José Alfredo Jiménez, La Sonora Santanera y un gran mazatleco
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Se dice que había deuda con don José Alfredo Jiménez, pero en cierta forma estábamos “a mano” desde hace rato.
Con el pretexto de la reciente estatua del autor de “El corrido de Mazatlán” vamos a hablar un poco del mazatleco que lo descubrió: don Mariano Rivera Conde.
Se sabía que era de una familia originaria de La Noria, que era esposo de Consuelito Velázquez (la de "Bésame mucho") y que como ejecutivo de RCA había sido clave para el crecimiento de Lola Beltran, pero hace tiempo, emprendiendo una investigación para un libro de arte, por fuentes muy diversas confirmé que fue él quien descubrió a José Alfredo, a Los Tres Ases y hasta a la Sonora Santaner, entre otros.
Rivera Conde, originario de La Noria, (aunque hay una acta firmada por el profesor Francisco Martínez Cabrera que lo registra alumbrado en Mazatlan) nació el 31 de octubre de 1914 yse consolidó como un director artístico completo. Su trabajo es paralelo a la carrera de Pérez Prado, Miguel Aceves Mejía, los Diamantes, Benny More, Los Churumbeles de España, Amalia Mendoza, María Victoria, Acapulco Tropical y “La Torcasita”, a quienes produjo e impulsó.
En RCA Víctor, y luego en Orfeón apostó por nuevos intérpretes y dirigió grabaciones formando equipos de producción para armar un envidiable catálogo de canciones, músicos, intérpretes y agrupaciones.
De esa forma inventó el "mariachi sinfónico", es decir, optó por agregarle violines y flautas, según un testimonio de Miguel Aceves Mejía, quien lo acompañó a Bellas Artes a contratar músicos de escuela.
Rivera Conde descubrio a la Sonora Santanera dos veces. ¿Que quiere decir esto? Que un dia necesitaba un grupo local que tocara temas cubanos para tenerlo a la mano y fue a un cabaret, escogió diferentes musicos burdeleros y los puso a grabar bajo su direccion en estudio, pagando el los derechos de las melodías extranjeras.
El primer disco pego sorpresivamente. Al ir a buscar a los musicos tres meses despues para reclutarlos en forma, ya no estaban los mismos, pero se llevo a los que encontró y, de esa revoltura, nació la Sonora Santanera, que es totalmente chilanga, a diferencia de las cubanas Sonora Matamoros y Matancera.
Todo un genio invisible de la musica, la produccion y aparte, hacer dinero.
Volvamos a don José Alfredo Jimenez, a quien en 1936 la vida le asestó un duro golpe con la muerte de su padre y se mudó a la Ciudad de Méxic, donde terminó su educación primaria en la colonia Santa María La Ribera.
La señora vendió su farmacia en Dolores y puso una tienda de abarrotes que desafortunadamente no dio los resultados esperados.
Derrotada la familia por la gran ciudad, emigraron a Salamanca, Guanajuato, pero José Alfredo decidió quedarse en la capital, en donde alternaba su vocación de compositor con el trabajo de mesero del restaurante La Sirena.
Un día Mariano Rivera Conde escuchó a Andrés Huesca tocar una melodía distinta y le dijo "Eso se graba y quiero conocer al compositor". (Otra versión de cantina le adjudica el milagro a Miguel Aceves Mejía).
El cantante le dijo que pertenecía a "un güero que trabajaba en un restaurante"... cuando José Alfredo llegó después al estudio, explicó que no sabía tocar el piano ni la guitarra, "para componer nada más chiflo y canto", les dijo.
Ese mismo día salió contratado recibió un cheque de 70 mil pesos que corrió a cambiar emocionado y ahí nació un gran Carrera que, en su momento, nos regalaría el Corrido a Mazatlán.
¡No te rajes, Sinaloa!