los acuerdos para la sucesión del Presidente López Obrador, que tiene controlado a punto de asfixia Morena. Muchos grupos en el Movimiento de Regeneración Nacional se ven lejanos a los afectos del mandatario, saben que el sucesor se elegirá en la vieja tradición del dedazo. Por eso es que desde ahora algunos grupos morenistas principalmente en el Senado, trabajan en la construcción de alternativa que pudiera ser de color naranja.
Mientras los dirigentes nacionales sueñan con las glorias venideras, en Sinaloa la marca de partido está apenas en 3.7 por ciento de preferencia, Sergio Torres no arrastró mucho al salir del PRI con una comitiva disminuida, del PAN se llevó a un puñado de inconformes que buscan regidurías vía la derrota en Mazatlán, Culiacán y Ahome.
En Nuevo León su carta fuerte es el Senador Samuel García o Luis Donaldo Colosio Riojas pero el partido registra apenas un 6.5 por ciento de preferencias, en Baja California un pírrico 1.75 por ciento y en Colima que es donde mejor les va tienen en la última encuesta un 14 por ciento de preferencia. Sin duda el bastión naranja seguirá siendo Jalisco en donde no habrá renovación de gubernatura, pero la marca naranja apunta a repetir la dosis en las alcaldías más importantes. ¿Les alcanzará para mantener el registro nacional? ¿Lograrán en las circunscripciones más de 2.5 millones de votos? Luego le seguimos...