Jesús Malverde no ocupa visa americana
Cuando una persona decide (o tiene que) salir de su lugar de origen para dirigirse a otro, no sólo lleva un equipaje de mano, sino lleva consigo un bagaje cultural compuesto por tradiciones y costumbres; idioma, gastronomía, ideas y, por supuesto, sus creencias religiosas.
La reproducción religiosa de los migrantes en contextos geográficos internacionales ha sido estudiada por “migrólogos” en distintas partes del mundo desde un enfoque antropológico.
Y es que las organizaciones religiosas trascienden las fronteras y permiten a sus feligreses realizar un movimiento migratorio relativamente fácil, un posterior asentamiento y un sentido de pertenencia en cualquier lugar donde se ubiquen.
A menudo las congregaciones en los países de destino tienen lazos formales con la comunidad en el país expulsor, algunas veces son financiadas y supervisadas por líderes en el país de origen; de esta manera la institución los acepta como miembros casi en cualquier destino. Estos grupos comparten actividades, rituales y símbolos, lo que refuerza el sentido de pertenencia a una comunidad, aun cuando han cruzado fronteras nacionales e internacionales.
Aquí en Sinaloa existen grupos religiosos protestantes que refuerzan sus iglesias a través de misioneros migrantes provenientes de Estados Unidos. Por ejemplo, algunos reciben viáticos por parte de las iglesias a las que pertenecen y mantienen su pertenencia a larga distancia con la misión de evangelizar, hacer contribuciones económicas, recibir líderes religiosos en el lugar destino, apoyar las actividades del grupo y participar en peregrinajes.
Las iglesias y congregaciones religiosas construyen esas redes sociales también con grupos de otras nacionalidades en su interior. Así pues, los intereses sociales o económicos pueden unir a los miembros de una organización religiosa con otros que sean de otro grupo étnico.
En el caso de los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos, estos están relacionados con las celebraciones de los santos patrones locales de los sitios de origen, o bien, con la de la Virgen de Guadalupe.
Los migrantes sinaloenses, por ejemplo, han llevado a Jesús Malverde más allá de las fronteras internacionales, pues hay una capilla en la ciudad de Los Ángeles, California. Estado de la Unión Americana donde más se concentran los migrantes de la entidad.
En la capilla ubicada en la ciudad de Culiacán, cada 2 de mayo los seguidores de Malverde llegan para celebrar y agradecerle los favores concedidos. Casi al mismo tiempo, en la capilla ubicada en Los Ángeles, los sinaloenses que viven allá, le llevan música y ofrendas.
En términos de pertenencia, la reproducción de espacios alusivos a Jesús Malverde permite a muchos de los migrantes sinaloenses reconocerse en la celebración como parte de una comunidad. De esta manera se reduce la incertidumbre que siente cualquier migrante en un país distinto al suyo.
Estos espacios sirven también como centros de socialización, en los que pueden conocer y mantener comunicación con sus connacionales y oriundos de sus comunidades de origen.
Así pues, los migrantes a menudo usan estos símbolos religiosos para crear geografías alternas que ignoran las fronteras nacionales y que, para algunos individuos son más significativos que los terrenos políticos.
Si bien los mortales ocupamos documentos migratorios para entrar y salir de países como Estados Unidos, los inmortales trascienden más allá de las fronteras internacionales sin llevar pasaporte o una visa con ellos.
Es cuanto...