Jóvenes de Sinaloa, obreros de la paz
Isde e Isju, ausencias en narcoguerra
A propósito de la implementación de un plan de paz de largo plazo para Sinaloa, sería pertinente llamar a cuentas a los institutos de la juventud y el deporte del Gobierno del Estado y que expliquen qué están haciendo para ajustar los paradigmas de la población de corta edad como potencial transformadora de la violencia en relaciones pacíficas y sostenibles. Esas áreas que el Gobernador Rubén Rocha Moya ha mantenido sin cambios en la primera mitad del sexenio han de jugar roles cardinales en el indispensable proceso hacia la civilidad.
Se trata de dos instituciones sobre las cuales rara vez se posa la lente revisora de la ciudadanía o la exigencia a que rindan más de lo que permite el confort burocrático. Pues entonces este es el momento de calibrarlas porque la atención a la juventud y la promoción del deporte constituyen engranajes vitales en la construcción de paz, no la que responda al complejo presente sino al futuro que llevamos décadas soñándolo sin lograrlo.
Si se quiere concretar el gran acuerdo para la paz positiva y duradera, espejismos que siempre emergen en situación de violencia exacerbada y luego decaen al ser “normalizada” la seguridad pública, entonces apremia el balance sobre lo que contribuirían las partes a involucrar. Nada fácil será incluir a gente y organizaciones en la labor que al menos requerirá de dos décadas para mostrar los resultados deseables. Que estén acostumbrados al esfuerzo desinteresado y exentos de futurismo como motor de afanes.
Con la reestructura de casi todo el Gabinete, Rocha Moya puede pedir el estado de resultados al Instituto Sinaloense del Deporte, después de que cayó bien y generó varios memes chistosos la designación en 2021 de Julio César Cascajares Ramírez, pero quitándole una buena botarga al equipo de beisbol Tomateros de Culiacán y sumando un pésimo funcionario a la administración pública estatal. Más allá de brillar en su círculo cercano de fanes, del ex “Chango 0-te” poco se sabe de la aportación de éste en las políticas públicas para distanciar a jóvenes y niños del asedio del crimen organizado.
En Sinaloa quien dirige el deporte trabaja para una élite afín y entre los trabajadores de la dependencia existen historias de la prepotencia y arrogancia con aquellos que no pertenecen al círculo que lo glorifica. Ahora mismo está obligando a los empleados a que recluten a tres participantes para el Primer Medio Maratón 2024, que se realizará el 15 de diciembre en Culiacán, con la correspondiente cuota de inscripción de 350 pesos cada corredor, imponiendo la excesiva regla de que si no aportan los mil 50 pesos, se los descontará en la nómina.
¿En qué situación está el deporte sinaloense más allá de lo que hacen con esfuerzo y méritos propios aquellos que lo practican sin tener derecho a la ubre presupuestal del Gobierno? ¿Si se contrasta la labor secundaria y tras telones que ha realizado antes el ISDE con la que efectúa Cascajares, cuál es la diferencia notable? Y esto dando por hecho que se trata de una función neurálgica para Sinaloa y sus jóvenes.
Igual sucede en el Instituto Sinaloense de la Juventud cuya narrativa se percibe gris, descuidada adentro y de fachada hacia afuera, distante de la problemática que enfrenta ese sector de la población con desempleo, difícil acceso a la vivienda, acosado por la drogadicción y con el crimen insistiendo en reclutarlo a sus ejércitos de sicarios. Qué terrible que persistan en los aparatos públicos dependencias cuya utilidad es la foto y el boletín para aparentar que atendiendo a un grupo le sirven a todo un estado.
Con el nombramiento de Saúl Gerardo Meza López como Director del ISJU, Rocha alentó en diciembre de 2021 la posibilidad de que la Cuarta Transformación también lograra la metamorfosis de la institución que transexenalmente ha servido para el montaje de teatralidades en beneficio del partido en el poder, enganchando cuadros políticos mientras se adjudica el amparo a la juventud a pesar de ser un paraguas que cubre a pocos y desabriga a la mayoría. ¿Y si el Congreso le metiera mayor rigor a fiscalizar los recursos financieros y los logros? ¿Y si el Gobernador decidiera dar el viraje que catapulte victoriosa a la juventud en la guerra que viene que es la de los jóvenes pacificando Sinaloa?
Recientemente Saúl Meza estuvo en la conferencia de prensa de la Vocería del Gobierno del Estado y coincidió con el Secretario General de Gobierno, Feliciano Castro, en que la juventud es una prioridad del Gobernador Rocha. Eso es lo ordinario, lo que debe ser, sin embargo, lo trascendente debió ser la propuesta del ISJU para la gran estrategia que active a los jóvenes en la jornada impostergable de tenderle barreras a la acción amedrentadora del crimen organizado.
En buen plan, no se escucha ni se ve la participación del ISDE y el ISJU en su trascendente faena de organizar a los jóvenes para encabezar el movimiento que haga posible que la paz llegue y perdure en Sinaloa. Y el tiempo que queda no es tanto como para desperdiciarlo en reflectores y fingimientos.
Son el deporte y juventud,
Mucho más que dos burocracias,
Porque poseen la gran virtud,
De ser venero de audacias.
El Gobernador Rubén Rocha recibió la noticia y apoyo ayer, durante la 50 Sesión Ordinaria del Consejo Nacional de Seguridad Pública realizada en Acapulco, de que la Presidenta Claudia Sheinbaum vendrá a Sinaloa a verificar directamente los operativos de seguridad coordinados por el Secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch. Si esto no es preocupación de la Mandataria pacificadora por lo que sucede en Sinaloa, además de respaldo al jefe del Ejecutivo estatal, entonces qué es.