La agricultura animal y su impacto en la biodiversidad
La Organización Internacional de las Naciones Unidas proclamó el 22 de mayo como el Día Internacional de la Diversidad Biológica en el año 1992. Hacer censos de la biomasa en la Tierra es de suma importancia para tratar de comprender la estructura y la dinámica de la biosfera. Se ha demostrado que la pérdida de biodiversidad y el cambio climático propician la expansión y recurrencia de pandemias. Si tenemos conocimiento sobre el estado actual de la diversidad, podríamos utilizar esas herramientas para amortiguar las enfermedades, entre muchas otras problemáticas ambientales.
¿Sabías que nuestras elecciones alimentarias han jugado un papel muy importante en la crisis de la pérdida de la biodiversidad que estamos enfrentando? La humanidad está representada por solo el 0.01 por ciento de todos los seres vivos, y a pesar de que este porcentaje es relativamente bajo, nuestros patrones de consumo han provocado la pérdida de aproximadamente el 83 por ciento de todos los mamíferos salvajes y la mitad de todas las especies de plantas. Nuestra especie sigue reproduciéndose y derrochando recursos, por lo tanto el número de animales obligados a nacer en granjas para ser asesinados y ser vendidos como alimento ha aumentado de manera alarmante, así como el terreno que se utiliza para crecer sus alimentos que está ocasionando una gran pérdida de hábitats. El impacto ambiental de la ganadería, incluso a través de métodos considerados “sostenibles”, es mucho mayor que el de la producción vegetal. Un estudio realizado en la Universidad de Oxford reveló que incluso los productos lácteos y cárnicos de menor impacto causan más daño ambiental que alimentos como los cereales y vegetales de mayor impacto.
Un informe respaldado por la ONU publicado en el 2021 concluyó que si todos los pastos del mundo que alguna vez fueron bosques volvieran a su estado original, almacenarían 72 mil millones de toneladas de carbono, aproximadamente el equivalente a siete años de emisiones globales de combustibles fósiles.
De acuerdo con un reporte llamado “The Biomass Distribution of Earth” publicado en la página de Proceedings of the National Academy of Sciences, el 70 por ciento de las aves en el mundo son “aves de corral”, mientras que el 30 por ciento restante, son aves salvajes. En el caso de los mamíferos, el 60 por ciento de los animales son principalmente vacas y cerdos, el 36 por ciento lo representa la humanidad y solo el 4 por ciento restante son mamíferos salvajes.
Cada año más de 86 mil millones de animales son obligados a nacer y asesinados para nuestro consumo, lo que contribuye enormemente a la crisis climática ya que la producción de carne requiere aproximadamente del 20 al 33 por ciento de toda el agua dulce disponible en el planeta, produce cerca del 60 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero de la agricultura y utiliza 2/3 de todos los cultivos de soya, maíz y cebada, así como 1/3 de todos los cultivos de granos del mundo para alimentar a los animales.
Un cambio global hacia dietas basadas en plantas podría liberar el 75 por ciento de las tierras agrícolas y seguir alimentando a la humanidad, también hay suficiente evidencia que respalda que este tipo de alimentación es saludable para cualquier etapa del ciclo de vida. De todas las fuentes de proteínas, las plantas tienen la menor huella de carbono, por lo tanto cambiar la manera en la que nos alimentamos sí hace una diferencia. Es imperativo cambiar a un sistema de agricultura más centrado en las plantas para frenar la crisis climática.