La apuesta a que el PAS pierda su registro
El voto popular como rescatista de la UAS

Alejandro Sicairos
14 mayo 2024

Varias veces ha repetido Enrique Inzunza Cázarez, postulado al Senado por el Movimiento Regeneración Nacional, el plan “C” local de Morena y candidatos consistente en que el Partido Sinaloense no obtenga el próximo 2 de junio los votos necesarios para mantener su registro, desplazándolo además de la posibilidad de que logre posiciones de mayoría electoral en presidencias municipales y en la integración de la 65 Legislatura del Congreso del Estado. Se trata de un reto temerario lanzado principalmente contra el creador y líder del PAS, Héctor Melesio Cuén Ojeda.

A no ser que el bando de la llamada Cuarta Transformación logre atraer abrumadoramente los sufragios en el esquema de ganar la Presidencia de la República, las cámaras de diputados y senadores, el Congreso estatal y alcaldías, lo que anteriormente se conocía en política como “carro completo”, será difícil concretar la expectativa de Inzunza, aunque tampoco es cosa imposible si el efecto tsunami de Andrés Manuel López Obrador cobra mayor fuerza que en 2018 y 2021.

¿En qué condiciones podría lograrse tumbarle el registro al partido que presume contar con alrededor de 140 mil afiliados en Sinaloa? La principal tiene que ver, sin duda, con la eventualidad de que un enorme porcentaje del voto popular se vuelque en darle el adiós mesiánico a López Obrador, y el resto se disperse entre la alianza y partidos de la Oposición y los sufragantes le resten importancia a la aparición del PAS en la boleta electoral.

El segundo factor tiene que ver con el impacto que hayan tenido en los universitarios en particular y la sociedad en general los procesos judiciales abiertos contra funcionarios de la UAS en activo o en calidad de ex, según influyan para quitarle o darle votos al PAS. La percepción del modelo de Universidad-partido está muy clarificada en los ciudadanos y la elección constitucional será una especie de referéndum para saber de qué lado se sitúa la gente.

Un tercer ingrediente consiste en que el dirigente pasista de facto, Héctor Melesio Cuén Ojeda, tuvo que simular la renuncia al PAS para afiliarse al PRI y poder aparecer en el lugar 5 de la lista priista de candidatos a diputados federales por la vía de representación proporcional. Aquí está por verse si el ex Rector de la UAS y ex Alcalde de Culiacán logra la curul y sacrifica al PAS, u obtiene las tres cosas: la diputación priista, su enclave pasista y el control uaseño.

Existe un cuarto elemento que tiene conexión con la supuesta desaparición el 13 de abril de Luis García Corrales, candidato del PAS a Regidor en Culiacán, y el acompañante de éste, Juan Francisco Cerón, lo cual Cuén Ojeda aprovechó para lanzar acusaciones a diestra y siniestra con el Gobernador Rubén Rocha y medios de comunicación. Y desde que tres días después se dio la reaparición de los pasistas, el líder del partido propuso el “borrón y cuenta nueva” y guarda silencio sobre el desenlace del evento violento mientras la Fiscalía General del Estado tampoco ha informado respecto al desarrollo de este suceso. ¿Qué sucedió en el transcurso de esas horas?

Pero la hipótesis de pérdida de registro del Partido Sinaloense que aventura Enrique Inzunza debe contar con otros datos poseídos por su war room morenista. Al no ser de esos que trazan escenarios sin tener a la mano elementos que los sustenten, llama la atención tal insistencia que por lo pronto alerta al PAS y lo pone a trabajar para consolidar la confianza en que los despliegues de militantes y adherentes se traduzcan en votos y la estructura no le vaya a salir el día de la elección con un “domingo siete”, marcando el fin de las siglas que emergieron en agosto de 2012 desde las entrañas de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

Precisamente quien va en la fórmula de Morena al Senado por Sinaloa, la cual encabeza Imelda Castro, aduce que el propósito de borrar del mapa político estatal al PAS consiste en que “ya deje que la Universidad sea libre, que haya libertad de cátedra, libertad de investigación, que no se condicione a una afiliación del partido la posibilidad de un ascenso, que no se condicione para inscribirse en las carreras”.

Es decir, a través de quitarle el registro al PAS, el ex Secretario General de Gobierno plantea el rescate de la UAS, el mismo objetivo que se ha echado a cuestas el Gobernador Rubén Rocha Moya, y que es a la vez el fin que persigue la Fiscalía General del Estado al llevar ante el Poder Judicial las acusaciones por delitos de desempeño irregular de la función pública y abuso de poder que les ha derivado vinculaciones a proceso al ex Rector Jesús Madueña Molina, y al relevo de éste, Robespierre Lizárraga Otero, e integrantes del Comité de Adquisiciones de la Universidad.

Está en el aire la moneda lanzada por Inzunza en la apuesta de que el PAS pierda el registro al no alcanzar ni el 3 por ciento de la votación de diputados locales y ayuntamientos, y que al no existir como partido fenezca también el control que tiene sobre la UAS. Colateralmente se juega la contingencia de justicia dura contra la cúpula uaseña en caso de que el voto le ratifique todo el poder a la 4T sinaloense.

Inzunza traza su edén,

De carambola a tres bandas,

Queriendo ganarle a Cuén,

En el PAS, la UAS y demandas.

Bajo la organización de Martha Camacho Loaiza, sobreviviente de la Guerra Sucia en México, el 10 de mayo inició en Culiacán la jornada de 10 días de actividades en homenaje a la lucha de las madres sinaloenses con hijos desaparecidos. Ella, la organizadora, trae consigo la terrible vivencia de sufrir torturas durante 49 días en la Novena Zona Militar y presenciar la ejecución de su esposo, José Manuel Alapizco, así como traer al mundo a su hijo Miguel Alfonso en condiciones de cautiverio militar. Es tenaz continuadora de las batallas en favor de los derechos humanos libradas por Rosario Ibarra de Piedra y María de Jesús Caldera, entre tantas más.

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