Javier Valdez: impunidad y amenazas siguen
La delincuencia política ataca al periodismo

Alejandro Sicairos
15 mayo 2024

Junto a la digna e inextinguible presencia de Javier Valdez Cárdenas también siguen aquí, desafortunadamente, las tentaciones criminales por silenciar al periodismo, mismas que lo asesinaron a él hace siete años pero no pudieron aniquilar su legado en defensa de la libertad de expresión y de obrero de la información al servicio de los más desamparados. En su memoria podemos resistir, aunque las amenazas se fortalecen cada vez más en la impunidad que garantizan gobiernos, fiscalías y juzgados.

En Sinaloa la actividad de la prensa se torna peligrosa en igual proporción al desamparo en que está. Aquella palabra que empeñó el Gobierno por la inmolación de Javier Valdez, de justicia y respeto a las libertades, decayó en días a frase hueca que refrenda al Estado en la protección a criminales y abandono a las víctimas. El presente no miente: es tan fácil agredir a periodistas y no pagar consecuencias jurídicas por ello, que hasta aquellos que están al frente de instituciones legítimamente instauradas incitan el ataque y lo patrocinan con pautas en plataformas digitales.

Sin ir tan lejos, en el mismo contexto que recuerda la enorme aportación de Javier Valdez al periodismo y el costo que pagó por ello, el entorno electoral local le agrega incertidumbre a esta labor de por sí de alto riesgo, con políticos que azuzan contra reporteros y medios como lo certifica la agresiva campaña lanzada contra el director del periódico Noroeste, Adrián López Ortiz, en represalia por las sostenidas investigaciones publicadas en el diario respecto al saqueo burdo y cínico que sufren las finanzas de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

Con la cobardía del anonimato, los atacantes que expelen calumnias contra Adrián López señalando sin fundamento que recibió dinero del Gobierno del Estado para pagar su casa, son los mismos que reaccionan cada vez que se exponen delitos presuntamente cometidos por el Rector de la UAS suspendido del cargo, Jesús Madueña Molina, y quien lo sustituye en el mando universitario, Robespierre Lizárraga Otero, así como el ex director de Bienes e Inventarios de la institución educativa, Héctor Melesio Cuén Díaz. Por supuesto que no dan la cara por más que el modus operandi denuncie sus nombres y rostros.

Nada es distinto a cuando Javier Valdez hizo periodismo de denuncia sin temblarle las corvas. Todo comenzó con amenazas, intimidaciones y daño moral hasta que Dámaso López Serrano, pieza marginal del Cártel de Sinaloa, les ordenó a sus pistoleros quitarle la vida al comunicador, según la carpeta de investigación que integró la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos en Contra de la Libertad de Expresión. El presunto autor intelectual continúa libre, protegido por el Gobierno de Estados Unidos en calidad de testigo protegido que le sirve a la lucha antidrogas de aquel país.

Y todo es parte de la perversa mancomunidad que se dedica a estigmatizar a periodistas y medios. La corrupción organizada hace suyo el manual de cómo desprestigiar a trabajadores de la prensa y tribunas que los incomodan, con la intención de reducirlos al nivel de degradación en que operan sus alianzas de crimen y política, para presentarlos como presa fácil de acometidas violentas, primera condicionante para abrirle cauces a la bala asesina. La táctica usada contra Adrián López, que lo pone en peligro, corresponde sin duda a tal ardid delincuencial.

¿O qué otra motivación se le puede asignar, por ejemplo, a la irascible locución de Héctor Melesio Cuén Ojeda, creador y líder del Partido Sinaloense, cuando el 14 de abril acusó a medios y periodistas de ser cómplices del Gobierno del Estado y de la delincuencia organizada. “Aquí debo decirlo de manera muy clara: medios de comunicación juegan un papel fundamental. Por eso, Línea Directa son cómplices, Los Noticieristas son cómplices. No se hagan. Sabemos todo lo que reciben... Noroeste, Espejo, Alejandro Sicairos son cómplices ellos, son cómplices porque no reportan. Prácticamente se convirtieron en cuarto de guerra de esta delincuencia organizada que es el Gobierno del Estado”, afirmó.

Regístrese toda esta actividad facinerosa que parapeta en la desmesura la incitación a atentar contra las voces discordantes, para que nadie tenga duda de dónde procederá el plomo, o al menos se establezca la certeza de a quién se le gratifica con las impunidades. Con plena conciencia de que el periodismo es el que investiga y denuncia las afectaciones a derechos, libertades y patrimonio de los ciudadanos, no el que perpetra los delitos, nunca más se le apunte a la sien de la libertad de expresión y el derecho a la información.

La ausencia de justicia plena constituye una afrenta colosal para Javier Valdez, su familia y el periodismo. Siete años después la ley no aplicada es licencia que expide el Estado mexicano para que más delincuencia ataque a más periodistas, con mayor indiferencia de gobernantes, ministerios públicos y jueces.

Javier Valdez notó desde antes,

En su presagiosa Malayerba,

Que al periodismo lo enerva,

La mafia de los intolerantes.

Recientemente, la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión de la Fiscalía General de la República logró que un Juez federal vinculara a proceso a una persona que a través de Facebook realizó amenazas de muerte contra directivos y periodistas de Revista Espejo, sentando el precedente de que sí se puede detectar y poner a disposición de la justicia a agresores que se encubren en las redes sociales. La ley aplicada a delincuentes del ciberespacio es la única manera de detener ataques como el que ahora recibe el director de Noroeste. Hay que ir por ellos.

-

sicairos6204@gmail.com