Hacia una pedagogía de la paz

Rodolfo Díaz Fonseca
14 marzo 2020

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rfonseca@noroeste.com
@rodolfodiazf

 

La paz es una aspiración universal, pero parece existir una sempiterna conspiración encargada de complicar este anhelo de tolerancia, entendimiento y fraternidad.

Todas las universidades, escuelas e institutos deben colaborar en la ineludible tarea de proporcionar una pedagogía de la paz con renovada visión prospectiva, ética y holística.

La educación debe ser total; es decir, atender a cabalidad la esencia y existencia del ser humano para que cada alumno sustente los valores fundamentales de su identidad, los cuales le posibiliten reflexionar en el sentido de su vida y hacer frente a la problemática concreta que encuentre en su caminar.

Por eso, la auténtica pedagogía no solamente aporta conocimientos para enriquecer el saber, sino que ayuda a construir los cimientos sobre los que se edifique el ser. En las aulas no se prepara solamente para desempeñar una profesión, sino que se capacita para responder a la problemática de la vida.

Emmanuel Kant, en su obra Sobre el saber filosófico, señaló que se requiere contestar a cuatro preguntas fundamentales del ser humano: “¿Qué puedo saber? ... responde la metafísica. ¿Qué debo hacer? ... responde la moral. ¿Qué me cabe esperar? ... responde la religión. ¿Qué es el hombre? ... responde la antropología”.

Todo educador debe sentir amor por el hombre, a semejanza de Jaime Torres Bodet, quien fue Secretario de Educación, y expresó: “Un hombre muere en mí siempre que un hombre muere en cualquier lugar, asesinado por el miedo y la prisa de otros hombres. Un hombre como yo: durante meses en las entrañas de una madre oculto; nacido, como yo, entre esperanzas y entre lágrimas, y -como yo- feliz de haber sufrido, triste de haber gozado, hecho de sangre y sal y tiempo y sueño”.

¿Trabajo por una pedagogía de la paz?