¿Hacia dónde se pretende llevar a México? (2)
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Rafael Morgan Ríos
cp_rafaelmorgan@hotmail.com.mx
Después de la publicación del artículo anterior en el periódico Noroeste, hubo comentarios sobre que algunos de los once factores enunciados como prueba de que todo indica que se lleva al país a un estatismo de la economía, a una centralización del poder en el Ejecutivo y a un autoritarismo presidencial militarizado, se dijo que esos once enunciados no son suficientes para llegar a esas conclusiones y que en algunos de ellos falta profundidad y análisis, y es cierto, pero hay más elementos a considerar como los siguientes:
Una consecuencia de la centralización y el deterioro de la economía, agravado con la pandemia, es la disminución de la clase media, tanto la independiente (profesionistas y pequeños y medianos empresarios) como la que trabaja con un empleador privado o con el gobierno. Una medida del avance de la economía es el desarrollo y crecimiento de la clase media, pero también lo es del desarrollo social y político, pues son ciudadanos que se sienten más libres para expresar sus opiniones y oponerse a las malas decisiones gubernamentales además de que ha sido gestora del cambio.
Esto conlleva también a otro factor en esta sociedad diferente que se está viviendo: no existe la oposición. Se ha atacado tanto a los partidos políticos no oficiales y a sus líderes, se ha puesto en la picota de las acusaciones fiscales y de corrupción a ex gobernantes y empresarios así como a reporteros, columnistas, comentaristas y medios de comunicación en general, que prácticamente no existe una oposición organizada, pues en el contexto actual “al que saca la cabeza se la cortan”.
Si con los viejos regímenes priistas se ejercía control sobre los sindicatos y las organizaciones sociales, ahora es evidente el control sobre ellos a través del presupuesto, de las amenazas, de las dádivas y de los puestos públicos. Hoy el peor de los sindicatos, la CNTE, está recibiendo reconocimiento político en Palacio Nacional, además de bonos y restitución de plazas a su favor.
Desde las “mañaneras”, casi no hay día en que no se busque enfrentar a los grupos sociales de los que critican al gobierno contra los que están de acuerdo. Se han exacerbado los conflictos contra ex gobernantes, la prensa, los partidos políticos y contra cualquier líder que declare públicamente su inconformidad, aprovechando todo un circo de “corresponsales” y seguidores en los medios electrónicos, rompiendo así la armonía social y la esencia de un pueblo que trabaja por su bienestar y el bien común.
Está también la sobreexposición del Ejecutivo, ya sea en las “mañaneras”, en sus giras y en la prensa, radio y televisión, idealizando su persona como el adalid contra todo lo pasado, que nada bueno tiene, e inventando asuntos como el de la supuesta rifa del avión, la eliminación de la estatua de Colón, el reclamo al gobierno español sobre “los abusos de la conquista”, etc., en todo lo cual “el héroe” es el Presidente.
Así puede declarar el Ejecutivo que lo hecho por él es irreversible, que ya hay reformas constitucionales y legales que no permitirían dar marcha atrás, olvidándose que lo que se hizo hasta ahora, mañana, otro Congreso, otro Presidente u otro Partido también lo puede revertir.
Mucha gente se pregunta cómo es posible que ante los errores del régimen, todavía se tenga más del 50 por ciento de aprobación popular: ¡pues claro!, con tanto subsidio y reparto del presupuesto a los adultos mayores, a los estudiantes sin empleo, a los pensionados y jubilados, desempleados, “ninis”, etc. Se reparten millones de pesos del erario público, pero se hace sin un padrón, sin controles, sin vigilancia en los encargados del reparto, que algo o mucho les está quedando a ellos. Así si hay todo el apoyo que se quiera.
Todo esto, más la pandemia y sus consecuencias económicas no atendidas con inteligencia, han llevado al gobierno a una cuasi-crisis financiera, pues los ingresos fiscales son menores a lo proyectado, el precio del petróleo no ha subido, Pémex no aporta sino que necesita recursos y aunque se dice que el combate a la corrupción ha dejado miles de millones de pesos, lo cierto es que se ha tenido que echar mano de todos los fondos y reservas así como de los recursos de los fideicomisos para subsistir y aun así han hecho recortes brutales al gasto público, salarios de burócratas, aguinaldos y prestaciones para salir adelante. Ya le están “echando el ojo” a las reservas internaciones, las afores y hasta a lavar los dólares de los narcos.
Y todo esto solo lo puede hacer un gobernante autócrata y arbitrario.