Inamovible
Durante décadas, el País permaneció inamovible en su desarrollo económico, sometido por una caterva de políticos corruptos que, de manera impune, dilapidaron los bienes de la Nación. Esa actitud depredadora se acentuó durante el periodo neoliberal, que se prolongó por 36 años. Durante ese periodo, se reformaron infinidad de artículos de la Constitución, como nunca se había visto, con el fin de favorecer los intereses de los potentados nacionales y extranjeros.
Se reformó el Artículo 27 de la Constitución, poniendo las tierras ejidales en el mercado, desapareciendo prácticamente el ejido, sobre todo en los sistemas de riego. Lo mismo hicieron durante el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, se reformó la Constitución para hacer nugatorios los derechos de los trabajadores. Quien, en su campaña, se autoproclamó como “Presidente del empleo”, cerró de la noche a la mañana la Compañía de Luz y Fuerza, dejando a 40 mil trabajadores sin empleo. Durante el periodo neoliberal se realizaron infinidad de reformas a la Constitución, todas, sin excepción, en favor de las élites económicas y en detrimento del pueblo, todas en beneficio de los de arriba, cero para los de abajo.
Con ese antecedente, los que fueron apapachados durante ese negro periodo quieren volver. Son demasiado caradura al pretender regresar con sinigual cinismo, pensando que el pueblo no tiene memoria política y no recuerda la depredación que realizaron en el País, sin ningún recato.
Eso provocó la respuesta el 2018. Los ciudadanos estallaron con su voto de castigo en contra del gobierno de los partidos de derecha, que hicieron su agosto en el periodo neoliberal. Hoy cosechan lo que sembraron y, por lo que se percibe, el castigo va pa’ largo: los ciudadanos no olvidan ni perdonan a sus enemigos de clase. En la actual campaña política, los partidos de la derecha son rechazados por los ciudadanos, solo coinciden con ellos sectores conservadores, pero las masas populares no concuerdan en lo más mínimo, ya que los conoce demasiado bien como para confiar en su discurso. Son demasiado conocidas sus formas de gobernar, como para que logren cosechar votos en los sectores populares. Por medio de la experiencia y del tiempo, el pueblo aprendió a identificar plenamente a sus enemigos históricos y los desdeña y vilipendia.
En el presente proceso electoral, que culmina el 2 de junio próximo, no va a haber novedades. Los sectores populares de la sociedad están claros qué partido político representa sus intereses y quienes tratan de engañar, diciendo una cosa en el discurso de campaña, pero una vez que llegan al poder asumen su verdadero rostro, que nada tiene que ver con el de mansos corderos, que es el disfraz con el que se presentan cuando andan tratando de conquistar el voto ciudadano. Ya en el poder, asumen su verdadera postura de enemigos a ultranza de los intereses populares.
Afortunadamente, en este País las clases populares están muy politizadas y al tanto en reconocer las maniobras de sus contrarios. Conoce bien el terreno que pisan, como sabiamente dice la gente. Si antes, mediante el discurso demagógico, los corruptos engañaban a los ciudadanos, ahora esos tiempos terminaron y los ciudadanos corren la voz invitando a consolidar la transformación. Por más falsas promesas que hagan los prianistas, la gente ya los conoció y los sufrió por décadas.
Aunque quieran aturdir a los ciudadanos, usando sus medios, esa estrategia política no tiene eco entre los obreros, campesinos y clases desposeídas, que son la inmensa mayoría y los verdaderos creadores de la riqueza de este País. Las condiciones políticas, en la actualidad, han dado un vuelco radical y la gente de a pie ha aprendido un principio fundamental: “solo el pueblo defiende el pueblo”. Esta es una verdad incontrovertible, todo lo demás no pasa de pretender manipular a los ciudadanos, cosa completamente imposible ante el despertar de la ciudadanía.
Lo vamos a ver en la próxima elección del 2 de junio, cómo van a actuar los ciudadanos sin titubeos y con firmeza, cómo van expresar su decisión cívica con mucha responsabilidad, para el futuro del País.
En todas las circunstancias históricas por las que ha atravesado el País, su pueblo ha estado a la altura del momento. Ahí está el pueblo para aliviar los dolores de la patria, porque, tratándose de defender la soberanía, los sectores populares actúan con decisión y firmeza, así es este pueblo, amante de la justicia y la libertad.
Los ciudadanos son conscientes de su responsabilidad histórica, frente a la elección que viene van a cumplir, con holgura y sin ninguna flaqueza, con su trascendente deber cívico. Todo para adelante, nada para atrás. Ese es el comportamiento de mujeres y hombres de esta Nación, que son timbre de orgullo de nuestra nacionalidad.
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