Haremos un nuevo sindicato en la UAS
En la Universidad Autónoma de Sinaloa hace falta un nuevo Sindicato. El que ahora existe no representa el interés de los trabajadores. Perdió su independencia y se convirtió en una tapadera de la corrupción.
A diferencia de la sutil captura que se hizo de la UAS en 2006, cuando PRI, PAN, PRD y PT regalaron a Cuén una nueva Ley Orgánica que le despejó el camino para el control político y financiero de la institución; la conquista del sindicato se dio a golpe de porros y garrotazos.
El último bastión sindical que opuso resistencia fue la sección de administrativos que, liderados por Marco Antonio Medrano, Kirey Hernández y otros más, encararon en 2010 una lucha que los académicos no quisieron respaldar, porque ya estaban cooptados.
Como muchos recuerdan, en aquella ocasión el conflicto terminó con la imposición de Jesús Escobar al frente del sindicato, la intrusión de la policía a las instalaciones de la Casa Rosalina a petición de las propias autoridades universitarias; y con la represión y despido ilegal de los manifestantes.
Uno de aquellos despedidos fue José Carlos Aceves, quien luego del altercado abandonó su postura en contra del cuenismo para unirse al Partido Sinaloense, lo que le permitió regresar a la UAS, reiniciar su carrera política y convertirse en Secretario General del Sindicato desde 2018 hasta ahora que por razones todavía confusas sale exiliado rumbo a Veracruz.
Al frente del SUNTUAS, a José Carlos Aceves le tocó organizar la fuerza laboral universitaria para contrarrestar la embestida legal contra el Rector y otros funcionarios acusados de corrupción, el problema fue que actuó con parcialidad y siempre para favorecer los intereses muy particulares del grupo que lo arropó tras su despido inicial.
Así pues, desde que Cuén y el PAS se apoderaron de la UAS, el SUNTUAS se volvió cómplice de la represión y el hostigamiento, avalando despidos injustificados, y negándose a exigir a rectoría el cumplimiento de laudos que mandatan la reincorporación de compañeros rescindidos injustamente.
Se coludió con las autoridades universitarias para formar una red de trata laboral que alentó la precariedad de los trabajadores al consentir la incorporación de personal que ejerce funciones desde la clandestinidad y sin ningún tipo de prestación social, obligándolos a realizar actividades proselitistas y porriles en favor del PAS como requisito de su permanencia.
El Sindicato también permitió la violación del Contrato Colectivo de Trabajo durante la masiva y discrecional asignación de tiempos completos, pasando por alto los derechos adquiridos de muchos profesores que todavía están a la espera de una promoción acorde a su antigüedad.
Por si fuera poco, el SUNTUAS enmudeció ante el más descarado robo a los trabajadores universitarios, nos referimos a las continuas interrupciones en el pago de estímulos o becas al desempeño docente y administrativo, compensación que para muchos representa un complemento indispensable de los ingresos familiares, pero que las autoridades de la UAS arbitrariamente retienen sin avisar a que se destina esa parte del presupuesto que ya está etiquetado.
Aunque quizá lo más escandaloso de todo es que, en vez de exigir al patrón el pago de esos estímulos retenidos, el SUNTUAS haya lanzado a la calle a gran parte de sus agremiados para defender otro desfalco todavía más grande, el de las compras a sobreprecio de carnes, tortillas y otros suplementos, al mismo tiempo que se hacían de la vista gorda con el enriquecimiento conspicuo de las principales cabezas que comandan la Universidad. Eso no tiene nombre.
Por eso, a causa de todos estos desatinos, la comunidad universitaria necesita formar un nuevo Sindicato que en verdad vea por los intereses de los trabajadores. Ciertamente la ley estipula que el Contrato Colectivo pertenece a aquel sindicato con el mayor número de afiliados, sin embargo, las últimas reformas laborales de 2019 le aseguran al trabajador el goce de todos los derechos colectivos, aún si se desafilia del sindicato de mayoría.
En este sentido, en la UAS bien se puede formar una nueva organización gremial sin ningún tipo riesgo para los trabajadores que decidan separarse del SUNTUAS, porque deben saber que los derechos pertenecen a los trabajadores aún sin intermediación del sindicato.
Un nuevo sindicato ayudaría a gestionar todas aquellas prerrogativas que el SUNTUAS no ha sabido defender, le daría protección a los trabajadores que tienen miedo de alzar la voz, serviría como una opción renovada y crearía un clima de sana competencia en beneficio de todos los trabajadores de la UAS, ahora que finalmente está en puerta su liberación mediante una reforma integral a la Ley Orgánica.
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jorge.ibarram@uas.edu.mx