Insatisfacción filosófica
El periodista español, Josep Pla, publicó en la revista Destino, del 30 de noviembre de 1946, un artículo titulado “La insatisfacción de la filosofía”, donde comentó que el Papa había recibido en audiencia pública a 150 filósofos.
Su admiración brotó de tan elevado número, porque no es lo mismo ser profesor de filosofía que filósofo. Tal vez, agregó, haya habido una conversión masiva a la filosofía de algunos espíritus que vivían en la frivolidad, porque no podría tratarse de un caso de generación espontánea. Sin embargo, precisó que lo dudaba, ya que se percibía una real insatisfacción hacia la filosofía, no por ella misma, sino por quienes decían cultivarla y no vivían de acuerdo a ella.
En efecto, puntualizó: “Un filósofo ha de ser un hombre que viva de acuerdo con lo que predica. La importancia de un filósofo proviene del hecho de estar si no en la verdad misma, al menos en los alrededores de la verdad. Esa es la raíz de la grandeza del filosofar y de la importancia que esa actividad confiere al que la cultiva”.
Pla recalcó que sin esa fascinación por la luz de la verdad no puede haber verdadero amor por la filosofía: “Podrán existir profesores de filosofía dedicados, cobrando su nómina puntualmente, a promover entre la juventud el horror de la filosofía. Pero filósofos y filosofía no podrá haberlos”.
La insatisfacción filosófica, prosiguió, tiene su origen en la falta de paralelismo entre la conducta y los principios: “Existe la fundada impresión de que las zonas de reclutamiento del juglar —el arte, la poesía la curiosidad, el diletantismo--- se han consideradamente reducido y que, en cambio, el oficio de filosofar ha dado bufones, aduladores, enanos y charlatanes grandísimos. Los ha dado también en número considerable, el eruditismo”.
¿Padezco insatisfacción filosófica?